D.E.E.P [YoonMin]

Parte 35

– No, tonto, no te tengo abandonado, sabes que estoy con los finales.

– Sí, sí, ¿cómo van?

– Tan solo he hecho dos exámenes hasta ahora, no eran muy complicados, la verdad, lo que más miedo me da son los exámenes prácticos.

– Anda ya, bailas perfecto, cielo.

– Siempre dices lo mismo.

– Porque es la verdad, sino no estarías becado, ¿no?

– Bueno... ¿y tú qué tal?

– Pues como siempre, no hay mucho que contar. Mi padre sigue empañado en presentarme a alguna chica guapa, lista y sencilla.

– No se rendirá nunca. (dije riendo)

– No tiene pinta, no, lo bueno es que ya no se queja de que esté contigo, supongo que la situación se está normalizando.

– Será porque últimamente no me ve por tu casa.

– No te creas, a mi padre le caes bien, ya lo sabes, lo que no le acaba de es que en vez de mi amigo seas mi novio, pero bueno, tiempo al tiempo.

– Sí...ya me dirás que tal las citas.

– Le mantendré informado. (me contestó con un tono militar)

– Gracias, señor.

– Lo único que me relaja es que las vacaciones de navidad se acercan y podré comerme mi regalo. (dijo Joong)

– ¿Ya sabes que te van a regalar?

– Claro, un Jimin.

– Eres idiota. (dije riendo)

– Lo bueno de que estés lejos es que no puedes pegarme, porque estoy seguro de que ahora mismo estarías avergonzado y dándole golpes a mi querido hombro.

– No te vas a escapar de ello, Joong, pronto estaré a tu lado.

– Muero de ganas, no me importa.

– Yo también, cariño.

– Cambiando de tema, que nos ponemos cursis, ¿Cómo está Hyuna? Me dijo que iba a visitarte porque tenía una semana libre en la escuela.

– Está bien, no paso tanto tiempo como me gustaría con ella, la verdad es que con tanto examen no tengo ni tiempo para mí, pero le voy dando ideas de sitios que puede visitar, la está pasando bien.

– Que envidia me da.

– Lo sé...e imagina que te estoy guiñando el ojo.

– Imagina que te estoy dando un puñetazo.

– Que cosas más calientes me dices, Joong.

–¿Verdad? Es el mejor sexo telefónico que tendrás en tu vida.

– No lo dudo. Bueno, te tengo que dejar, el deber me llama.

– ¿Me vas a dejar por el amor al arte?

– Sí, es que me da cosas que tú no puedes darme.

– ¿Por ejemplo?

– Dolores de cabeza y estrés, necesito algo así en mi vida.

– Entiendo. (dijo riendo) Entonces espero que seas feliz.

– Gracias, gracias, cuando acabe te vuelvo a llamar. (dije riendo)

– Vale, ¡fighting!

Colgué y me dispuse a repasar una y otra vez mis apuntes, quería realmente que los exámenes acabaran ya.