Preparaciones de guerra

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Majo.

Cambiaba de canal en canal, estaba desesperada; René estaba sentado en la sala conmigo harto de que no escogiese que ver y Mauricio permanecía en la puerta como guarura de antro. Se me habían complicado demasiado las cosas y tenía que encontrar alguna manera de deshacerme de ellos para partir hacia donde Luis Javier; sabía que estaba cometiendo una vez más una estupidez y que no era la primera vez que desobedecía ordenes o que causaba más revuelo del que debía, pero no podía evitarlo. Algo en mi ser me llamaba a levantarme y moverme a pesar de las consecuencias, que hasta ese momento no habían resultado tan graves como esperaba, (a excepción de lo ocurrido con mi querido amigo hechicero).

─entonces... ¿qué piensan de la misión encomendada por los cazadores? ─dije en aras de acabar con la incomodidad. Mauricio resoplo.

─es una aberración y una injusticia, esto no debería de estar pasando ─soltó el hombre bastante molesto, el que estaba sentado a mi lado asintió concordando con su compañero.

─ ¿y si creen que los malos de la historia sean los Montalvo Orozco? ─agregué.

Esta vez fue René quien hablo.

─personalmente no creo que sean ellos. Antes de que se firmase el tratado conocía a varios miembros de la familia y eran conocidos por ser sanguinarios, pero... ¿quién de las casas vampíricas no lo fue? Se dicen muchas cosas horribles de la familia, pero tengo entendido que hace cien años no causaron revuelos, sino que expresaron su opinión ante el consejo y ello fue lo que les trajo esas horribles consecuencias, o bueno al menos eso fue lo que me comunico una de las hijas fallecidas del señor, Carmela Montalvo....

El vampiro parecía que se había sumergido en el recuerdo, y alcancé a ver un dejo de tristeza. Supuse que tal vez había existido alguna conexión entre ellos antes de la tragedia.

─recordemos que quienes ganan son los que escriben la historia ─comenté. Ambos coincidieron conmigo, entonces decidí jugar mi suerte ─ ¿y sí tenemos una manera de evitar una tragedia más grande?...

Ambos sabían por dónde iba, no sabía si me escucharían, pero a diferencia de mis otras tonterías, creía fervientemente que podía hacer algo para marcar una diferencia. Esperé pacientemente, mientras ambos hermanos se dirigían una mirada inquisitiva y cuando los dos se volvieron a mí, continué expresando mi idea.

─personalmente desconozco mucho de la historia del mundo sobrenatural ya que como bien han de saber, apenas me introduje a este hace unos meses, pero tras escuchar la misión que tienen, no me parece justo. Sé que es algo imprudente que les esté pidiendo esto, pero cuando me decidí venir aquí fue porque sabía que en mis manos estaba cayendo el peso de decidir si se derramaría la sangre o no... Todo mundo me repite que está bien que se haga un sacrificio para que yo este viva porque soy quien representa el "Pacto Tequila" pero sé que soy remplazable, no soy la única Aguirre que hay y no seré la última, por ende, si es que me lo permiten o deciden acompañarme, me gustaría evitar este derramamiento de sangre innecesario, quiero ir al lugar de encuentro y ver si de alguna manera puedo llegar a razonar con los Montalvo Orozco ─terminé.

─pero te quieren de rehén, quien sabe que quieran hacer contigo ─dijo Mauricio.

─no matarme, de eso estoy segura...

Nuevamente ambos consanguíneos se dirigieron una mirada y asintieron al final, aceptando lo que les estaba pidiendo. Sabían que eso traería consecuencias graves frente al líder de su casa, pero sabían que sería mejor que lo que se avecinaba si no lo deteníamos.

...

Luis Javier.

Estábamos a cinco minutos del destino, no podía concentrarme. Mi mente divagaba en María José y su terquedad de querer hacer las cosas bien, aquello me parecía tierno, y más el que viniese hasta Puebla sólo para intentar ayudarme a mi y a mi familia; no había como agradecérselo, sólo esperaba que lo que se viniese no causase que me viera diferente.

Mi progenitor me dio un ligero golpe en el hombro, trayéndome nuevamente a la cruda realidad que nos esperaba.

─ ¡Concéntrate Luis Javier, no quiero fallas! ─dijo con severidad. No las habría, me había entrenado el mejor guerrero de los Antigua Cruz, quien había sido nombrado como el primer perro sanguinario y había ayudado en la conquista de algunas zonas de América, Luis David Antigua, mi padre.

Nos bajamos del vehículo sabiendo que no habría problemas, yacíamos a una distancia considerable de la hacienda de nuestros enemigos. La noche era fresca, y la luz de la luna se reflejaba en el lago, si no fuese por lo que tenia que ocurrir, hubiese sido el escenario perfecto para traer en una cita a mi prometida.

Negué con la cabeza, espantando las distracciones. Traíamos ochenta hombres, esperando que con eso fuese suficiente para someter a todos, observé los rostros de mis familiares y seguidores, más que nerviosos o emocionados por luchar, lucían furiosos y entendía que ello no se debía a nuestros contrincantes, sino a las órdenes de los cazadores.

Mi padre observó los rostros de todos y tras dar unas cuantas indicaciones todos tomaron su lugar, mi padre a la cabeza y yo a su lado derecho. Caminamos hacia la entrada de nuestros enemigos observando que también ya contaban con una pequeña agrupación para hacer frente.

Entre el tumulto salió el señor Liborio con su hijo Esiquio a su lado, caminaron hacia nosotros y así hicimos lo mismo, quedando a unos cuantos pasos de distancia los líderes de las casas y los herederos.

Mi padre, formal como era, saludo elegantemente.

─supongo no han traído a la chica con ustedes, ¿o sí Luis David? ¿cómo se encuentra mi querido lacayo? ¿sacaron la información que necesitaban? ─dijo el padre en una voz sonora, su mirada era mucho más pesada que la de mi pariente, significando no otra cosa que conocimiento de hacia siglos.

─preferimos dejar a la chica Aguirre fuera de esto, como bien sabes, es importante para renovar la amistad entre las razas de América ─replico mi padre.

─entonces eso sólo significa una cosa, ¿no? ¿Quiénes los mandaron? ¿o acaso lo hacen por voluntad propia? Tengo entendido que tu hijo es quien representa a los hijos de Huitzilopochtli ─soltó de pronto Esiquio, quien era una copia casi idéntica de su padre. Cabello castaño lacio, ojos azules, tez blanca y menudo.

─no importa cómo fue que llegamos aquí ─agregué.

─entonces... que así sea. Lo lamento ─dijo el señor Liborio antes de soltar un suspiro.

─digo lo mismo ─agrego mi progenitor.

Ambas partes se dieron la vuelta y volvieron a donde pertenecían, sin embargo, los líderes de la casa de los Montalvo tomaron la retaguardia, a diferencia de mi padre y yo quienes tomamos la delantera.

─ ¿listo mi chiquillo? ─comentó mi padre, asentí. Mis sentidos se aguzaron, mis colmillos de vampiro se alargaron lo suficiente y comencé a sentir aquel palpitar indicándome que estaba listo para la pelea.

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¿Ya encontraron la sorpresa? Espero les guste, no suelo dejar imágenes en la historia, pero intentaré estar más activa tanto en Wattpad como IG para que se animen a dejar sus preguntas y comentarios. Espero les guste la imagen que tenía de María José.

At.
Guadalupe Glz. R.

El Pacto TequilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora