Capítulo 12.

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El sábado había llegado y, con ello, la cita de Harry y Louis también

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El sábado había llegado y, con ello, la cita de Harry y Louis también.

El azulino apenas había dormido la noche anterior conversando con Zayn sobre la cita que él había tenido con Liam y a dónde podría llevar a Harry, llegando a la conclusión de que era un pésimo ideador de momentos para rememorar.

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— ¡Louis Tomlinson!, ¡no puedes llevar a Harry a un McDonald's! — exclamó el moreno gesticulando con sus brazos, exasperado.

— ¿Por qué no? Yo creo que la comida de ahí es muy buena y los ratones que vienen de juguete en la cajita feliz son increíbles, ¡su textura es tan real! —

— Dios mío... — Zayn llevó las manos a su rostro, cubriéndolo por completo.

Su mejor amigo estaba en problemas.

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Finalmente, ambos creyeron que lo mejor sería una caminata por un parque junto al lago que quedaba a unos cuantos kilómetros y comprar un helado aprovechando el día soleado -idea que Louis se encargó de catalogar como "muy original" de forma sarcástica cuantas veces pudo- y luego, quizás cenar en algún lugar.

Ahí estaba él, observándose frente al espejo por quinta vez para comprobar que su cabello estuviese bien peinado y su atuendo perfecto. Se había puesto un traje gris que le encajaba perfectamente bien al cuerpo y una camisa blanca; ¿había sido demasiado? no lo sabía, pero no quería desentonar siendo que el rizado siempre aparecía con trajes de colores y diseños Gucci llamativos, lo único que tenía claro es que estaba realmente nervioso por la llegada de la hora a la que pasaría por el hombre de orbes color esmeralda.

No había asistido al trabajo ese día por dos razones. La primera era que habían acordado verse a las cinco de la tarde y, como el estudio habría al mediodía, tenía que considerar su hora de almuerzo y el tiempo que tardaría en arreglarse para la salida, no era muy conveniente presentarse por un simple par de horas. La segunda era su favorita personal, y es que Zayn había insistido en quedarse a trabajar con Liam en solitario en el estudio para darle a Louis "más tiempo de preparación", lo cual le resultaba estúpido, ya que no comenzaría a vestirse y arreglarse desde que de despertara.

Cuando el reloj marcaba las cinco menos diez, agarró un abrigo color beige que había lanzado en su cama, se lo colocó, tomó dinero y salió de casa.

A las cuatro con cincuenta y siete estaba llamando a la puerta de Styles mientras jugaba con sus dedos tras la espalda, sintiendo su corazón latir con fuerza.

Harry apareció por la puerta luciendo hermoso, sin embargo, con un atuendo menos formal de lo que, para sus adentros, hubiera deseado. Un pantalón ajustado y una camisa negra, un abrigo del mismo color y una bufanda colgando de su cuello en tonos otoñales. Ahora se sentía como un imbécil.

Gucci INK. [Larry Stylinson L.S.] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora