Capítulo 16.

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Harry, la noche anterior, había decidido poner una alarma en el tono más bajo posible a las ocho de la mañana.

Cuando esta sonó, obtuvo la más preciosa imagen que jamás en su vida pensó tener.

Louis estaba de frente a él, durmiendo tan cerca de su rostro que podría respirar su aroma y apreciar su despampanante belleza.

Sus ojos estaban cerrados, permitiéndole ver sus tupidas pestañas. Su piel estaba algo más blanca de lo normal, su cabello revuelto y sus labios, oh, sus labios, contrario a lo que él hubiese creído, se encontraban húmedos y algo hinchados, volviéndose aún más deseables de lo que ya eran.

¿Estaría bien besarlo?, ¿podía hacerlo? Porque realmente necesitaba hacerlo.

Su mano derecha, que reposaba cómodamente sobre la curva cintura de su acompañante, subió lentamente por su costado hasta llegar a su mejilla, dando suaves y cuidadosas caricias para evitar despertarlo.

Soltó un suspiro de felicidad y sonrió, acercando su rostro hacia el ajeno, juntando sus labios en un casto beso, sin embargo, una presión volvió contra él.

Louis había despertado.

— Buen día, ángel. —

Harry creyó quedar sin aire cuando aquellos azulinos ojos lo miraron de vuelta, y es que con ello había confirmado lo tan bendecido que creía estar por el privilegio de despertar con esa criatura a su lado.

— No pensé que te despertaría, lo siento mucho. — se disculpó el rizado, sonriendo vagamente para disfrutar el momento y, moviéndose con lentitud, se acercó en dirección a su cuerpo bajando un poco para, seguidamente, acurrucarse contra la parte baja de su pecho y abrazarlo fuertemente por la cintura, pasando uno de sus brazos por debajo de su cuerpo.

— No, no te disculpes, esta es la mejor mañana de mi vida. — respondió con la voz algo más ronca, acariciando los castaños cabellos del menor — ¿Qué hora es? —

— Deben ser las ocho con veinte o algo así. No sé por cuánto tiempo te estuve admirando dormir. — Harry, quien tenía los ojos cerrados, enterró su nariz en el estómago de Louis con una sonrisa que dejaba al descubierto sus hoyuelos.

— Mmh. — el ojiazul miró hacia el reloj despertador — Son las ocho y quince, eso significa que podremos desayunar juntos. — el chico dejó cortos y reiterados besos sobre los cabellos del hombre, suspirando por el delicioso aroma de sus rizos.

— En realidad, amaría que te quedases todo el día conmigo en la cama. No sabes lo feliz y cómodo que estoy ahora mismo. —

— Hazz, sabes que debo trabajar. — dijo Louis, separándose solo un poco y levantando con cuidado el rostro del más alto para hacer contacto visual — Yo no sé por qué tú no trabajas, ¿de dónde obtienes tu dinero? — era algo que no se había planteado con anterioridad, pero ahora sí que tenía ganas de saberlo.

Gucci INK. [Larry Stylinson L.S.] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora