Epílogo

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Mientras me ponía mis tacones preferidos me quedé fija viendo a mi pequeño hombrecito dando vueltas en la habitación como un pequeño remolino. -¿Dónde estarán colocadas tus baterías mi niño? No te cansas de moverte!

Negó riéndose.

Hoy Eliezer tenía 15 días sin reaccionar pero me sentía feliz, después de tanto batallar con su pierna el médico nos había dicho que no había necesidad de ponerle hierros y mucho menos de cortarla. Mi esposo no me lo perdonaría.

Abracé a mi pequeño y lo llevé a desayunar. Aún con toda esta situación ni el señor Vicent pudo postergar la rendición de cuentas anual a los accionistas, esa era la cereza del pastel.

Entré al salón de conferencias de mi esposo y organicé todo. Jackie, Jenney y Mateo se encontraban conmigo. Cada quién preparó su parte y esperamos a los accionistas.

Estaba nerviosa pero recordé todo lo que mi amor me había enseñado y en ningún momento me dejé intimidar por ellos. Defendí el trabajo de todos nosotros y el que le robaba el sueño a mi amado con todas mis fuerzas.

El socio mayoritario líder me miró y sonrió. -Imagino que la salud del presidente no es la mejor que después de 10 años sin nunca faltar a esta reunión lo ha hecho. ¿Deberíamos preocuparnos?

Mateo sonrió. -¿Creen que el presidente dejaría que ustedes se preocuparan y más con un equipo como este?

Asentí nerviosa pero sin demostrarlo. -Señores, según los resultados este año tiene un índice de crecimiento de 22% superior al pasado. Nuestra empresa permanece siendo la líder a nivel internacional. No se preocupen ustedes por mi esposo, pronto les hará la visita.

La reunión había terminado y salí tan rápido como pude para el hospital. Necesitaba contarle todo como siempre solía hacerlo.

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Eliezer's POV

Todavía estaba allí en aquella cueva y mi pierna se desangraba. Lloré como un niño al recordar que me habían lanzado a la razón de mi existencia a ese oscuro lago y no había podido sacarla. Soy un maldito inútil! Quiero morirme aquí!

Mis hijas ya son adultas y podrán vivir sin mi pero y mi pequeño Elías?

Desperté otra vez y seguía allí mismo. Mi pierna estaba morada y ya no podía ni moverla. La hemorragia no se detenía y el frío me estaba matando. Mi Amelia! Por eso no quería tenerte en mi vida, te perdí para siempre.

Alguien pasó por el frente de la cueva y al pisar toda la sangre que se había acumulado allí se detuvo. Solo podía ver sus botines de leñador. Dejó en el suelo sus utensilios para cortar madera y entró lentamente a la cueva.

Estaba tan débil que no podía ver de quién se trataba hasta que se arrodilló a mi lado. -Hola precioso!

Intenté mantener mis ojos fijos en ella hasta que la reconocí. -Gina...

Asintió con su sonrisa angelical. -¿Qué haces aquí? Tienes compromisos y una familia que te espera.

Luego de eso me dio un abrazo y besó mis labios. -Se que Amelia no se molestará por eso beso porque ya he hablado con ella. Es un beso de agradecimiento por haber cuidado de mi Jackie como nadie y de Jenney.

Atrapé su mano. -Perdóname Gina por no haberte creído cuando me decías las cosas y por pensar en que te habías suicidado. Lo siento mucho. Eres mi pasado y la madre de mis hijas por siempre, nunca te olvidaremos.

Lloró con su sonrisa. -Tu nieta lleva mi nombre! Que orgullo precioso!

Asentí y colocó su mano en mi corazón. -Solo quería que me creyeras para poder descansar en paz. Amelia me cae muy bien y les deseo la felicidad por siempre. Sigue cuidando a mis hijas y regresa a la vida! Te amo.

COMO EL VINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora