Convivencia

150 11 0
                                    


Observé a mi alrededor confundida, no entendía él porque estaba sentada en medio de mis prometidos y menos que Ali estuviera plantada frente a los tres como madre a punto de descubrir quién había hecho la travesura del siglo; por su cuenta, Gerardo lucía como el padre de familia que se queda detrás de la furia desenjaulada.

Los tres hijos estábamos sentados en el sofá de la sala de televisión, temerosos de lo que venía, o al menos el vampiro quien parecía pecador en iglesia y yo que al conocer a Ali por más de diez años, esperaba con un crucifijo en mano.

─¿para que esta ridícula reunión? ¿Qué no podíamos dejarla para en la noche? ─soltó imprudentemente el hombre lobo quien acababa de ser despertado, lucía bien a pesar de tener toda la almohada en la cabeza, su voz era ronca y grave lo cual a mi parecer era demasiado atractivo.

─quiero que nos llevemos bien ─dijo mi mejor amiga. Todos alzamos una ceja confundidos, era claro que ya tenía su sermón bien preparado ─así como lo escuchan; sé que hemos tenido nuestras diferencias y que ayer Majo y yo la regamos un poco pero, somos compañeros de vivienda hasta Junio y para ello faltan cinco meses. Creo no será nada fácil pero debemos de intentarlo, quieran o no Majo tiene que escoger a uno de ustedes dos...

Dale con lo mismo, volví los ojos al techo; yo no escogería a ninguno. Ya ni siquiera quería formar alguna alianza de escape con Ferrán tras la horrible pelea de la noche anterior.

─por lo que decidí armar un plan ─siguió mi amiga ─de aquí en adelante todas nuestras comidas las tendremos juntos y mínimo tendremos alguna actividad como amigos. Ya sea salir de antro hasta la ciudad o aprovechar todas las instalaciones de la hacienda, véanlo como tiempo de calidad ¿qué tal si al final terminamos con alguna pareja de tórtolos enamorados? ─terminó.

Me volví hacia mis acompañantes quienes lucían poco convencidos, sin embargo y para mi gran sorpresa, Luis Javier asintió.

─tienes razón, tenemos que hacerlo. Sé que Majo no está convencida y jamás haría algo en contra de su voluntad, aparte debemos considerar lo difícil que puede ser que participe en actividades diurnas pero Alyiana tiene razón, tenemos que cumplir con nuestra parte ─comentó tímidamente; a pesar de ser un gran mirrey, no decía tantas sandeces. Parecía que debajo de toda esa fachada, era alguien interesante.

─¿Por qué chingados tendría que participar? Creo que es claro que no estoy de acuerdo en nada de esto, ¿qué acaso no pueden simplemente dejar al chico vampiro y a la humana juntos? Les juro tienen mi bendición ─bramo el chico lobo enarcando una ceja.

-¡lo harás! –exclamó la chica de cabellos negros. Entonces ambos se quedaron callados y se vieron a los ojos durante un largo tiempo hasta que mi amiga alzó la ceja y Ferrán se volvió hacia otro lado.

─chinga tu madre... pero está bien, lo haré ─comentó. Odiaba que hablara así, sabía que no era quién en juzgar puesto que no era la damisela que muchos creían, pero por alguna razón era irritante escucharlo, tal vez porque seguía enojada a causa de nuestra pelea, o tal vez por la amargura de su voz.

─¡no le hables así a Ali, pulgoso! ─solté echa una furia, Ferrán se levantó de su asiento y alzó los brazos en señal de pelea.

─¿Qué no tuviste suficiente con lo de ayer? ¿Ahora si quieres que no soltemos unos buenos putazos? O ¿qué Aguirre?....

─¡eres un estúpido! ─exclamé; cómo se me estaba haciendo costumbre, me acerqué a él enfrentándolo con la mirada, estaba a nada de darle una bofetada, entonces Gerardo intervino colocándose entre los dos.

─Ferrán pareces perro corriente y tú Majo, estás siendo irracional; por más huevos que tengas, es imposible que ganes siendo una simple humana ─agregó. Aquello lo sabía bien, pero era inevitable, el chico me picaba los nervios; con un simple gesto me volví indignada y tomé asiento nuevamente, entonces el hechicero nos pidió que ofreciéramos una disculpa como niños pequeños. Ninguno abrió la boca.

El silencio reino en la habitación, sabía que lo que nos pedía el chico era lo correcto pero mi orgullo me lo impedía. Finalmente dejamos que el tiempo volara hasta que Gerardo soltó un largo suspiro y le volvió a dar el micrófono a mi amiga.

─¡justo por este tipo de percances es que tenemos que convivir! empezaremos hoy en la noche, ya le comenté a los de servicio y tendrán listos los razers para una competencia nocturna después de la cena...

─Ali, quiero saber porque haces esto ─dije sabiendo bien que tenía algún oscuro secreto de por medio. Ella se mordió el labio inferior, ya no tenía escapatoria; alcé una ceja y a pesar de que mi amiga intentó cambiar de tema fue asediada por mi mirada y el conjunto de preguntas con las que comenzó el hombre lobo. Una vez harta, soltó la sopa.

─¡está bien, lo diré!, ¡Fue tu madre la que comenzó todo esto!...

─¡lo sabía! ─añadí.

─pero no es como lo esperas. Ella solo me pidió que fuera organizando la boda y pues no pude negarme, primero porque sabes que amo organizar eventos, segunda, porque es tu madre y tercera, porque de cualquier manera teníamos que hacerlo, no creas que solo es decir sí... es un tratado internacional y de lo que ya pregunte a Gerardo, vendrán los grandes monarcas de cada raza y hasta el consejo de cazadores. ¿Crees que todo se iba a hacer por arte de magia? Bueno, podría hacerlo porque, ¡vamos, soy fabulosa!...

─¡Ali! ─gruñí.

─sí, si... yo sé. Disculpa, pero tenemos que tener una fecha para el evento y no podía esperar a que estos mensos dieran el paso, menos tú, puesto que parece que quieres matar a todos por ello. En fin, tú y Ferrán compartirán vehículo, tienen que arreglar sus "diferencias" ─terminó, me embarre en mi asiento.

...

Tierra, oscuridad, mucho frío y el sonido de los motores resonando. Maldecía por lo bajo mientras veía a Ferrán emocionado acomodándose en el asiento del piloto; no era justo, él sabía que quería manejar y poco le importo. Era la segunda vez que viajaría con él y no quería hacerla una tercera, manejaba más rápido que conductor de fórmula uno, me coloqué mi casco y cinturón de protección.

─se supone que debemos comunicarnos Aguirre ─comentó el chico. No contesté, no había razón para hacerlo ─chale con lo mismo ¿Qué sigues enojada por qué yo manejo? O ¿es por lo de ayer? No seas rencorosa y alivianate un poco ─seguí sin pronunciar palabra, mi silencio sería su respuesta.

─¡estás siendo infantil, Cuervo! Responde de una vez niña ─me lanzó una miradilla con la que respondí alzando la ceja, el bufó ─por eso odio lidiar con mujeres, todas ustedes están locas...

─solo cállate, ¿sí? ─terminé. Él me sonrió divertido y comenzó a molestar más, agregando cosas como mi poca paciencia para cumplir con mi "ley de hielo" y un sinfín de bromas pesadas en las que prácticamente insultaba todo mi ser, aquello pues termino por colmar mi paciencia, por lo que seguí su pequeño juego hasta hacerlo enfurecer. Y como todo buen niño pequeño que era al igual que yo, termino echando una rabieta con la cual, terminamos con un coche volcado en una pequeña subida

Salimos de este, llenos de tierra y lo que sabía se convertirían en moretones. Me dolía el cuello y me dolía caminar, quien sabía cómo rayos me había lastimado pero no me importaba romperme el brazo con tal de darle un buen madrazo a mi compañero de coche.

─¡santa! ¿Están bien? ─preguntó Ali, quien acababa de bajar de su vehículo, negué con la cabeza. Prefería ya no decir más, estaba furiosa, en cuanto mi amiga vio mi expresión, supo que algo había pasado y terminó volviéndose al chico que parecía no había resultado lesionado.

─¡güey, ¿Qué rayos paso?!...

─nada, nos volcamos ─comentó cínicamente. Gerardo, que hacía de pasajero en el vehículo de Luis Javier y mi amiga, pegó un brinco y se acercó a practicar primeros auxilios alivianando mi dolor con un poco de magia, después se dirigió a Ferrán.

─¡bájale a tus huevos, cabrón! serás baboso por lastimar a Majo...

El Pacto TequilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora