CAPÍTULO 4

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Han pasado tres días, tres jodidos días desde que tuvo sexo con Minah.

Dos días desde que fue a las afueras de la universidad para encontrarse con el chico de las imágenes. Se había arrepentido aquella vez, diciéndose a sí mismo que no podía engañar a Minah y menos con un hombre.

Entonces ¿qué hacía escondido en su auto fuera de la universidad mirando fijamente al chico pelinegro caminar acompañado de un chico? Por tercer día consecutivo se encontraba fuera de aquella universidad, ahora espiando al chico, sin tener el mínimo valor de encararlo y pedirle sexo a cambio de dinero.

Luego de regresar a la oficina hacia dos días se maldijo por ser tan cobarde, aún más, por si quiera pensar en engañar a su esposa. Pero eso no le impidió darle vueltas toda la noche sin poder dormir, tampoco a la mañana siguiente mientras se preparaba una grande taza de café cargado para soportar el día, tampoco cuando a la hora de la comida subió a su auto en dirección a la universidad con la esperanza de ver al chico de lejos.

"Jodido maricón" lo había maldecido mirándole el trasero tras los jeans ajustados que usaba. Lo miró hasta que lo perdió de vista e inclusive había pensado seriamente en seguirlo.

El segundo día que lo espero fuera de la universidad se había mentalizado a que sería su última vez. Porque no podía seguir con aquello, que no lo estaba llevando a ningún lugar. Además que él no engañaría a su chica con un adolescente.

Era sábado a mediodía, se preparaba para salir de la oficina, guardando sus cosas en su portafolio. Quería pasar por la universidad antes de volver a su casa pero no se encontraba seguro de si el chico tuviera clases en fin de semana.

Suspiró frustrado, porque de nueva cuenta había estado pensando en aquel chico. Había estado toda la semana jodido por pensar en él, desde el miércoles hasta el sábado no pudo sacarlo de su cabeza. ¿Realmente estaba considerando engañar a Minah con un chico? ¿Por qué simplemente no buscaba en algún otro lugar alguien que se dedicara a eso? ¿Por qué justamente tenía que ser ese chico? Su entrepierna cosquilleo al pensar en el trasero del chico. Estaba realmente jodido. Todo era culpa de su maldita hombría y querer demostrar que podía ser tan hombre como cualquiera.

— ¿Ya te vas? — Cuestionó el castaño parado en el marco de la puerta. Jinhwan giró su rostro al encuentro de su amigo.

—Sí, yo estoy terminando. — Yunhyeong asintió más para sí mismo. Hubo un silencio un tanto incomodo mientras el chico se decidía si hablar o no. — Sólo quería disculparme, si te molestó lo que te dije... — Aquello logró que el más bajo se volteara de nueva cuenta, esta vez tomando su portafolio entre sus manos.

—Saldré con él. — Yunhyeong abrió los ojos impresionado y Jinhwan se dio cuenta de cómo había sonado aquello. — Quiero decir, voy a follármelo. — Había reflexionado sobre ello durante el resto de la mañana, y llegó a la conclusión que el chico era jodidamente ardiente y se volvería loco si no se lo cogía. Más que por su relación con Minah, ahora era un tema de su ego como hombre.

— ¿Hablas en serio? — Cuestionó Song sonriendo medianamente esperando el chico no lo notara. — ¿Ya hablaste con él?

—No, esperaré al lunes, quiero decir, tal vez me arrepienta. — Sin más Jinhwan salió de la oficina pasando por un costado de su amigo, quién de inmediato comenzó a seguirlo por el lugar.

—Podría conseguirte su número si gustas. — Ofreció el más alto alcanzándolo.

— ¿No habías dicho que su amigo dijo que se molestaría? — Arqueo las cejas mirándolo. El chico murmuró un "cierto" y el pelinegro negó. — No creas que quiero su número, sólo voy a cogérmelo. No he podido estar en plena paz durante toda la maldita semana, necesito convencerme a mí mismo de que no es eso lo que necesito, sino un paso más con Minah. — Terminó regresando su mirada al frente, mirando las puertas de acero.

Never be the sameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora