Capítulo X

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Al día siguiente, Hugo ya se había ido a trabajar. Fue por una parte un alivio para mí ya que no tendría que lidiar con él. Cuando salí a la cocina a prepararme un café me quede helada. Me había preparado el desayuno y aunque el gesto me enterneció sigo con la idea de buscar un apartamento para mí.

En la oficina tengo más tarea que nunca. La nueva colección de ropa entra para la firma dentro de muy poco. Las modelos ya están asignadas, pero primero tengo que concretar cita con cada una de ellas. Abro el documento que me ha mandado mi jefe y reviso cada una de las chicas que patrocinarán nuestra nueva colección.

Lidia Arias, asturiana de veinte siete años. Una de las mejores consideradas en España.

Laura Duarte, madrileña de tan solo veintitrés años. Lleva poco en el mundo del modelaje pero muchas marcas están apostando por ella.

Priscila Fuertes, sé poco de ella. Hace poco que reside en España, estuvo trabajando en una importante marca italiana hasta principios de año.

Ester Cruz, ha trabajado más de una vez para la marca. Con tan solo veinticinco años es toda una promesa del modelaje.

Marta Portillo, la gran estrella. Las pocas veces que he tratado con ella he terminado bastante disgustada con su comportamiento. Su madre, una de las mejores cantantes españolas la puso en el mundo del modelaje desde muy joven y aunque es muy buena en su trabajo, su personalidad deja mucho que desear.

Cualquiera de los trabajadores de la empresa que no tuviese en su nombre la palabra jefe o coordinador no era suficiente para hablar con ella. Siempre reniega de hablar con los demás trabajadores.

Empiezo a llamar una por una a las modelos para poder concretar una cita con ellas y poder pulir los detalles. Casi al final de la mañana tan solo me falta Marta. Tarda un poco en coger el teléfono pero al escuchar su voz me pongo algo nerviosa.

-Marta Portillo.-Su voz sigue siendo igual de soberbia que siempre.

-Buenos días Marta, la llamo desde 23 Otoños y quería concertar una cita para poder hablar sobre la colección.

-¿Y tú eres?-Su voz suena asqueada.

-Lía Torres.

-¿Departamento?

-Relaciones públicas y publicidad.

-¿Tu puesto?

-Subdirectora...

-¿Y por qué no me ha llamado el jefe?-Ni siquiera me deja terminar de hablar.

-Porque...

-Hasta que no me llame alguien con un cargo más importante no concertaré ninguna cita.

-Pero señorita...-Su irritante voz me corta de nuevo.

-Se lo vuelvo a repetir, hasta que no me llame alguien con un cargo más importante no concertaré ninguna cita.

-Hablaré con...

-Buenos días.-Y me cuelga.

Abro los ojos sorprendida. Aparto el teléfono de mi oreja y lo observo con el ceño fruncido.

¡Será engreída!

El resto del día pasa más deprisa de lo que quería. Pero sé que es hora de irnos en cuanto Silvia aparece canturreando por el pasillo.

-¿Nos vamos?

-Sí.

Recojo mis cosas y bajamos con el ascensor hasta el parking.

El silencio de Lía (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora