El Pacto Tequila

Confusiones

Ferrán.

—¿Ferrán? —escuché de una voz detrás de mí, sin cambiar de forma, me volví, encontrando a una joven castaña de pelo largo y ondulado, ojos verdes y pecas, y de una figura menuda que conocía bien, alcé las orejas sorprendido, comencé a transformarme caminando hacia la chica.

—¿Amelia? —pregunté mientras me acercaba a abrazar a mi prima, quién estaba más confundida que mis dos acompañantes que aún desenfundaban sus armas —¿qué haces aquí? —agregué no sin antes indicar a los otros que bajasen su guardia.

—¿cómo que, qué hago aquí? Este es el nuevo antro de mi hermano, lo compró hace unos meses y ha tenido algo de éxito, he estado ayudando porque sabes bien que no es bueno manteniendo los negocios —dijo la chiquilla. Nada tenía sentido; suspire y le di una mirada al lugar, parecía normal, estaban las luces, la barra de bebidas, el escenario, parecía que todos estaba en orden, ahora solo cabía investigar si acaso los mismos miembros de mi familia tenían relación alguna con aquellos que deseaban terminar con el tratado. Digo, no estaban lejos de mis propios propósitos pero en aquellos momentos me importaba más el tener de vuelta a la castaña.

—okay, entiendo. Sólo tengo una pregunta –—omencé.

—dispara...

—¿por qué chingados tienen secuestrada a mi prometida?...

Mi prima pareció confundida, parpadeo un par de veces hasta que apunte hacia donde Majo, quién sonrió y saludó como si la hubiesen atrapado en su pequeña broma.

—¿prometida?... ¿cómo la del pacto tequila? —soltó tapándose la boca, por mi cuenta asentí viéndola fastidiado de que estuviesen ocurriendo cosas tan odiosas y sin sentido —diosa luna, te juro que no sabía, Aitor fue quién la trajo... ese hijo de la —terminó. Me di un zape, claro que había sido mi querido primo, famoso al igual que mi hermano Ander por coquetos y mujeriegos, les gustaba jugar con el corazón de las mujeres de una manera despiadada dando paso a un sinfín de lágrimas y peleas que acostumbre a ver desde niño; por aquellas razones prefería huir del compromiso y esperaba no estar presente para el momento en que les regalaran una cucharada de su propia medicina.

Javier y Patricio entonces se acercaron, uno con mi prima y el otro con Cuervo, checando que estuviera bien. Como si fuese broma entro sin descaro alguno el causante de nuestro presagio; hacía buen rato que no lo veía pero parecía estar al corriente de la moda como siempre le gustaba, traía recogido su melena en un chongo, y usaba ropa de matón, se había dejado la barba y caminaba con desinterés mientras una bola de seguidores anotaban todo lo que decía en cuaderno como si fuese un maestro de quien aprender. Enarque una ceja, de lo que veía era "muy del estilo" de mi prometida en palabras que había escuchado de María Alyiana y sin evitarlo chasquee la lengua, causando que mi familiar se volviera hacía mí, feliz por verme después de unos buenos años.

—¡Ferrán! por un momento juré que eras...

Mi prima entonces irrumpió nuestro encuentro soltándole un cachetadón que resonó en toda la estancia, todos soltamos un quejido, como si hubiésemos sido los que lo recibieron. Aitor entonces se volvió a su hermana sin comprender porque lo maltrataba, después, preguntó las razones del porque un cazador, un vampiro y su primo "consentido" estábamos juntos ahí, Amelia explicó y regaño exigiendo una respuesta a sus actos, siendo que estaba atentando a la seguridad y la paz entre las razas.

Él por su cuenta parecía aturdido, no tenía idea de lo que había hecho y de sus consecuencias, ni conocía bien la cara de la chica que funcionaba como sacrificio, sus razones, meramente egoístas era tener una más en su lista de conquistas.

—sólo... me embelese por su belleza. Quería hacerla mía...

—pero no era necesario el que me taparas la boca e hicieses que cayera dormida, la verdad es que hubiera accedido el venir de todas maneras –dijo Cuervo interrumpiéndolo. La chica a pesar de lo sucedido no parecía apesadumbrada por su posición, no tenía que, la estaban tratando como reina, parecía que cosa que había pedido, cosa que le habían dado —la verdad es que en un principio estaba asustada pero me han tratado de maravilla, mejor que lo que me has tratado tu Ferrán. No tendría problema de quedarme aquí —terminó. Amelia sonrió y emocionada agradeció sus palabras, parecía que se habían vuelto amigas en el corto tiempo que habían pasado juntas.

A pesar de los inconvenientes, me sentía mucho más tranquilo, busqué la silla más cercana y me tiré dejando al cazador y vampiro que continuarán con mi trabajo. Parecía que el cazador tenía más preguntas que yo.

—¿haces eso con todas las mujeres con las que quieres acostarte? —soltó furioso el hombre sobreprotector.

—no para nada. No hay razón de hacerlo así, la mayoría cuando me ve se lanza a mis brazos, pero pensé que era tu prometida ya que lo anunciaron en todo el bar, después de que desapareciste intente coquetear con ella pero prefirió hablar con otro hombre, justo el de tú —excuso. Así que nuestro plan para protegerla había irrumpido su plan de conquista, me enfurecia y más al ver a María José tan despreocupada —pero cabe aclarar, que si hubiese sabido quien era la chica Aguirre, no me habría metido en problemas, nunca haría algo para romper el tratado y eso lo saben...

¡Uf, cuanta nobleza! Dije para mí, Pato expidió un castigo para el hombre, siendo que lo que había hecho era un crimen y con ello quedó zanjado el asunto. Hasta ese momento no me había percatado mucho de ello, pero Javier había permanecido callado a excepción del intercambio de palabras con Amelia, parecía agotado y no me sorprendía, habíamos hecho de todo por lograr dar con el paradero de la chica.

—de verdad disculpen los inconvenientes causados por Aitor, espero que después de cumplir la sentencia impuesta por el cazador todo quede saldado. Personalmente, no me gustaría no ser invitada a la boda del siglo, digo claro que este menso puede quedar fuera...

—no te preocupes, no creo que María José desee eso —agregó Javier. Mi familiar comenzó a pegar brinquitos y después se colgó de mi prometida, afirmando que podría brindar ayuda con lo que fuera necesario. La humana entonces me dirigió una mirada de culpa, sabiendo que era probable que todo se fuera al caño al final del día; coincidía, cada día que dejábamos pasar traía consecuencias más graves.

El ambiente se había relajado y ahora sólo quedaba recargar pilas y volver derrotados puesto que la metida de pata que había cometido el día anterior dio paso a que sucediera el desastre actual, dejándonos sin pista sobre los Montalvo Orozco y probablemente dándoles a entender que eran un objetivo a buscar perdiendo el factor sorpresa.

Sabía que el cazador pensaba lo mismo que yo, lucía frustrado y más al saber que los familiares de uno de los prometidos eran los culpables de la investigación. El chico suspiró y después de pensar unos minutos comenzó a dar las siguientes órdenes.

—Majo despídete, tenemos que regresar e informar al consejo lo sucedido, después rearmar nuestro plan de investigación —comenzó. La chica quiso reclamar, sin embargo, fue interrumpida por una llamada.

La chica contestó de inmediato, supuse pues que era de la desaparecida Alyiana quien seguía en Aguascalientes buscando cosas para la boda con la ayuda de Gerardo; suspire, me alegraba no haber tenido que lidiar con el par de locas en conjunto, ya que si no podía con María José y sus terquedad era peor cuando a Alyiana se le venía alguna "idea brillante".

Me aleje un poco y recargue en la pared más cercana, esperando a que Cuervo terminara de chismear sobre vestidos y centros de mesa; aún no concebía la idea de  que su mejor amiga en vez de querer ayudarla a escapar de su fatídico destino, estaba empeñada en emparejarla para realizar la boda del siglo. 

—Me alegra saber que estás bien y de verdad que sigo sin entender porque preferiste el acompañar a esos bobos que a mí pero bueno, no te llame por ello si no que... Houston, tenemos un problema y muy grade —escuche del otro lado de la línea.

—¿Qué pasó?...

—bueno... ¿Cómo decirlo? —dijo con una risilla nerviosa —pues, secuestraron a Gerardo...