Capítulo 16. Viviendo la vida loca

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Uno es más feliz, o por lo menos eso es lo que queremos creer. La cuestión es cuando tienes demasiado problemas y cosas que hacer que saturan tu tiempo produciendo que te transformes en un completo desquiciado bueno para nada. Y eso... es lo que le sucede a Logan.

— ¡Esto va a ser un desastre! —exclamó dramáticamente deteniendo su andar justo en medio del televisor, frente a mí.

— Eh... creo que no es para tanto —comenté moviendo mi cabeza para intentar seguir viendo la televisión.

Logan me miró como si fuese un bicho raro, cruzando sus brazos, y yo retuve mi respiración mirándome en busca de algún defecto. Pero solo estaba en pijamas que era lo usual en mí en los momentos no laborales.

— ¿Me estás escuchando? Dije que no consigo quien atienda el bar —me dijo, y yo resoplé acomodándome en el sillón.

— Mira, eso es lo de menos. Puedo ocuparme yo de la barra si quieres, quizás Loreley me ayude u otra persona —respondí. Él no dijo nada, manteniéndose molesto y observó a un lado donde Loreley hacía su aparición— Oh, pero que aspecto más sexy y atrevido —canturreé al verla con un pijama más ridículo que el mío, unas pantuflas que simulaban ser garras de león, y un gorro con orejas de color verde. A eso, debía sumarse que estaba despeinada y con gafas de marco grande.

— Púdrete —me dijo desplomándose junto a mí en el sillón. Retuve la risa y miré a Logan, con la diversión en su mirada aunque aún tenso por los problemas de su fiesta.

— Deberías tratarme mejor ya que estás en mi casa —comenté maliciosamente, y ella puso los ojos en blanco.

— Recuérdenme, por favor, por qué ella esta acá —pidió Logan.

— La bruja de mi madre está haciendo una maratón de sexo salvaje con su futuro marido en la casa de mi hermana y mía —respondió Loreley con malhumor.

— Futuro marido que es mucho más joven que ella, y de algún lado que le regaló un bronceado perfecto —agregué. Loreley gruñó, y yo sonreí, sabiendo que lo odiaba principalmente por el bronceado.

Ella se acurrucó en el sillón robándome el paquete de galletitas de mis manos, y miró a Logan con sarcasmo.

— ¿Por qué estás enloqueciendo? ¿Tu nuevo novio no te atiende lo suficiente? —preguntó. Logan afinó sus ojos sobre ella, tensándose momentáneamente, y descargando la frustración con su pelo.

Abrió su boca para hablar y la apuntó, mirándola con severidad pero las palabras murieron antes de salir. Cerró los ojos y, respirando hondo, volvió a deambular frente a nosotras. Loreley torció el gesto y me miró con curiosidad.

— ¿Qué sucede? —me preguntó. Ladeé mi cabeza, sin dejar de observar a un Logan al borde de la locura.

— No hay nadie que atienda el bar. Le ofrecí ser yo pero sigue indeciso —respondí. Loreley asintió y silbó para llamar la atención de Logan. Él se detuvo mirándola desorientado.

— Deja de caminar como un desquiciado que últimamente el ala de psiquiatría está muy vacía —dijo ella—. No te hagas problema nosotras nos hacemos cargo. Inclusive, puedo hacer un show erótico si es que hay buena plata —agregó con una media sonrisa.

Meneé mi cabeza totalmente negada a imaginarme a Loreley bailando arriba de la barra. El enojo de Logan pareció esfumarse y una traviesa sonrisa cruzó por sus labios.

— En serio te lo estoy diciendo, nosotras podemos hacernos cargo de la barra. Seguro hay alguien más que quiera ayudarnos —comentó Loreley y me miró con malicia—. Como en los viejos tiempos —movió sus cejas juguetonamente, y yo reí moviendo mis ojos de Logan a Loreley.

Sin Anestesia (SA #1) [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora