El Pacto Tequila

Relatos

Ferrán.

María José no había cerrado la puerta del todo y por ende me era inevitable no levantar la mirada de vez en cuando hacia la ranura, no sabía si aquello lo hacía a propósito o era un simple descuido; lo que sí, tenía que aceptar que era mucho más guapa de lo que imaginaba. Dejó caer el vestido al suelo y solo por una fracción de segundo alcance a verla en lencería antes de volver la mirada al botiquín reprendiéndome por sentirme atraído hacia ella. Lancé otra miradilla, estaba envuelta en toalla, y sin poder evitarlo, nuevamente contemple su cuerpo perfectamente balanceado; era fino, atlético y con suaves curvas, era el tipo de chica que me volvía loco, así que suspiré tratando de mantener la compostura mientras sentía la sangre escocer dentro de mí.

"Esta mujer me quiere matar" pensé.

─¿Qué entonces no vas a seguir con la historia? ─aumento, ya había abierto la llave de paso y ahora se quitaba el maquillaje. Me aclaré la garganta.

─¿qué querías saber?....

─sobre el pacto Tequila, que cabe aclarar que el nombre es ridículo. Pero bueno, la historia ya la sé, mi bisabuelo rescato al hombre lobo y al vampiro y por eso firmaron; lo que no entiendo es que tiene de importancia si ya está el otro tratado  ─dijo antes de meterse a la regadera.

Le daba puntos a Cuervo, coincidía en lo ridículo del nombre. Así pues, empecé a explicar a fondo sobre la importancia del tratado.

─se sabe que durante la época de la conquista, las razas que llegaron a América impusieron sus creencias en la población nativa obligando así a todos a seguir lo que imponían los europeos a humanos o sobrenaturales. Claro que teniendo las fuerzas militares suficientes era fácil lograr el cometido, sin embargo, las casas nobles y los seres más viejos lograron saltarse "las normas" de lo que establece el documento sin ser convertidos en desterrados y esto se debe a que nunca le dieron la importancia a algo que no era de ellos; claro que no podían asesinar al de al lado o comerse al hombre pero eso nunca los detuvo de tener esclavos humanos o de derramar un poco de sangre entre ellos por cualquier idea que se les ocurriese. El pacto tequila es importante porque fue el primer tratado que verdaderamente reconocieron los habitantes de latinoamérica, gracias a este, todas aquellas torturas y horribles guerras se terminaron; igual ha ayudado a la relación entre especies, quienes a pesar de no ser tan buenos amigos te aseguro que tenemos una mejor relación que los de otros continentes ─dije mientras observaba entretenido una botellita de medicamento para la gripa.

─entonces si las negociaciones del tratado europeo fallan, ¿el único lugar donde todo se mantendría en paz sería en América Latina? ─agregó, escuché que cerró la llave de agua, afirme a su pregunta –entonces, por ende es importante el casamiento....

Asentí nuevamente. La chica suspiro, de seguro considerando así cumplir con su parte.

─pues pobre de Rosita, ojala le toquen mejores pretendientes ─soltó. Contuve la risilla, era terca con ganas. La chica salió en un pijama fresco de tirantes y short, se sentó a mi lado y nuevamente me dio la espalda enseñando así una cortada en el omoplato izquierdo ─perdón, ¿puedes ayudarme con está?...

El pelo le escurría y la envolvía una esencia de flores, cada vez me la ponía más difícil, si seguía a este paso sería fácil el descontrolarme. Acomode su pelo en un costado y poco a poco comencé a desinfectar, checar y colocar gasas en el cuerpo de la chica, parecía poco preocupada por cómo había quedado. Una vez que terminé aquellas, le pedí que me viera a la cara, su mejilla derecha estaba inflamada y podía ver su labio partido.

Me vio a los ojos y soltó una pregunta que no esperaba, la unión entre sobrenaturales, la misma que Alyiana había hecho hacía ya un tiempo y que por alguna razón se me dificulto exponer. Más que explicación me justifique, haciendo hincapié en que mi luna había fallecido hacía un largo tiempo.

─entonces, conforme a lo que me estás diciendo; las lunas son brujas o mujeres lobo y si esta muere, es como si mataran una parte de tu ser... ¿Qué no acaso es inhumano el obligarte a casarte? ─agrego.

─lo sería si la hubiese conocido, sin embargo, más que dolor es un tanto la decepción de jamás encontrar a la persona que te complete a la perfección ─solté sin pensar mucho. María José quedó muda lo cual me hizo sentir como si la hubiese regado, así que añadí rápidamente  ─pero creo que las cosas ocurren por algo. Aquello solo me hizo confirmar que no estaba destinado a estar atado a alguien  ─terminé, ella se alejó agradeciendo la ayuda.

─y ¿los vampiros y cazadores tienen a alguien a quien estén destinados?...

─si claro. Se les conoce como compañeros de sangre y de lo que tengo entendido es entre su propia gente, de los cazadores desconozco la mayoría de su historia, solo sé que son muy selectivos y que se casan jóvenes ─dije. La chica asintió ¿por qué estaba tan preocupada?, ¿qué acaso estaba enamorada del cazador? ─sin embargo, mi hermano mayor siempre me ha dicho que las cazadoras son como las pizzas...

─¿cómo las pizzas?...

─si, en treinta minutos las tienes listas y calientes ─añadí. Cuervo entonces pareció personaje de anime estallando en un rubor llamativo; comencé a reír, lo que provocó que me tirara de la cama y que finalmente me diera la espalda mientras se escondía entre sábanas para ocultar su vergüenza. Procedí entonces a importunarla mucho más tirándome al otro lado, colocando mis manos tras mi cabeza y cruzando los pies.

María José mostró la cabeza.

─¿qué haces?...

─o nada... sólo preparando el espacio para cocinar  ─solté, me empujaron nuevamente ─ya, hablando en serio, ¿alguna otra pregunta?...

María José asintió.

...

Ali.

Hacía media hora que habíamos llegado a casa de Majo, la bola abandonada en el antro yacía en la sala acurrucados entre sillones y el suelo donde suponía Alfredo había dejado algunas camas improvisadas. El buen hombre sabía que llegaríamos pasadas las cinco de la madrugada.

Aunque me hubiera gustado dormir pacíficamente por los efectos del alcohol como los otros, era la única que parecía en la segunda etapa de una noche de borrachera. La cabeza dolía como los mil demonios y sentía que el mundo giraba sin parar; tenía un gran nudo en la garganta y sabía que en cualquier momento terminaría vomitando si no ingería agua o alguna pastilla, así que me levanté cual tortuga del sillón y me dirigí a la cocina donde encontré todo lo necesario para sentirme mejor.

─bendito seas Al ─solté al aire; finalmente me quede viendo a la nada esperando pacientemente a que la pastilla hiciera efecto ─necesito un baño, urgentemente ─me dije. Entre quejas y pasos de oruga llegué a las escaleras para así dirigirme a la habitación de mi mejor amiga. Al ver todo lo que tenía que subir tomé una gran bocanada de aire, sería una horrida tortura.

Escuche un grito en la planta de arriba y sin pensarlo dos veces salté de dos en dos los escalones, encontrando a Luz Mariana frente a la habitación de mi querida cómplice con las manos sobre la boca. La chiquilla me observo y comenzó a echar brinquitos que parecían de emoción.

Me acerque lentamente y contemplé una escena digna de ser fotografiada. María José yacía tranquilamente acurrucada en el pecho del hombre lobo y el último la tenía rodeada con su brazo, todo indicaba que el chico se aferraba en protegerla.

─¿qué rayos pasó anoche? ─dijo la chiquilla que se había acercado junto conmigo. Le cubrí la boca pidiendo que guardara silencio y con un gesto que me pasase su celular para tomar una foto.

Cuando terminamos nuestro cometido hale a mi ahijada fuera de la habitación y una vez en el pasillo, coloqué mis manos en sus hombros.

─necesitamos ir a tu habitación ─agregué. El mapache juntó las puntas de sus dedos maquiavélicamente y sonrió de oreja a oreja.