Marzo

94 10 0
                                    


María José.

─hablando de chismes, este te va a gustar Gerardo ─dijo mi mejor amigo, el último se irguió prestando atención ─escuché que Zaraki y Iärna están comprometidos...

El hechicero se cubrió la boca incrédulo ante tal noticia, pegó brincos y exigió a Pato que le explicara todos los detalles. El cazador desconocía aquellos pero se comprometió a investigar a fondo cuando tuviera la oportunidad.

─si aquello es cierto, tendrán unos bebés preciosos ─comenzó el chico antes de soltar las historias que se sabían de los presuntos prometidos; todos se engancharon y Pato aprovechó para indicarme con un gesto de cabeza que lo acompañase a otra habitación.

Ambos nos levantamos so excusa traer unos refrigerios y nos escabullimos a la cocina donde comenzamos a preparar limonada, palomitas, carne fresca para el lobo y una jarra de sangre para Luis Javier, realizaba que me estaba acostumbrando bastante al ritmo de vida del mundo sobrenatural.

─entonces... ¿qué ocurre? ─pregunte ansiosa. Trataba de mantener la compostura pero desde su proposición lo había estado evitando; sabía bien que era su manera de ayudarme y que muchas veces habíamos bromeado pero era diferente cuando esas palabras se volvían realidad, aquello me embriagaba en más preguntas sin respuestas. ¿Acaso mi mejor amigo tendría sentimientos por mí? Negué con la cabeza, espantando aquellos pensamientos.

─mañana me voy a Escocia ─comenzó. Enarqué una ceja, no era el tema que esperaba ─el consejo solicito mi ayuda con algunos casos así que estaré sumergido en trabajo durante un largo mes, igualmente mi hermano menor tiene que visitar la academia y siendo mayor que él es mi obligación acompañarlo para que conozca el lugar...

─pero... se supone me ayudarías aquí, que no me dejarías sola ─empecé echar mi rabieta –─e supone solo te tengo los fines de semana cada quince días, ahora serán más.... Necesito consejos ─mis argumentos eran estúpidos eso lo sabía bien.

─no estás sola. Tienes a Ali y a Gerardo quienes son buenos dando consejos, sé que no he pasado el tiempo suficiente por aquí pero no necesitas mi ayuda...

─¡la necesito! Sabes bien que no sé cómo lidiar con esto...

─María José, te di una opción para que pudieses salir de este embrollo y la rechazaste ─soltó. Me quedé muda, ¿así sacaría el tema de la propuesta de matrimonio?

─te explique mis razones... no quiero obligarte a hacer lo que a mí se me está imponiendo ─termine.

Pato alzó las manos indicándome que no continuaría con el pleito, tomó una bandeja y colocó lo debido para volver a la sala. Llevé lo restante y lo seguí.

...

Cuando mi mejor amigo desapareció de entre la maleza de sierra de Lobos seguíamos un tanto peleados, era deprimente. Sabía que había sido impulsiva en mis reclamos pero parecía que a ambos el tema del matrimonio nos ponía los pelos de punta; él había partido no sin antes pedirme que lo volviera a considerar por mí bien.

─no pienses en mí, solo piensa en tu bienestar. No quiero juzgarlos pero ambos chicos son hórridas opciones ─me dijo.

Caminaba por los jardines junto con Alfredo hablando sobre nimiedades como lo fresco del clima y la vida que comenzaba a brotar entre la naturaleza; poco a poco podíamos ver como aquel amarillo pastizal comenzaba a disolverse y en cambio las diferentes tonalidades de verde se iban apoderando del lugar. Estábamos entrando a primavera y aquello solo significaba que el reloj antes de enjaularme seguía corriendo, ya habían pasado tres meses desde aquel día en Nueva York y faltaban tres más para tomar una decisión.

El Pacto TequilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora