Capítulo 14

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Cepeda se rascó la nuca algo confundido, miró hacia dentro, me volvió a mirar a mí y asintió con la cabeza aún con los ojos entornados por culpa de la luz del día.
Entré en su amplio salón sin decir nada y me senté en uno de los sofás blancos. Cerró la puerta y se quedó de pie a mi lado, como esperando la explicación de mis ojos hinchados, pero yo seguía mirando al suelo sin decir nada. Se agachó delante de mí y me cogió la mano. Luis no mostraba mucho sus sentimientos ni su apoyo hacia alguien que no fuera Aitana, pero sabía que en lo que respecta a sus seres queridos se preocupa aunque no lo diga.
Rompí a llorar escondiendo mi cara entre mis manos y él agarró mi cabeza con las dos manos y dejó un dulce beso en mi alborotado pelo. Se sentó a mi lado y puso una de sus manos en mi espalda mientras yo seguía inclinada sobre mis piernas.

—Deja de llorar, me agobias cuando lo haces.- su forma de animar no acababa de convencerme.

—Ella, que no sabe dar ánimos.- puse una sonrisa algo forzada y me relajé lo que pude.- no tenía dónde ir, lo siento por invadirte- señalé mi maletón y ambos nos reímos.

—No pasa nada, tonta... ¿Puedo preguntar qué ha pasado? ¿O mejor no?

Bajé la mirada y empecé a jugar nerviosa con mis manos.

—La situación con Pablo ya es insostenible...

—Vale, no hace falta que sigas porque voy a acabar buscándole y dándole una paliza. Te quedas aquí conmigo hasta que solucionemos todo y ya está. Se va a ir de tu casa, y si no le echo yo.

Le abracé todo lo fuerte que pude y me contó los planes para hoy. Por la tarde íbamos a ir a tomar algo con Ricky, Roi y Ana, lo que no me hacía mucha gracia después de mi sueño de esta noche, y mucho menos de haberme dolido tanto que no fuera real.

La mañana la pasamos haciendo limpieza en el salón, ya que Luis había tenido fiesta la noche anterior y estaba hecho un asco. Llegó la hora de comer y nos fuimos a 'Art & Sushi',  mi restaurante favorito desde siempre.

—Joder, qué rico está todo.- Cepeda no paraba de comer ni para hablar.

—Te lo dije.- me metí el último trozo de Sushi en la boca y miré hacia los lados.- Ahora que nadie me ve... - desabroché el botón de mi pantalón y me recosté en la silla.

—Ella, que se hincha como un pez globo.- dijo imitando mi forma de hablar.

Le saqué el dedo y me incorporé mirando hacia todos lados esperando que nadie me hubiera visto en esa postura, y cuando miré hacia la puerta me quedé atónita ante la imagen que estaba viendo.

Una Eterna Despedida ||•Wariam•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora