—¿Seguro que es aquí?
—Sí.
—Ah...
—¿Y salen a por nosotros o...?
—No lo sé.
—Vale, vale.
—Oye, y ¿por qué no entramos?
—No puedo.
—¿Por qué?
—Cosas.
—¿Peligrosas?
—¿Vamos a morir, mariconas?
—¡Dios mío, llévatelos pronto por favor te lo pido! ¿¡Os podéis callar!?
—Bájate de ahí, leona, que no se ve nada y te vas a caer.
—Como tu culo. ¡Joder! Miriam, Mimi me ha dado una hostia.
—Que te calles, Carmele.
—¡Callaos!
—No recuerdo haberte dicho nada de que teníamos chiquipark.
En cuanto la voz de Héctor nos sobresaltó a Roi, Mimi y a mí, me bajé de un salto del muro donde estaba subida y me fui hacia él.
—¿¡Dónde está!?- le agarré del cuello de la camisa.
—Tranquilita, leona.- se soltó de mi agarre.- ¿Has traído tu moto?
—No, ha venido en patinete.
—¡Mimi!
—Es que es imbécil.
—Perdonadnos un momento.- Roi le agarró del brazo y le alejó. Bendito Roi.
—Héctor, dime de una maldita vez lo que tengo que hacer para recuperarla.
Sonrió de lado y casi me da una arcada. No sé cómo pude estar con él.
—Tu amiga la rubia ha dicho que te has traído tu moto, ¿no?- no puede estar diciendo lo que creo que está diciendo.
—Sí...
—Pues perfecto, porque Rubén te está esperando. Cógela y quedamos en la parte trasera de la casa en 10 minutos.
××××××××××××××××××××××××××××××××
—Miriam, ¿de verdad no quieres que corra yo?
—Mimi, tiene la moto de mi padre, y por mi culpa los perdí... Esa moto lo era todo para él. Necesito recuperarla. Además, no puedo permitirme dejar en tus manos el salvar a Ana, eso es algo que tengo que hacer yo, por mi culpa está aquí...
—Déjame subirme contigo a la moto al menos.
—No. Y no hay otra opción.
Se empezó a montar, y yo no iba a permitir que lo hiciese porque sabía lo que venía después.
—Mimi, bájate de ahí. Venga, vamos donde están los energúmenos esos. - Bendito Roi, ya me había salvado de Mimi por segunda vez hoy.
—¡Rubia!- Rubén me llamó desde la salida.
Fue hacia él en mi moto con una mirada que expresaba entre desafío y súplica. Una súplica de que no me hiciera lo mismo que a él. Yo no podía dejarla sola a ella. Llegué a la salida y me santigüé. Miré hacia atrás y vi a Roi y a Mimi lanzándome besos y gritando mi nombre. Les quiero mucho, y no pensaba dejar que ninguno de ellos corriera conmigo, no pensaba ponerles en peligro. Son mi familia. Volví la mirada al frente y suspiré.
—Se lo prometiste, Miriam. Vamos allá.- me susurré a mí misma.
Rojo. Amarillo. Un último suspiro...
Verde.El camino era más o menos recto, excepto las curvas de los extremos evidentemente. Rubén iba por delante de mí, pero yo no iba a permitir eso.
Primera curva. Golpe trasero a la moto de Rubén. O, mejor dicho, a la de mi padre. Le igualo en la distancia.
Segunda curva. Empujón de Rubén por mi lado derecho. Consigo adelantarle un poco.
Tercera curva. Otro empujón y ambos nos tropezamos con unas cajas puestas en el camino para estorbar.
Última curva, llegar a la meta y la recuperaría. Recuperaría la moto de mi padre... Y a ella.
Cuarta y última curva. Mi pie derecho resbala debido a otro empujón por parte de Rubén, pero consigo estabilizarme. Acelero. Acelera. Le adelanto en la curva.
Todo recto y llego... Acelero como si me fuera la vida en ello, pero la moto vuelca por el empujón por detrás de la de Rubén, y yo con ella.
Debajo de ella.
Negro.
