Capítulo 22.

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Martes

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Martes.

Increíblemente, despertaron en exactamente el mismo lugar en el que los cuatro se habían quedado dormidos la noche anterior. Louis y Harry tirados en la alfombra de la cabaña de Zayn y Liam, con Louis cruzado encima del rostro de Harry, por poco asfixiandolo, y Liam a punto de caer en el sofá del que Zayn ocupaba casi tres cuartos. Ronquidos y quejidos bajos era lo único que se escuchaba cuando Louis despertó, saliendo con cuidado de su posición antes de matar al rizado, el cual hizo un sonido de molestia al sentir vacío sobre él, por lo el castaño tomó una almohada que había en el piso y la puso sobre su rostro, calmándolo.

Cuando se levantó del suelo su espalda crujió un poco por la incomodidad de su noche, sin embargo, la sonrisa entre sus labios al mirar a su alrededor no reflejaba arrepentimiento.

Dio unos cuantos pasos hacia adelante y miró por la ventana, teniendo que cubrirse los ojos por el fuerte reflejo que le daba la blanquecina nieve.

Quería ir a su cabaña, darse una ducha y disfrutar el día junto a Harry.

Era estupendo pensar en cómo había terminado en tal situación. Agarró la chaqueta de Harry que estaba colgada y la puso sobre sus hombros, abriendo la puerta y saliendo de casa, dejando un pequeño espacio abierto para que no se cerrara la puerta y quedara afuera.

Estaba tan feliz.

El aire puro que llenaba sus pulmones, sin duda alguna, creaban un sentimiento de paz interior sorprendente en él.

Dio un pequeño salto al sentir los fuertes brazos de Harry envolver su cuerpo por la espalda tal como habían hecho el día anterior, sintiendo sus suaves y tibios labios en su cuello, dando repetidos y cortos besos en la zona.

— ¿Estás contento? — la voz ronca del rizado y el aliento sobre su cuello hicieron que una corriente eléctrica recorriera toda su espalda.

— No sabes cuánto... — sonrió, cerrando sus ojos mientras inclinaba su cabeza hacia atrás, apoyándola en el cuerpo del más alto.

Esta vez, Harry decidió dar una suave mordida en aquella zona. — Soñé que un rinoceronte estaba sobre mi rostro. Fue un poco desesperante porque tenía poca capacidad pulmonar, ¿crees que se haya debido a la comida de ayer, tal vez? —

El tono del ojiverde, que sonaba realmente crédula e inocente, hizo que Louis se sonrojara un poco, puesto que parecía no notar lo que había sucedido realmente.

— Ah, sí. Probablemente haya estado en mal estado o algo por el estilo. — a pesar de que Harry no podía ver su expresión, tenía los ojos bastante abiertos y trataba de desviar la mirada.

Ojalá lo hubiera tragado la tierra.

— Mmh. Está bien. Deberíamos ir a bañarnos para comenzar con nuestro itinerario. —

— ¿Tenemos un itinerario? — Louis se soltó del agarre y giró para verlo con algo de curiosidad. Ese hombre era una caja de sorpresas.

— Algo así. Conseguí un mapa con buenos lugares por aquí e hice una guía para que podamos sacar el mayor provecho de todo, aunque claro, siempre podemos salirnos un poco de los planes. Nada es perfecto. —

Gucci INK. [Larry Stylinson L.S.] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora