SOLO UN SUEÑO

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Narra Gabo

A medida loa días y semanas pasaban más me acostumbraba a este lugar, al equipo, al constantemente enojó de Lorenzo con todos y en especial contra mí, y lo que no era extraño para nadie ni para mí es que al único que nunca trataba mal, a quién se le sonreía, a quien se escuchaba cuando estaba haciendo algo mal era a Valentino, me estaba acostumbrado a la compañía de Ricky y Dede, me estaba acostumbrado a las clases del instituto y sus profesores, a las exigencias de Diego para con el equipo y hacia mí, me estaba acostumbrado al constante apoyo de Francisco hacía mí, tanto que ya lo miraba como el padre que nunca tuve y no como a mi entrenador.

Me acostumbré en poco tiempo a todo, pero hubo una cosa a la que no me pude acostumbrar y era el no tener cerca a Felipe.
Todas las noches antes de dormir lloraba en silencio entre las sábanas de mi cama, y cada noche soñaba con mí mamá, mi abuela y Álamo Seco. Pero todo cambió cuando una noche soñé algo distinto; y para ser más exacto había soñado con Felipe, y tuve que ser ese preciso día.

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Sueño

Me encontraba lanzando piedras al lago tratando de olvidarme de todos, era un día hermoso el sol brillaba como nunca, las aves cantaban felices, la suave brisa del lago golpeaba me rostro y hacia que mi pelo se moviera como loco. A pesar de ser un día perfecto en todos los sentidos no podía hacer me olvidar el estado de salud de mi mamá, ella tenía dos semanas de estar gravemente enferma y el doctor del pueblo no pudo encontrar razón lógica del por qué, ni aún un amigo de él que por casualidad estaba de visita en el pueblo y que trabaja en uno de los hospitales más importantes y avanzados del país descubrió nada.

Poco a poco el estado de salud de mi mamá fue decayendo, hasta que hoy en la mañana al entrar en su habitación me dió un fuerte abrazo como los que me daba cuando estaba triste, y me pidió que me acercara a ella para depositar un dulce beso en mi mejía. Y al distanciar me de ella me tomó de una de mis manos y con la otra comenzó a hacerme cosquillas como cuando era niño, tanto ella como yo comenzamos a reír y por último ella comenzó a despedirse de mí con una sonrisa en el rostro; yo no pude más y comencé a llorar sin control con cada una de sus palabras y ella con sus pulgares limpio mía lágrimas.
Y luego de despedirse de mi abuela y Felipe, y no sin antes decirle a Felipe que cuidará de mí y que ojalá pronto tuviéramos el valor de confesar lo que sentíamos por el otro y nos casaramos y le diéramos muchos nietos y fuéramos exitosos en el fútbol. Ella murió con una linda sonrisa en su rostro y con sus manos entrelazadas entre las mías y las de Felipe, la sonrisa que había provocado en mi desapareció en un instante y fue reemplazada por lágrimas de dolor absoluto.

Al ver a mi mamá sin vida salí corriendo sin rumbo fijo y al llegar al lago nuevamente me tiré a llorar sin parar.
Minutos después llegó Felipe donde me encontraba y se quedó de pié a un lado de mi sin decir nada y con su mirada fija en el oriente.
Después de unos minutos de estar así sentí como los brazos de Felipe me rodeaban e impedían que siguiera lanzando piedras al lago y como sus labios tocaron mi frente, ante tal momento no resistí y correspondi a su abrazo y hundí mi rostro entre su cuello y comencé a llorar nuevamente.

Al pasar los minutos y al separarnos, centré mi mirada en la suya y sentí todo su apoyo hacia mí, así que tome todo el valor que necesitaba y regresé a mi casa abrazado a él.

No Quiero Ser Sólo Tú Amigo (O11CE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora