Complacidos

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La mujer que acabaría con lo que tanto me había costado construir estaba sentada esperando por mi presentación.

Edith y Marley me sonrieron y me olvidé del mundo. Expliqué cada modelo, cada diseño, cada puntada, cada patrón, todo. De vez en cuando la veía tomar apuntes o simplemente asentir con la cabeza.

Di por terminada la presentación y mis manos empezaron a sudar.

La hermosa mujer me observó y con una radiante sonrisa  se acercó al proyecto impreso.

-No soy de las que sonríe con frecuencia pero tu presentación me ha hecho hacerlo en varias ocasiones. Es que eres una cajilla de sorpresas. Bueno, todos ustedes solo son.

Aquellas palabras fueron las que provocaron que dos meses después fuéramos elegidos para crear la línea de la temporada con un contrato de un año en Los Ángeles.

Teníamos un departamento solo para nosotros y aquello no había sido tomado por colores como el rosa o el azul cielo para los antiguos empleados americanos.

En pocas palabras nos estaban haciendo la vida imposible. Eran extrañas las veces que dormía 7 horas. El agotamiento físico y mental nos estaba consumiendo.

Jackie entró a nuestro departamento. Solía visitarnos dos o tres veces por semana y resultó ser todo lo contrario a lo que pensábamos. La mujer era exigentemente entregada a su trabajo pero a la vez, era risueña y comprensiva.

Se sentó en frente de nosotros, los coordinadores y suspiró. -¿Cómo están chicos?

Valentino no se mostró muy contento y yo le respondí. -Un poco cansados pero bendecidos.

Asintió y se detuvo en Valentino. Una curva se reflejó en su maquillada boca. -¿Qué te sucede? Le tocó el pelo a modo de broma.

Así como lo leen, después de todos los imprevistos y los proyectos que hemos despachado en equipo, ella hasta nos tutea.

La miró dolido. Todos estábamos conscientes de lo que le sucedía, pero el no necesitaba que nadie hablase por el. Tenía más agallas que un León.

De inmediato, abrió su gaveta y sacó una pieza destrozada.

Jackie se llevó su mano a la boca asombrada. -¿Qué pasó?

-Me gustaría saber qué es lo qué se cree la rubita de Ventas. Me tiene harto...

Iba a seguir hablando y yo le pisé disimuladamente el zapato.

Ella se levantó de mi escritorio y dio varias vueltas. Se puso literalmente roja.

Me miró. -Jenney desbarató la pieza con una tijera. ¿Por qué? ¿ Con qué derecho!

Había levantado su voz.

Tomó su celular y marcó. -Te quiero en el departamento de diseños ahora mismo.
Su tono se escuchó peligroso.

¿En qué nos habíamos metido? Por una parte me alegraba saber que Jackie siempre nos defendía, sin embargo, la cuerda corta por el lado más débil y ese somos nosotros.

Valentino me observó nervioso y me pidió en susurros que lo ayudara, creo que le tenía miedo a Ventas.

La encargada de ventas ingresó al departamento y sin siquiera fijarse en nuestra existencia se detuvo en frente de Jackie.

COMO EL VINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora