Dicen que el comienzo de la vida es igual a un lienzo blanco, a una hoja vacía, a una pizarra sin ningún punto o línea encima. Venimos en blanco porque aún no sabemos de lo que estamos hechos, aún no sabemos cosas y detalles predeterminados para nosotros. No conocemos a quienes nos dieron la vida ni las manías que tendremos por genética, no conocemos nada de lo que ya tenemos. Si pienso en eso, siempre llego a la conclusión de que antes de nacer ya todos sabían que sería más torpeza que otra cosa debido a mi padre así como más sensibilidad que humano a causa de mi madre, y es injusto... porque veo tarde esos detalles de mi los cuales pude haber evitado.
Tzuyu, pude haber evitado mucho... Todo ya perdió el sentido y es por mi culpa. ¿Puedo simplemente despertar y tener que ir a buscarte al balcón para regañarte y darte una charla sobre por qué no debes fumar? Hay tantas cosas que quiero hacer contigo, aún hay tantos recuerdos que crear pero... si todo fuese hermoso no estaría despierta, no estaría viviendo, no estaría pisando las consecuencias de toda esta situación.
Tzuyu. Tzuyu, Tzuyu. Amo decir tu nombre porque te ríes cuando lo hago debido a mi mala pronunciación y eso en verdad me encanta, tu sonrisa me encanta. No tiene precio, no tenía. ¿Por qué nuestra felicidad tuvo un precio tan alto?
Tzuyu, Tzuyu...
Tan solo fue un día el tiempo suficiente para que Sana necesitase un cambio en sí misma, un cambio grande e inmediato. Más fuerza de voluntad, más autocontrol, más valentía, conocer y poder llevar la resiliencia. Necesita cambiar para mejorar y adquirir el valor para lidiar con una lista interminable de cosas por remediar. Esa decisión le tomó un día pero armarse de valor para actuar le tomó solamente dos semanas.
Qué tantas cosas pueden ocurrir en un par de semanas. Nada, porque si uno no toma la iniciativa nada sucede.
—¿Q-qué haces aquí?
Mina observó con sorpresa a una cabizbaja Sana quien interrumpió sin querer su hora de práctica, últimamente tiempo libre que Mina tiene se basa en ensayar, en practicar cada movimiento hasta alcanzar la perfección. ¿Realmente todo ese esfuerzo es por Tzuyu? No hay que pensarlo demasiado para relacionar la competencia con la ayuda que Mina le brinda.
Mina es un ángel a quien el mundo ve como un demonio, uno indigno de pisar el cielo.
Sana dio una serie de pasos hasta poder sentir parte de su calor corporal, logrando ver también algunas gotas de sudor cayendo por su frente.
—Por... por qué haces esto.
—¿Eh?
Sana simplemente la abrazó con todas sus fuerzas ignorando la sorpresa y el desconcierto en su mirada. Se aferró al cuerpo de Mina como si su vida dependiera de ella, algo literal en estos momentos. Aquel abrazo fue cálido hasta que los sollozos irrumpieron el angustiado rostro de Sana.
Mina simplemente la abrazó también, acariciando sus cabellos con la palma de su mano imaginando que es un conejito indefenso el que está entre sus brazos.
—Mina...
—Todo está bien~. Tranquila, ¿sí?
—No, no está bien. Nada está bien y desquitarme contigo es lo peor que pude haber hecho –sollozó Minatozaki buscando aferrarse aún más a una tranquila Mina.
—Que ya pasó~.
Mina hasta se dedicó a entregar un suave beso a los cabellos de Sana, un besito tan inocente y dulce que alteró a la angustiada japonesa. ¿Existe realmente alguien tan noble?
—Minari... ¿Es cierto qué estás ayudando a Tzuyu?
La mirada repleta de ilusión que le dio Sana a Mina causó un suspiro por parte de esta, un suspiro temeroso que teme ser escuchado.
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No esperes nada bueno de mi. (Sana & Tzuyu)
FanfictionEl arte y la música pueden crear perfección si están juntas pero si el miedo se interpone sólo existirá desastre. Una estudiante de música y otra de arte tienen el deber de no dejarse derribar por cada situación que las golpeará sin que sospechen; n...