Capítulo 3: Todo cambia

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Y todo se vuelve extraño, ahí te das cuenta del paso del tiempo y te sientes viejo. Lo primero que hago al entrar al bar es renegar. Solo eso bastó para molestarme, y eso me da nota del grado de vejez que tengo. Antes, en los comienzos de los veinte, yo estaba como puerco en el barro en un bar con tantas personas, ahora, ya lejos de los primeros veinte simplemente me enojaba.

Pero si yo me volvía gruñona, no me quería imaginar cómo estaría mi dichosa amiga.

—Esto es una mierda —sentenció Loreley. Y ahí está la confirmación.

Habíamos dejado mi casa habiéndonos arreglado apenas un poco, para parecer gente normal, y nos adentramos en unos de los bares de la noche londinense. Afuera el aire era húmedo pero ligeramente fresco. Aunque todavía no era primavera, se podía sentir que se acercaba.

Miramos alrededor en busca de sitio para sentarnos, pero allí no había espacio. Decepcionada me giré hacia Logan. Con su altura y porte elegante le resultaba difícil pasar desapercibido. Su seriedad era inmutable hasta que una sonrisa se dibujó entre sus labios y elevó las manos en señal de saludo.

— Vamos chicas, creo que puedo conseguir unos lugares —nos dijo comenzando a abrirse camino entre el gentío, como si fuese una celebridad—. Hola Jimmy —saludó al hombre corpulento tras la barra, y éste le saludo del mismo modo familiar.

— Logan —dijo su nombre, y sus ojos se posaron en nosotras con alegría—, si son mis doctoras preferidas. ¿Por qué se han tardado tanto en volver? —preguntó Jimmy, a quien conocíamos desde los primeros años de nuestra juventud. Él había tenido varios negocios en aquel sitio: restaurante, comida para llevar, y luego el bar; pero siempre habíamos permanecido a su lado como fieles seguidores.

— La carrera nos ha tomado de prisioneras, pero hemos escapado por ti —respondí acercándome a él para saludarlo. Él se rió divertido, se giró para hacerle señas a uno de los empleados y volvió su atención a nosotros.

— Nos dimos cuenta que te necesitamos en nuestras vidas —agregó Loreley sonrisa .

Jimmy meneó la cabeza y miró a un Logan resignado, quien se limitó a pedir una mesa y por arte de magia tuvimos sitio para nosotros.

Se siente bien tener este tipo de conexiones, de vez en cuando.

~~~

—Eres una tonta babosa —me dijo Logan. Me giré hacia él, ofendida.

Yo no estaba haciendo nada malo. Solo miraba el ambiente, mientras tomaba mi cerveza, y disfrutaba de la música. Si, quizás, podía ser que prestara más atención a los hombres allí, ¿pero que hay de malo en eso?

Logan y Loreley parecen confabulados para que sea más extrovertida de lo que en realidad soy, y que arme una vida amorosa como si fuese lo más fácil del mundo. Hacía menos de seis meses que había terminado mi relación con Dylan, mi antiguo novio de la universidad. Y aún no estoy lo suficiente fuerte para comenzar algo de nuevo, aunque fuese algo sin ataduras. Mi corazón seguía doliendo por sus mentiras y mi mente no dejaba un minuto de pensar en él.

Dylan había sido todo, y de repente, no tuve nada.

— Me conoces muy bien, y me hiere que me digas eso —me quejé. Logan suspiró con dramatismo, y tras echarle un vistazo a Loreley que conversaba con personas de otra mesa, me miró con seriedad.

— Lo digo porque te conozco —insistió—. Basta de andar babeando por idiotas que no valen la pena. Eres pésima eligiendo hombres en tu vida —me dijo. Mi rostro se desfiguró con horror y me erguí, sintiéndome a la defensiva.

— ¡Ey! Te elegí a ti como mi mejor amigo —dije.

— Ahí tienes la confirmación —comentó él con soltura—. Vamos, deja de pensar y sentir tanto. Eres joven, hermosa, una personalidad encantadora siempre y cuando no seas tan tú. Solo anímate y conoce: nada de tipos ricos, caras bonitas, metrosexuales, homosexuales. Tienes que ir por un hombre de verdad —dijo con optimismo.

Sin Anestesia (SA #1) [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora