Parte 37

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(Yoongi's POV)

No vale la pena negar lo innegable, estaba jodido, tremendamente jodido.

Esta mañana todo parecía normal, la misma rutina de siempre, hasta que se me ocurrió la genial idea de revisar el correo, normalmente todo eran facturas y propaganda, pero esta vez un sobre azul llamó mi atención. Al cogerlo me di cuenta de que no había nada escrito en él, ni una dirección, ni un nombre. Lo abrí sin más y empecé a leer, jodido momento en el que decidí abrir ese maldito sobre. Resumiendo, ese pequeño papel din A3 me podía destruir la vida, no entendía cómo ni porqué y mucho menos quién, no me cabía en la cabeza que a alguien le interesara tanto mi vida, quedaba claro que aquella persona me conocía desde hace bastante tiempo, sabiendo todo lo que sabe. Lo que más me preocupa en este momento se basa en dos acontecimientos de mi vida: sabe que soy un asesino y sabe quién es Park Jimin. 

Todas las ganas de ir a clase se me pasaron de golpe, cerré el buzón de mala gana y me dirigí hacía el coche, hoy más que nunca hubiese deseado saltarme las clases, para mi desgracia, había examen y ya estaba lo suficientemente jodido para encima acabar cateando. Corrí más de lo normal, innecesariamente, llegaba de sobras, pero aumentar la velocidad muchas veces me calmaba. Cuando llegué al campus aún quedaban quince minutos para el comienzo del examen, saqué un cigarro y lo encendí, repitiéndome una y otra vez que no debía alterarme o, al menos, no mostrarme alterado, ya que la persona que se escondía detrás de la carta podría estar aquí mismo, en mi academia.

Al acabarme el cigarro me dirigí hacia el aula asignada para el examen, esperaba salir pronto, en principio la materia era fácil y el examen era tipo test.

Estuve una hora ahí metido y jamás creí que iba a decir esto, pero he podido estar una hora desconectando de mis problemas y centrándome en otra cosa, sí, no quita que fuera un examen de mierda, pero cualquier cosa, en estos momentos, era menos mierda que mi vida.

En el camino hacía el aparcamiento estaba debatiéndome entre ir a ver a Nam y contarle lo de la carta o no fiarme de nadie, es decir, sabía perfectamente que Nam no podía ser, básicamente porque es lógico que él sabe de mi trabajo, aun así, tampoco creía que conseguiría algo diciéndoselo, sim embargo ya me encontraba conduciendo hacía las "oficinas". Llegué en veinte minutos y me dirigí a aquella sala donde siempre acabamos planeándolo todo. Había quedado con él en media hora así que tenía diez minutos de margen para sentarme y pensar bien que le iba a contar, la vía fácil y rápida era enseñarle la carta, pero hasta esta tenía cosas escritas que Nam no sabía, no porque no confiara en él, muchas veces le he confiado mi vida, es por el simple hecho de que el cajón del pasado debe mantenerse cerrado. Me encendí un cigarro y me senté mientras observaba como el humo se colaba por la ventana y luego desaparecía, ¿no podían hacer mis problemas igual? Cuando todo parecía ir bien, se tuerce, cuando por fin encuentro a aquel que llevaba tanto tiempo buscando viene alguien jodiendolo todo, esto debía ser el Karma.

De un monento a otro se abrió la puerta, poniéndole pause a mis pensamientos.

– Hey, ¿pasó algo? Hoy no teníamos planeado vernos, aunque entiendo que me eches de menos y dime por favor que no me has llamado para contarme que algo con el plan va mal. (dijo, hablando muy rápido y poniendo caras demasiado expresivas)

– ¿Sabes cuántas palabras te hubieras ahorrado si te hubieras parado después del "¿pasó algo?"?

– Mmm... (dijo pensativo)

– Dime que no las estás contando.

– 30.

– Caso perdido. (dije rodando los ojos)

– Caso extra inteligente, dirás. Bueno, no alargues más, cuéntame.

– Alguien sabe quién soy y lo de mis padres.

– Te refieres a...

– Sí, Nam, me refiero a que alguien sabe que mato gente.

– ¿Cómo lo sabes?

– Me llegó una carta, no sé cuándo, el caso es que la he visto hoy.

– Dios, que putada.

– No sé qué coño hacer.

– ¿No hay manera humana de saber quién es?

– De momento no, no reconozco la letra y no ha dejado pistas, bueno, una, me conoce desde hace, por lo menos, ocho años.

– ¿Tampoco habla en masculino o femenino?

– Que va, nada, no sabemos nada.

– Bueno, tienes una pista bastante buena, eso reduce mucho la lista ¿no?

– Supongo, esto me está empezando a producir dolor de cabeza.

– Veamos, es muy probable que sea alguien de Daegu, hace ocho años vivías ahí, ¿no?

– No exactamente...viví ahí justo hasta los once años, luego me fui a Busan por cuatro años y de ahí a aquí.

– Vaya, no sabía eso, ¿que se te perdió en Busan?

– Mejor dejémoslo en que no tenía nada por lo que quedarme en Daegu, mi situación familiar ya estaba demasiado en la mierda por esas alturas, así que me fui con un tío mío a Busan.

– Entonces lo más probable es que esta persona tan repelente sea de Busan, ¿a quién le caías mal?

– No sé, Nam, era un niño apenas entrando en adolescencia, la liaba bastante así que perfectamente podía odiarme todo el colegio, profesores incluidos, pero no la liaba tanto para que alguien desarrollase una obsesión hacía mi.

– ¿Estás seguro?

La única persona que tendría motivos, por muy mínimos que fueran, no se acuerda de mí, así que...

– Estoy seguro.

– Bf, esto es demasiado complicado.

– Gracias, eres de gran ayuda.

– Se me ocurrirá algo, pero para destensar un poco el asunto... ¿ya solucionaste las cosas con Jimin? Tendremos que actuar en poco y digamos que le necesitamos un poquito.

– Sí, sí, está más que arreglado, es fácil obtener el perdón de ese chico, basta con darle la razón para que no se sienta culpable.

– Que cruel eres, te aprovechas de la buena fe del chico.

– ¿Qué esperas? Lo raro sería que no lo hiciera.

– Sigo sin entender porque os peleasteis.

– Larga historia que no te voy a contar porque me da mucho palo, ¿traes algo de comer?

– Que curioso que me lo preguntes después de enviarme a la mierda tan discretamente.

– No exageres. Te he visto la bolsa de ramen al entrar.

– Que observador, raro me parece que tengas un acosador y no te hayas dado cuenta hasta ahora, a saber cuánto tiempo llevaba la carta en el buzón.

– Bueno, tampoco hacía tanto que no miraba el buzón, tal vez tres días.

– ¿Y en la carta ha dejado en claro si rebelaría tus secretos o no?

– Dice que no dirá nada, por ahora.

– Que sutil forma de decirte que ya puedes entrar en una constante tensión, tiene pinta de que va a escribirte más o se hará notar de cualquier otra forma.

– Solo me queda esperar.

¿Sería capaz esta persona de ir a hablar con él y contarle todo lo que llevaba tanto tiempo callando?  

D.E.E.P [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora