—Lo siento mucho... Ya me voy. De verdad que no quería molestar, pero no sabía dónde ir y... - me agarró del brazo y me pegó a él.
—Ven aquí, anda...
Los brazos de mi hermano siempre habían sido el único lugar donde reconstruía todas y cada una de mis partes rotas. He tenido la suerte de tener las llaves de su casa y poder despejarme de la mía, aunque ahora me siento mal.
—¿Otra noche de pesadillas? - me separó de él y retiró las lágrimas de mis mejillas dejando un beso sobre ellas. Tiró de mi brazo hasta la cocina y me senté en un taburete.
—Si la pesadilla hubiera sido durmiendo todo sería más fácil...
Me miró intentando descifrar mis expresiones, o leerme la mente, a saber.
—He vuelto a cagarla, Efren...
—¿¡Pablo!? - preguntó sobresaltado.
—¡No, no! Tranquilo... Es solo que...
Miré la foto de la pared en la que estábamos mis padres, Inés, mi hermano y yo en Cádiz hace un par de años. Ellos lo... ¿aceptarían?
—Solo que... No encuentro la letra perfecta para una canción, y ya sabes que me agobia.
Me sirvió una taza de leche con colacao y me la llevé a la boca.
—¿Esa canción las estás componiendo con Ana?
Me atraganté con la leche y me salió hasta por la nariz