Me miró con una sonrisa arrebatadora y sexi. -¿No te ha gustado la sorpresa? Me dijiste muchas cosas por teléfono la noche pasada, ¿Ahora estás muda?
Se levantó como cual fiera y me llevó a sus brazos. Me abrazó por unos minutos que parecieron eternos y lo sentí besar mi cabello varias veces. A pesar de mi tamaño el tenía que bajarse para poder besarme. Me miró con esa mirada extraña suya, esa que solo se encontraba en sus ojos azules.
Me sonrió y mordió mi labio. -Amo la forma en la que me miras, es como si me temieras pero a la vez me amaras, como si te debatieras en llamarme señor Presidente o simplemente mi amor, mi señor Eliezer.
Bajé mi mirada al suelo y no me lo permitió. -Sabes que te puedo estudiar y no quieres que lo haga. Entonces estoy en lo cierto, me extrañaste tanto como yo a ti.
No lo pude negar más y esta vez fui yo quien empinando mis pies acaricié su cabello y lo besé. -¿Cómo me hallaste? Eres increíble Eliezer.
Me levantó y mis piernas rodearon su cintura como si fuese mío. -Pues nada es difícil para mí y menos si se trata de hallarte.
Me besó como si no hubiese un mañana hasta llegar a la cama. Se mordió su labio y suspiró. -Eres una maldita droga para mi.
Lo miré sin pestañear y aquello parecía un sueño para mi. Estaba a mi lado abrazándome fuerte. Su aroma era tan delicado y a la vez tan suyo. -¿Dime qué haces aquí detrás de esta maldita droga?
Llevó sus manos a mi trasero y lo apretó. -Vine detrás de lo que es mío. Me encantas tanto Amelia.
Toda la sangre subió hasta mis mejillas y las besó. -Mi gatita está sonrojada.
Continuó apretándome más a él sin dejar de mirarme. Negué para mí misma. -¿Pero y la empresa?
Como si lo atormentara con esa pregunta acarició mi cabello. -Mateo al mando, pero quiero disfrutar de este tiempo contigo, no me hables de cosas mundanas por favor.
Tuve que reír ante su actuación y me subió encima suyo. -Siente como me tienes.
Mordí mis labios al sentirlo duro para mi y mi celular sonó. -No lo contestes.
Ya era demasiado tarde y lo había hecho. Dios! Recordé a Yohanna y me alejé de él de inmediato. -¿Dónde estás? Ya nos acomodamos, te esperamos en el bar.
Colgó y el me miró divertido. -No deseas que tú amiga me conozca.
Eso no era una pregunta.
Lo miré perdida. -Ella está con su novio y la verdad es que las cosas que le he dicho sobre ti no son las mejores. Entonces, me da mucha vergüenza que te vea después de todo y que sepa que estás en mi habitación o yo en la tuya. Lo miré confusa.
Y por primera vez en estos casi 9 meses conociéndolo rio como un loco mientras se acercaba a mi y me abrazaba. -Entonces pequeña mujer, tienes miedo de que ella vea lo que tú sientes por mi después de todo lo que yo te he hecho?
En este momento lo odiaba y asentí. -Así es, tú no tienes corazón Eliezer.
Ya conocía a mi amiga y no podía seguir perdiendo tiempo con él. -Ponte un bañador y vamos a la piscina.
Se alejó de mi mostrándose serio. -¿Tan temprano a una piscina? ¿Quién te dijo que quiero ir? Mejor nos quedamos aquí.
-Pero hay que ver cosas en esta tierra! Te pones un bañador ahora mismo, estas son mis vacaciones y aquí ningún Smith por grande que sea me las dañará.
Levantó sus manos rendido y de lejos vi una curva en su boca. ¡Se estaba riendo más que nunca! ¡ESO SE DEBÍA A MI!
Sacó tres bañadores de su pequeña maleta de diseñador y me abrazó por la cintura. -¿Cuál te gusta para mi?
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COMO EL VINO
RomanceAmelia Freid estudió muy duro para obtener el empleo de sus sueños. ¡Lo había logrado! Aún así, se sentía sola. Hasta que llegó el, aquel hombre de pelo canoso y de mirada seductora. El sería el culpable de su Gracia o de su Desgracia. Si tan solo e...