Capítulo XXXV

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El día había llegado demasiado rápido. La nueva colección se presentaba apenas un par de horas y no había podido dormir en toda la noche. Aún en la cama, tapada con las sábanas y Hugo durmiendo a mi lado los nervios corrían por todo mi cuerpo.

Miraba impaciente el reloj para que sonara el despertador. A las ocho Silvia, el equipo y yo habíamos quedado para ir a cerciorarnos de que todo estuviese en orden para esta noche.

Hugo, a pesar de intentar quedarse despierto hasta que el sueño llegas a mí cedió en el intento y a la una y media cayó rendido. Sobre las dos y cuarto cedí yo, pero a las cinco y media ya estaba despierta de nuevo. Ahora, a las siete menos diez esperaba con ansias que el despertador sonara y poder levantarme.

Despacio sin moverme mucho cojo el móvil de la mesilla de noche. Busco en el whatsapp el chat con Silvia y le hablo.

Lía: ¿¿Estás despierta??

Su última conexión es de las doce y media de la noche, así que aún duerme. Un bufido sale de mi boca. Aún me quedan un par de minutos para levantarme así que vuelvo a instalarme Instagram.

Dejé de utilizarla cuando Samuel me dijo que en las fotos que subía parecía una zorra. Borré absolutamente todas las fotos y dejé solo las que salía con él. Grave error.

Vuelvo a poner el usuario y la contraseña y entro. Al entrar en mi perfil, me siento nostálgica. Hay viejas fotos de cuando aún todo iba bien y en un arrebato las borro todas. Mi perfil queda desierto, excepto por una. La foto está tomada de madrugada en Peñíscola, la playa, el sol y mis pies. La tomé el último día antes de irme a vivir a Madrid. Cuando aún nada había comenzado.

Pocos minutos después el despertador suena. Lo apago de inmediato y cuando voy a levantarme un brazo rodea mi cintura y vuelve a acostarme en la cama.

-Buenos días.-Su voz suena enronquecida.

-Buenos días.-Me acerco a su mejilla y dejo un beso.

Intento levantarme de nuevo, pero Hugo tira de mí.

-¿Dónde vas?-Pregunta aún con los ojos cerrados.

-Vamos a la sala, tenemos que revisar todo. Sobre las diez tengo peluquería con Silvia.-Digo acariciando su mejilla.

-¿No puedes quedarte un ratito más?-Abre los ojos y sonríe.

-Definitivamente, no.

Antes de que me responda quito su brazo de mi cintura y me levanto de un salto. Le sonrío mientras corro hacia la cocina y escucho desde la habitación como ríe. Preparo dos cafés rápidamente y aún con el pijama voy al baño a hacerme una trenza.

Cuando salgo Hugo está cogiendo los cafés. Se acerca a mí y deja un casto beso en mis labios.

Cada vez que lo siento cerca de mí una sensación extraña aparece en mi barriga. Hacía mucho tiempo que no me sentía así de bien.

-¿Puedes dejar de correr por todos lados?-Deja las tazas de café y se sienta en la mesa.

-Estoy muy nerviosa.-Me siento con él y doy un sorbo en el café.

-¿No quieres comer nada?-Pregunta.

-No, tengo el estómago cerrado.-Admito.

-Deberías comer algo, hoy va a ser un día muy ajetreado.-Su voz sale como una reprimenda.

-Después de revisarlo todo, te prometo que Silvia y yo iremos a desayunar.

Levanta una ceja aun bebiendo del café y le sonrío. Sé que, aunque intente comer algo me va a resultar imposible pues soy una persona muy nerviosa.

El silencio de Lía (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora