Capítulo 22. Recuerdos

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De vez en cuando vienen a mi mente, solo para que no me olvide quien fui y quien soy. Ya sean buenos o malos, ahí están...

Mi infancia y adolescencia fue bastante normal. Por supuesto, todos tenemos nuestras peculiaridades y no fui la excepción. Aunque hay que tener en cuenta que mi mejor amigo era un chico que se sentía extraño junto a otros chicos y que no sabía lidiar con otras chicas que no fueran yo, y del tercer integrante ni hablar... él detestaba considerarse parte de nosotros, pero que sin embargo, de vez en cuando pasaba el tiempo con nosotros como si fuese uno más. Éramos extraños a nuestra manera, y por más que no lo aceptábamos, vivíamos con ello.

Recuerdo claramente, una tarde de verano en la que Logan, Aiden y yo estábamos reunidos en su casa. Estábamos solos, bajo la mirada de su padre que no era precisamente lo más atento. Él dormía medio recostado en el sillón tras ver un partido de fútbol. En un principio había sido divertido hacerle bromas al señor Harrison, pintándole la cara con fibras y las pinturas de la señora Harrison, pero luego perdió la gracia y nos fuimos al patio a seguir dando vueltas alrededor de la pileta.

— ¿Y si vamos a casa de Mike? —Preguntó Aiden en un momento. Logan y yo lo miramos como si hubiese dicho que iba a partir una mesa con su cabeza. Y ante la nula respuesta, él suspiró ya cansado y se zambulló en la pileta.

El agua nos había llegado y por más que nos quejáramos él no nos oiría. Teníamos 13 y 15 años; una edad en la que no sabes que hacer porque algunas cosas te suenan infantiles mientras que para otras eres demasiado joven. Logan y yo conversábamos de los últimos episodios de nuestras series favoritas, y Aiden pensaba más que nada en estar con sus amigos para pasear y ver chicas. Eso me resultaba molesto porque él siempre se olvidaba de nosotros y nos trataba como si fuésemos unos buenos para nada.

— ¿Qué clase de maestro Pokemon serías si liberas todo lo que atrapas? — Le pregunté molesta.

— Tu no entiendes nada, la libertad en lo que todo ser necesita, con excepción de quienes hacen cosas malas —me respondió inmediatamente Logan, sonando totalmente seguro de sí mismo.

Mi expresión se arrugó y ladeé mi cabeza.

— ¿Has estado otra vez viendo maratón de La ley y el orden? —le pregunté, y él sonrió culpable. Una sonrisa se formó en mis labios sin poder controlarla. Él era tan bonito con su pelo rubio y sus centelleantes ojos verdes que no podías estar enojado o en desacuerdo con él.

— ¡Tengo otra idea! —exclamó Aiden saliendo del agua repentinamente, asustándome y de paso llenándome de agua. Salió a la superficie y se sacudió como si fuese un perro. Su pelo rubio mucho más oscuro que el de su hermano, brillaba dorado.

— ¿Qué idea? —preguntó Logan, pero no tuvo tiempo de terminar la frase que Aiden estaba metiéndose en la casa y saliendo tiempo después con una botella en la mano— ¿Qué haces con una cerveza? —reprochó Logan.

— Papá el otro día me convidó y me gustó. No tiene alcohol —explicó, poniendo en un vaso un poco. Yo no dudé ni un segundo en levantarme y acercarme.

— Quiero probar —dije.

— No —me dijo Logan con severidad.

— Tú no le dices que hacer, no eres su madre —dijo Aiden, dándome el vaso con una sonrisa excitante y divertida. Yo lo agarré sin problemas y lo bebí como si fuese jugo. Grata no fue precisamente mi sorpresa cuando sentí su gusto por mi garganta y lo escupí. Logan se movió justo a tiempo para no ser mi víctima, mientras Aiden explotaba en risas.

— Me pasó lo mismo, pero es solo al principio luego se pasa —explicó sin dejar de reírse.

Miré el vaso con disgusto y se lo devolví. Aiden tomó un largo trago y con una sonrisa volvió a intentar que tome. Lo medité mientras oía las quejas de Logan. Aiden lo reprendió y volvió a insistir.

Sin Anestesia (SA #1) [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora