Capítulo 10

1.4K 73 7
                                    

Bajé corriendo las escaleras de casa de mi hermano para encontrarme con ella... En ese momento no sabía si iba a lanzarme a sus brazos llorando o a echarle de mi vida, aunque eso ya lo había hecho ella por su cuenta. Justo antes de llegar abajo, recordé mi aspecto en esos momentos; mallas negras viejas, sudadera rosa larga y desgastada, medio moño casi deshecho y la cara de dormida con la que me había despertado, sin maquillaje ni nada. Me quedé quieta durante un rato sin saber si subir corriendo a arreglarme o si bajar así. Realmente no tendría por qué importarme cómo me viera alguien que ha decidido irse de mi vida de repente...
A la mierda.
Bajo un par de escalones cuando le escucho detrás de mí.

—¿Dónde vas?

Me doy la vuelta y me encuentro con un traje blanco de pantalones de campana y una americana. Subo la mirada y me encuentro con un precioso y largo pelo oscuro listo y con sus labios pintados de rojo. Y yo así. Muy bien, Miriam.

—¿De dónde sales? - no entiendo por qué aparece detrás de mí.

—De arriba. Como tardabas tanto he subido en ascensor, y cuando estaba arriba te he escuchado en las escaleras, así que te he seguido.- tiene una sonrisa de medio lado que crece a cada palabra que pronuncia.- ¿te despiertas así de guapa?

—Sí, si ya soy preciosa arreglada, así vestida ni te cuento.- yo irónica, qué raro.

—Pues sí.- bajó unos escalones hasta estar uno por encima de mí.- ¿te vienes conmigo?

—¿Dónde?

—A tu casa, mi idea era hacerte de taxista.

—Espera, ¿has venido a casa de mi hermano a por mí para llevarme a mi casa?

—Correcto.

—¿Cómo sabías que estaba aquí?

—Eso no importa... Lo que importa es que después de tanto tiempo te he vuelto a ver y estoy contigo en este momento.- tenía una expresión en la cara de neutralidad, como evitando una sonrisa pero al mismo tiempo intentando no estar seria.- ¿nos vamos?

—Subo a por mis cosas y nos vamos.

Todo esto es subrealista. Hace 20 minutos no quería ni verle y ahora voy a dejar que me lleve a mi casa...
Espera, ¿qué cojones? ¿Por qué están mis cosas en la puerta? Ogggg, Efrén ya sabía todo esto por lo que se ve. Qué calladito es cuando lo interesa.

—¡Rubia! ¿Bajas o subo a por ti?- gritó desde abajo.

—Qué pesada eres... ¡Voy!

Bajo y me encuentro con Ana montada en el coche. Me monto y paso más de la mitad del trayecto callada y sin mirarla hasta que no puedo más.

—¿Por qué has venido?- ya está otra vez este puto nudo en la garganta.

— Nos vamos. Tú y yo. Tenerife. Un hotel en mitad del mar.- dice eso con la mirada fija en la carretera aunque sonriendo de medio lado.

—¿Por qué no te vas con tu novio y me dejas en paz?

Echó el freno de mano de golpe y me miró con los ojos encharcados en lágrimas.

—¿Con el mismo que se gasta mis ahorros en putas?

Una Eterna Despedida ||•Wariam•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora