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Era una mañana bastante tranquila justo cuando cuando...Hey Freya. ¡Despierta ya!era mi nueva roomie, April, quien era una maniática del control pero que para mi gusto era algo desordenada. Pero, no podía hacer nada al respecto, me acababa de mudar de Londres a Seattle y no la conocí hasta hace apenas unos días.

Hoy empezaba en el Grey Sloan Memorial Hospital mismo hospital donde trabajaba April. Me cambié lo más rápido que pude y baje las escaleras. Tomando mi termo como en una carrera a contra tiempo me serví café, tomé un muffin que estaba sobre la mesa y las llaves de mi moto para salir sin ser detenida.¡Ya me voy April, nos vemos en el trabajo!grité al salir sin esperar a una respuesta. Estaba emocionada por arrancar la hermosa moto de pista en la entrada ya que era nueva puesto que la compré a mi llegada a Seattle.

Al llegar me estacioné en donde decía "Dra. Andersen". "¡Que lindura una placa con mi nombre!", pensé esbozando una sonrisa por la atención personalizada que recibía desde el estacionamiento. Entré al hospital con mis expectativas en el techo pero eso no duró demasiado ya que ahora me encontraba con una enfermera de muy mal humor en el recibidor.Buen día, soy la doctora Andersen. La nueva cirujana pediátrica, me podría decir en donde encontrar a la jefa Bailey por favor.— Pedí con toda la amabilidad que podÍa demostrar, la cual no era mucha pero la suficiente para no parecer grosera. 

—Lo siento pero ya termino mi turno. La siguiente enfermera llega en 20 minutos.—afirmó sin siquiera mirarme mientras salia de ahí sin importarle quien era o lo que haría ahí durante veinte minutos. 

"¡Perfecto! Lo que me faltaba llegar tarde a ver a mi paciente solo por una estúpida enfermera", pensé mientras soltaba un suspiro dandome por vencida a la idea de llegar a tiempo.Disculpa, te escuché hablando con la enfermera. Yo podría decirte en donde está Bailey, si gustasuna voz desconocida pero amable me ofrecía una salvación. Levante la mirada y me encontré con un doctor bastante apuesto de ojos perfectamente verdes.

—¡Gracias!— exclame con un profundo alivio mientras le regresaba la sonrisa. Él me hizo una seña para que comenzara a seguirlo. El silencio predominaba y apenas recordaba que nunca me había presentado.—¡Oh! Soy la doctora Andersen, por cierto. La nueva cardiología pediátrica.—afirme esperando que no fuese tarde y pensara que era grosera. Con algo de nervios estiré mi mano la cual él inmediatamente estrecho.

—¡Jackson Avery! Plástica- me contestó con una sonrisa bastante peculiar y sincera. Me alivié al notar que no había arruinado nada por mi falta de modales.—Así que tú eres el nuevo prodigio de la cirugía pediátrica.— aseguró haciendo una pausa esperando que hiciera un comentario, pero a decir verdad no sabía qué decir.— Bailey no para de presumir todas tus habilidades y tus artículos en nuestras caras. Restregando que había conseguido al futuro de la cardiología—afirmó riendo ligeramente pero con sinceridad. Supongo que simplemente en busca de una conversación. Lo que en verdad me sorprendió fue cuando comenzó a negar con la cabeza a manera de desaprobación."¿Acaso dudaba de mi?", pensé para después buscar una respuesta a su comentario.

— A decir verdad. ¡Si! Fuí la mejor de mi generación en Oxford. Comencé mi internado en cirugía en el hospital Great Ormond, el cual es el mejor en especialidad pediátrica en todo Europa. Jefa de residentes desde mi segundo año. Exámenes perfectos de internado, especialidad y alta especialidad.sonreí victoriosa presumiendo mi curriculum. No iba a permitir que se degradaran tantos años de esfuerzo solo porque él cree que Bailey exageraba sobre mi historia, mis artículos y mis habilidades pensando que eran cualquier cosa. 

—¡Wow! Bailey no exageraba en verdad eres el hijo pródigo— afirmó sorprendido y avergonzado por su comentario anterior. Esbozó una mueca de arrepentimiento mientras abría una de las puertas, detrás de esta había una sala repleta de personas.—¡Doctora Bailey! Su hijo pródigo ha llegado— Afirmó Jackson levantando la voz para que todos pudieran escucharlo. Todo el mundo se quedó en completo silencio y las miradas quedaban sobre mi presencia.

Me congelé por un momento hasta que localice a la única persona que pude reconocer. Bailey quien parecía ser más alta cuando conversamos por videollamada me hacía señas para que me colocara junto a ella. Me coloqué a su derecha y esperé a que dijese algo.—¡Señores! Ella es de quien les he hablado todos estos meses. La cirujana que cambiará el rumbo de este hospital. ¡La doctora Freya Andersen!, cirujana cardiotorácica con alta especialidad en pediatría—Afirmó con orgullo en cada una de sus palabras, como si yo fuera su mayor logro. Todos aplaudían y reían con entusiasmo de tenerme ahí. Todos con excepción de una persona. Un doctor más o menos de mi edad: castaño, apuesto si sonriera más, bien definido en cuanto a su cuerpo, pero tenía una cara de fastidio y asco. Se notaba que no disfrutaba de estar ahí y solo por ese hecho tenía toda mi curiosidad en él. 

—¡Doctora Andersen!— Bailey llamó mi atención dirigiendome hasta un grupo de doctores que parecían estarme observando mientras caminaba hasta ellos.— Ellos son mis jefes de departamento. Amelia Shepherd, neurología. Meredith Grey, general. Jackson Avery, plástica. Alex Karev, pediatría. Owen Hunt, trauma y Maggie Pierce, cardio.—Afirmó orgullosa pero con algo de nervios en su tono. Todos estrecharon mi mano amablemente y Bailey esperó a que terminaran para después hacer que se dispersaran con un solo movimiento de sus manos. Todos con excepción del que parecía molesto con la vida se habían marchado.

—Karev, ella va a ser la nueva especialista que trabajará junto contigo en pediatría. Enséñale cómo funciona todo, dale su uniforme, bata y estetoscopio—Ordenó Bailey menos amable de lo que había parecido hasta ahora. Ella se retiró manteniendo contacto visual con Karev hasta que la distancia se lo impidió.—Alex Karev, un gusto—Afirmó estirando su mano sin mucho ánimo y con una sonrisa fingida.—Freya Andersen, igualmente— Afirme de la misma manera estrechando su mano con desinterés.—Sígueme.— Pidió mientras salíamos de la sala de conferencias.—Esta es el área de pediatría, los cuneros, terapia intensiva, los quirófanos están abajo y está— Todo había sido expres, lo cual no me molestaba ya que entendí todo rápidamente. Él hizo una pausa cuando llegamos al último destino y abrió una puerta.—Es la sala de especialistas. Aquí podrás dejar tus cosas. Tu uniforme, bata y estetoscopio pediatrico.—Afirmó con prisa mientras señalaba a todo lo que decía ser mío. Al final me dio una media sonrisa, se volteó caminando hacia la puerta pero se detuvo antes de salir, como si hubiese olvidado algo.—Rondas en 15 y tus internos están afuera esperando a tus indicaciones. Espero sobrevivas—Afirmó golpeando con suavidad el marco de la puerta junto con una mueca en su rostro. Sin más salió de la habitación.

Me cambié lo más rápido que pude. Al salir encontré a un residente y tres internos esperando.— Bien... ¡TU!, llévame con mi paciente—Ordené señalando al interno que parecía a punto de orinarse en los pantalones. Al llegar a la habitación mi paciente esperaba.—¿Quién introduce el caso?-pregunté esperando al valiente que se atreviera a contestar.—Ashley Hunter, 3 meses con Kawasaki. La enfermedad se presentó después del nacimiento y está en tratamiento— Afirmó una interna un tanto temerosa pero dentro de lo que cabe con confianza—¿Qué debemos cuidar?— pregunté mientras le hacía una revisión a la paciente.— Debemos cuidar que el antibiótico haga su trabajo y que no se desgaste el músculo cardiaco, ya que si continúa su deterioro se tendrá que poner en la lista de trasplantes.— contestó la misma interna tragando grueso.—Descuiden señor y señora Hunter, eso no pasará. Estaremos vigilando como halcones.—Afirme intentando calmar las ansias de los padres de la pequeña. Segundos después mi localizador pitó, era una emergencia

*Dr. Karev, urgencias -niño de 12 años empalamiento*

"¡Mierda!" Pensé mientras corría hasta llegar a urgencias. Entré a trauma 3 y comencé a hacer un examen preliminar.—¡Silencio! Estoy tratando de escuchar su corazón— Exclamé gritando ya que había una señora que no paraba de gritar horrorizada.—¡Sáquenla de aquí!— ordenó Karev a la enfermera.—Necesito un tubo para pecho, su pulmón colapso—ordené y rápidamente recibí el tubo, lo coloqué sin vacilar.—Necesita cirugía. Tengo que arreglar su pulmón y por las imágenes de las radiografías puedo ver que tiene un desgarre en el corazón.—Afirme mirando a Karev el cual concordó con mi decisión.—Bien. Grey y yo te seguimos, necesitamos abrir también.— Afirmó siguiéndome la corriente. Bajamos lo más rápido que pudimos a quirófano y justo cuando creí que podría llevarme bien con Karev pasó.

Let me fix youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora