Un poco de mar

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Eran las cuatro cincuenta y seis de un viernes en la tarde de un día de verano. El Sol estaba en su punto máximo. Y Erin aprovecharía para tomar un pequeño tiempo para su bronceado. La chica había decidido que como no habría gente a esas horas podría ir a la zona alejada y poder tomar el Sol a gusto.

Erin tomo su toalla y su bolso. Salió de el hotel y emprendió camino a su destino. Era pacífico ir por esos caminos. Al momento de encontrar el lugar indicado y "solitario". Erin se deshizo de su vestido. Dejando un pequeño bikini. El cual de arriba no tenía tirantes y en un simple descuido podría mostrar algo. En cambio abajo. Un pequeño "tanga" que dejaba a la vista sus glúteos y alargaba sus piernas.

Erin levantó su cabello en un chongo despreocupado, se puso sus lentes de Sol y audífonos. La chica estaba tendida sobre la toalla color verde. Dispuesta a gozar del Sol. Comenzó a leer un libro en lo que bronceaba su espalda.

Por otro lado estaba el. En la entrada de el hotel calentando para salir a correr un rato. Era un sujeto de casi cuarenta y lucia demasiado bien. Jon había acomodado su corto y rubio cabello bajo la gorra, había puesto sus lentes de Sol y puesto sus audífonos. El estaba dispuesto a correr por al menos más de una hora. Lo que no sabía es que unos lindos pechos lo harían hacer más ejercicio.

Jon había empezado a correr. Estaba concentrado en un punto fijo, el poder vencer ese estrés y ansias haciendo ejercicio. En su mente cantaba las canciones que sus audífonos transmitían. Comenzaba a pensar. En como había huido de todo. Era una estrella de rock pero sentía tanta presión que un día sin avisar tomo su auto y huyó a un lugar desconocido. Pensaba constantemente en sus hijos. No les había dicho donde estaba pero sí que volvería pronto.

Jon se detuvo un momento para respirar, se quitó la camiseta ya que había comenzado a sudar y al levantar la vista. La observó.
La respuesta a sus liberación de estrés. Erin. La chica que vivía en la habitación de enfrente a la suya. La cual no tenía más de 29 años. Esta se le había insinuado muchísimas veces a Jon. En el ascensor, en la piscina, en el spa, e incluso en el pasillo.

La observó. ¡Carajo! Con solo haberla observado estaba duro como roca. Se quedó mirándola por un rato, sabía que ella no se había percatado de su presencia. Estuvo un rato ahí imaginando como se acercaría.
Cuando Jon lo analizo en su mente se formó la oración "Hola Erin, ¿Qué haces aquí nena?.

Pero no fue así. Antes de que Jon pudiera decir algo Erin se volteó boca arriba. Se sentó y retiro su diminuto sostén. Se quedó apoyada sobre sus manos disfrutando el Sol. El radiante Sol que bañaba sus pechos con sus rayos.

Jon no lo analizo más y comenzó a caminar hacía ella. Y a unos pocos metros se agachó y gateo hacía ella. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de ella. Lamió y mordió su oreja.

-- ¿Por estar aquí no te encontraba nena?. -- El rubio pronunció con una voz sensual y ronca. Demasiado sensual --.

-- ¡Oh Jon! Creía que ya te habías ido de el hotel y no te volvería a ver. -- Erin se mordió el labio y volteo a verlo -- Hola cariño.

-- Veo que te estás bronceado, ¿Te preocuparía que te distraiga?... -- Erin solo río y giro su cuerpo, quedando apoyada sobre sus piernas alrededor de las caderas de Jon. Ya que este se había sentado bien segundos antes --.

-- No creo que seas distractor -- Ella sonrió y se acercó a la boca de Jon. Y lo beso. De una manera tan sensual que Jon sintió que moría. Había tomado su labio entre los suyos y los besaba con lentitud, al mismo tiempo ella mecía sus caderas sobre el miembro de Jon. Poco a poco está se abrió paso e introdujo su lengua y comenzaron una batalla épica.

Erin tenía las riendas del juego. Y a ella le gustaba jugar sucio. De igual forma Jon la dejaría jugar a su manera.

Jon profundizó el beso poniendo sus manos en las mejillas de Erin pero esta, esperaba darle más emoción. Se movía más rápido sobre el miembro de Jon y tomo ambas manos de él rubio y las posó en sus glúteos. Este entendió la situación y los apretó.

Jon retiro las pantaletas de Erin y la contempló desnuda... Era una chica preciosa, tenía un bonito cuerpo, y no pudo resistirse a probarlo... Lamió sus pechos.

Jon quizá tenía una esposa que lo amara, hijos que lo adoraban y amigos que lo querían. Pero ella lo volvía loco. Y no podía evitarlo, literalmente era un manjar que el no resistió.

Erin lo beso y retiro su playera, Jon estaba sudado, pasó sus manos por su pecho, esa sensación era agradable. Lo recostó sobre la arena y bajo su short. Nada mal para un hombre de 56 años. Está comenzó a moverse sobre él. Mecía sus caderas sobre su miembro. A Jon lo había vuelto loco la escena. Esa chica montandolo. No podía esperar a que estuviera dentro de ella.

Erin se detuvo y comenzó a bajar hacía el amigo de Jon... Quitó los boxers que lo cubrían y de un momento a otro, el hombre estaba experimentando una cálida sensación placentera. Pasó su lengua por la punta. Lo succionó levemente y se movió más rápido. Jon no quería terminar tan de prisa así que tomo las riendas del asunto. Levantó a Erin.

-- ¡Vamos nena! Ponte... De espaldas. -- Está lo miro con una amplia sonrisa y cedió. --

Jon la admiro, dispuesta a todo. Y pensar que aunque el traje de baño era diminuto, estorbo. La tomo del cabello y entro en ella. Rápido y sin piedad. Jamás había escuchado un sonido tan placentero como el que ella le brindaba. La continúo embistiendo. Ahí en la playa dónde cualquier persona pudiera descubrirlo.

-- ¡Ohhh, oh Jon!.
-- ¡Eso!, Di mi nombre muñeca.

Luego de un rato, terminaron ambos. Erin se dió por bien servida. Se había tirado a uno de los hombres más sensuales del planeta. Y era feliz. En cambio Jon, recupero esa energía que no sentía desde hacía mucho tiempo. Luego de esa noche Erin desaparecio de la vida de Jon... Y está volvió al lugar del que había huido.

Jon Bon Jovi - One shots. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora