A la mañana siguiente, Harry despertó con el ruido de sus animales jugando en el patio trasero. ¿Acaso era normal que un perro y una gallina fuesen así de unidos? No. Ni de chiste, pero así estaban las cosas.
Se levantó con una sonrisa en el rostro, admirando el buen trabajo que había hecho al organizar toda su habitación como prioridad en la lista de la mudanza, sin embargo, su sonrisa se esfumó al salir de allí y ver aún unas cuantas cajas que rondaban por ahí, esperando a ser ordenadas lo más pronto posible.
"Qué aburrido." pensó.
Agarró un par de bolsas, sus guantes especiales y salió al jardín trasero dispuesto a alimentar a sus mascotas antes de que comenzaran a hacer desastres.
- Ayer hablé con un chico, Jazmín. - habló a su gallina mientras la acariciaba. - Se llama Louis y le gustan los tatuajes, aunque antes los odiaba, o eso me dijo. - se sentó sobre el pasto del patio y su perro se echó encima de él - Sus ojos son muy lindos, creo que no había visto unos más hermosos antes. Tú lo viste, señor pepinillo, fue el que chocó conmigo ayer. - pasó una mano por la cabeza de su perro y se levantó, sonriendo mientras entraba a la casa.
Volvió a entrar a su habitación y abrió la puerta que daba a aquel cuarto especial en el nuevo hogar: su mega-armario.
Se adentró en ese lugar y comenzó a mirar cada rincón de él, tratando de hallar el traje adecuado que gustase usar el día de hoy para cruzar la calle en busca de su tatuador con la excusa de un "chequeo rápido".
Finalmente, se decidió por un traje floral y una camisa negra de la campaña pasada. Luego de asentir en señal de aprobación al conjunto, se metió a la ducha.
...
Louis estaba trabajando arduamente. Era uno de esos días en donde la demanda era alta. Algo completamente esperable, fin de semana y fin de mes, todos salían con sus amigos a pasarlo bien, todos querían hacer locuras, todos querían gastar su dinero, pero eso estaba bien para el ojiazul. Mientras le pagaran, daba igual.
Estaba tatuando la pantorrilla de un hombre grande y peludo con pintas de matón cuando la campanilla de la puerta anunció la llegada de un nuevo cliente. Louis, curioso, levantó la mirada por unos segundos para notar que quien había llegado era el exótico vecino. Esta vez, con un traje floral que realzaba el blanquecino color de su piel. Sonrió por sus propios pensamientos, agradeciendo internamente el tener la mascarilla puesta para pasar desapercibido.
- Hola, Louis. - saludó el ojiverde con una sonrisa simpática, acercándose al par de personas para visualizar el tatuaje.
- Hey, Styles. - respondió Louis, provocando una corta risa en Harry que negaba con la cabeza mientras apoyaba sus manos sobre sus rodillas, inclinándose para ver mejor el tatuaje.
- Vengo a que veas cómo va mi tatuaje. -
- Pero si solo lo hicimos ayer. - sentenció Louis. La mejillas de Harry se encendieron un poco, pues se le había hecho inevitable mal pensar esa simple frase - Pensé que ya sabías de estas cosas, dentro de una semana es suficiente para hacer una revisión. - el hombre peludo rió.
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Gucci INK. [Larry Stylinson L.S.]
FanfictionDonde Louis trabaja como tatuador en un pueblo pequeño y su cliente habitual es un hombre extraño llamado Harry. 02/08, #1 en ranking "1d"