4. Confusión

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La alarma comenzó a sonar y las ganas de quedarme en mi cama no me faltan.

Ayer fue el día más vergonzoso que jamás había tenido. El profesor me rechazo y encima me humilló; sin embargo, yo sigo con las mismas ganas hacia el, cómo siempre. Nunca había dejado que pasará algo así con un chico, todos caían a mis pies y los que no, eran gays. Pero este simplemente ni era gay y no callo a mis pies, y sigo creyendo que es el tipo más bueno y diferente que jamás había conocido.

El simple hecho de haberme humillado de tal modo lo hace completamente diferente, y no es que me crea la chica más guapa del planeta, es sólo que es hombre, y los hombres no rechazan a una chica; es como cuando a mi me ofrecen un crucero, jamás digo que no, por eso el hecho de ser diferente a los demás.

Me levante de la cama e hice todo lo que tenía que hacer. Hoy iba en plan perra conquistadora así que mi atuendo fue una mini falda y una blusa que dejaba ver mi espalda, estaba prohibido este tipo de ropa, pero quien me lo iba a impedir, después que este allá, cualquier excusa serviría.

Entre a mi auto y me fui a toda velocidad. Quería llegar lo más rápido posible y encargarme de ese maestro que ya me tiene harta de lo difícil que es seducirlo y hacer que caiga rendido a mis pies (No lo quiero amarrar a mi de por vida, sólo una noche o dos) para quedar satisfecha.

Llegue.

Todo estaba normal. Los estudiantes iban tan rápido a sus clases que perece una carrera, y a los lejos observe la cabellera negra de Scarlett, estaba perdida en un libro sin importar lo que ocurría a su alrededor. La típica chica nerd que solía ser yo, hace años atrás.

Me acerqué a ella.

---¿Estas loca?.---fue lo primero que dijo al verme de pies a cabeza. Sabía que estaba incumpliendo el reglamento.---No puedes venir así a clases, te van a devolver a tu casa y encima te quitaran muchos puntos

---¿Y crees que eso me importa?.----arquee mis cejas y ella me miro como si la que estaba a su frente era una persona que ya necesitaba un manicomio urgente.---Sólo quiero seducir a ese profesor

---El no es ese tipo de chico que se cogen a sus alumnas. Aquí hay más que le querían brincar como gatas hambrientas, y el no hacía caso, y créeme, aquí hay mucho más perra que tu, no tienen dignidad ¿Por qué piensas que llegaste y de la nada todo eso va a cambiar?.---interrogó. Y la verdad no sabía la repuesta.

Eso que me acaba de decir era lo que necesitaba escuchar para dejar a mi maestro en paz. Creí que todo iba a ser fácil, que el pondría sus ojos en mi, íbamos a tener sexo y luego cada cual seguía su camino. Pero desde que llegue aquí no se había fijado en mi, al menos que yo no haya visto, pero da igual, saber que muchas más querían comérselo y el no haya aceptado pone todas las posibilidades a cero por ciento.

Iba a responder pero el timbre sonó. Ella me dedico una sonrisa y me indicó que nos fuéramos a clase, así que nos fuimos.

De camino a nuestro salón me sentía extraña. No me sentía bien con la ropa que tengo puesta, era como si me hubiera convertido en monja de repente. Los chicos que me veían cruzar no hacían más que decir babosadas y a mi simplemente me daba asco sus palabras, era como si de repente todo lo que solía ser se esfumó en un segundo y todo por las palabras de Scar, jamás me habían desmotivado tanto.

Llegamos al salón y la primera persona que estaba allí era el profesor. Me miro de pies a cabeza y soltó un pequeño suspiro, un suspiro abrumador.

---Samantha, ¿Quieres quinientos dólares por una hora contigo hermosura?.---dijo un chico que pasó por mi lado. Todo morboso y asqueroso.

Note como el semblante del profesor cambiaba. Le miro con unos ajos asesinos.

PROHIBIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora