Capítulo 17. El Problema...

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No es el alcohol, sino lo que haces cuando te seduce y lo bebes. Hoy en día ser un bebedor aficionado no es fácil, porque la gente goza con la comodidad de tener teléfonos, cámaras y todo tipo de tecnología que hace que los momentos bochornosos que haces en estado deplorable perduren por toda la eternidad.

— ¡Everybody, yeah! ¡Rock your body, yeah! ¡Everybody, yeah! ¡Rock your body right! ¡Backstreet's back, alright! —gritábamos con todas nuestras fuerzas haciendo nuestro mejor intento para reproducir la coreografía del video.

Debo confesar que yo estaba haciendo un buen esfuerzo, pero no podía decir lo mismo de Loreley, Logan y Fred. Incluso Matt estaba con nosotros en el centro del salón haciendo el ridículo, pero aún cuando era torpe o se olvidaba los pasos iba al ritmo de la canción.

Las risas y los aplausos resonaban entre la música, hasta que de pronto la canción cambió e intentamos seguir cantando y bailando como un conjunto de locos disfrazados de cualquier cosa.

— Dale a tu cuerpo alegría Macarena, que tu cuerpo es para darle alegría y cosa buena. Eh... Macarena —intentábamos bailarla, y solo un par lográbamos cantarla bien.

Yo me detuve para encogerme de la risa ante las extrañas caras de Loreley, y sus movimientos asincrónicos. Las lágrimas salían de mis ojos y no podía controlarme. Aún no recuerdo el momento preciso en que dejamos de atender el bar y pasamos a ser el show de baile en la fiesta, bailando las canciones de Ricky Martin.

Respiré hondo con cuidado y levanté mi vista para ver a mi hermano descompuesto de la risa con un teléfono en su mano, y grabándonos. La Piper amenazante se erigió internamente, porque por afuera seguía intentando controlar la risa. Dejé el centro y fui directo hacia él dispuesta a hacer cualquier cosa, pero lo primero que hice fue agarrar su vaso y beber porque estaba sedienta.

— ¿Qué haces idiota? —pregunté en un respiro mío. Él sonrió de lado, y acercó su móvil a mi cara.

— Esto me sacará de muchas depresiones en el futuro —comentó—, además, mañana te sentirás fatal y yo estaré ahí para mostrarte esto como el cruel hermano que soy —agregó, y puse los ojos en blanco. Seguí bebiendo un poco más y presté atención a nuestro alrededor.

— ¿Y el otro cretino? —pregunté con curiosidad. La mirada de Robb se volvió burlona, mientras apagaba la grabación y se guardaba el celular.

— No tengo idea, quizás se fue con alguien. ¿Por qué te interesa? —inquirió viéndose totalmente encantador y al mismo tiempo, regocijándose en la arrogancia. Definitivamente, ahora entendía como podía ser que él y Aiden fuesen amigos.

— No me interesa —dije casi con desprecio, aunque algo en mi interior me decía que eso no era lo que sentía. Pero entonces, ¿Qué era?

La sonrisa de Robb se profundizó y movió sus cejas juguetonamente. Me erguí para verme fuerte y me puse seria, devolviéndole la cerveza. Él continuó viéndome fijamente como si esperara que dijese algo, y suspiré mirando a los demás que continuaban con su baile, todavía percibiendo la mirada de Robb sobre mí. Iba a vengarme en mi hermano, en algún momento, lo sabía.

De pronto, me iluminé y llamé a Loreley que con torpeza me miró en el instante en que empujé a Robb hacia ellos, y Loreley lo arrastró con maliciosa diversión al grupo que lo absorbió como si se tratase de la glucosa pasando por el intestino delgado.

Yo reí perversamente hasta que salté ante el susto que me dio cuando alguien me tocó la espalda.

— ¡Mierda! —exclamé girándome.

— Lo siento —murmuró un chico alto que me miraba fijamente. Parpadeé, observando a aquel tipo de cabello castaño ondulado con brillantes ojos oscuros.

Sin Anestesia (SA #1) [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora