"Acepto.
KJH."
Una sonrisa se formó en sus labios al leer aquel mensaje. Había sido mucho más rápido de lo que había creído.
Sin quererlo su miembro cosquilleo de solo pensar al día siguiente lo que le esperaba.
— ¿Pasó algo? — Cuestionó la castaña acercándose hasta él con una charola entre sus manos -que luego depositó con cuidado sobre el cristal de la mesa-. Jinhwan negó cambiando su sonrisa socarrona por una más inocente.
—No es nada, Yunhyeong y sus idioteces.
—Oh — formó la chica asintiendo mientras regresaba a la cocina por los acompañamientos faltantes.
Jinhwan suspiró, era la primera vez –desde que se habían casado- que le mentía de aquella manera; y algo dentro de él lo hizo sentirse incómodo. ¿Realmente era capaz de engañar a esa chica?
La cena concluyó luego que la castaña terminó de llevar las cosas hasta la mesa. Usualmente Jinhwan la ayudaba con la cena, pero ésta vez ella había insistido porque "te ves demasiado distraído últimamente amor, seguro estás muy cansado; déjame a mí". Seguido de un pequeño giño coqueto.
La mañana llegó como una verdadera tortura. Luego de darle vueltas toda la noche a lo que estaba por hacer, no pudo pegar los ojos durante la madrugada. Por todo: la emoción de encontrarse con el chico, su conciencia recriminándole el hecho de engañar a Minah, y lo excitante del asunto. O sea, ¡tendría sexo con un adolescente! Y aunque no supiera de donde había salido aquel morbo, lo hacía olvidar cualquiera de los casos anteriores.
Inesperadamente -pesé a que había dormido prácticamente nada-, su humor se encontraba bastante bien. Tanto, que extraño a Yunhyeong cuando lo saludó sonrientemente cuando llegó por la mañana. Inclusive, se mantuvo de buen humor a pesar del trabajo acumulado que tenía debido a sus grandes distracciones de los días anteriores. Y poco le importó que ese día tampoco volvería al trabajo luego de la hora de la comida.
Justo, cuando el reloj marcó las dos de la tarde en punto, apagó el cpu y el monitor; guardó todas sus cosas en su portafolio, organizó su escritorio y salió de la oficina. Ser gerente debía darle algunos beneficios ¿no?
— ¡Hey, Jinhwan! — Antes de subir al elevador, fue interceptado por su amigo castaño, quién lo miraba extrañado debido a su portafolio. — ¿A dónde vas? — Cuestionó un tanto extrañado.
—Oh, lo siento, yo no me siento bien, casi no dormí y...
—Oh vaya, de acuerdo. ¿Nos vemos mañana?
— ¡Seguro! — Respondió tratando de no lucir demasiado ansioso por terminar aquella conversación. Esperando que nada más lo retrasara, silenció su celular y se dirigió rápidamente hasta su auto.
···
Ni siquiera le había dado vueltas al asunto, prefirió no pensar demasiado porque probablemente se terminaría arrepintiendo luego. Porque definitivamente se decía a si mismo que él no era ese tipo de chicos.
De cualquier manera, espero porque Hanbin se apareciera aquella noche para hablarlo con él -fuera de la relación rara que pudieran tener-, eran muy buenos amigos y el rubio lo escuchaba bien. No terminaría juzgándolo, a su contrario de Donghyuk, quién aunque también siempre lo apoyaba y lo escuchaba, sabía que le daría un sermón –como se los daba a Hanbin siempre que tenía la oportunidad- del porque ese tipo de cosas no estaban bien.
El día siguiente comenzó y fluyo como de costumbre. Levantándose ligeramente tarde para llegar aún más tarde a sus clases sin alcanzar a tomar bocado. Lo único que odiaba de su horario era la distribución de horas.
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Never be the same
ספרות נוער『JunHwan』 ❝Estás en mi sangre, estás en mis venas, estás en mi cabeza. Eres tú, me vuelve loco la manera en que te mueves. Podría intentar huir pero sería inútil. Tú tienes la culpa. Sólo un toque y sabes que jamás volveré a ser el mismo.❞ Junhwan y...