Capítulo 20.

1.8K 245 132
                                    

Si se realizara un borre de cierto periodo en el tiempo y al Harry actual, del año 1992, le hubieran dicho cómo fue su pasado, él no les hubiera creído

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Si se realizara un borre de cierto periodo en el tiempo y al Harry actual, del año 1992, le hubieran dicho cómo fue su pasado, él no les hubiera creído.

Siempre supo que era homosexual, no podía ocultarlo por más duro que tratase.

No era un chico afeminado ni mucho menos, pero cuando obtuvo su primera pincelada de eso llamado "amor", no fue precisamente hacia la persona que cualquier ser humano racional creería cuando tu niño de cinco años se acerca con esa inocencia tan pura y chispeante al llegar a casa y decir "Le tomé la mano a alguien y quiero hacerlo de nuevo."

¿Cuál es la primera cosa que uno dice?

"Genial, ¿quién es la pequeña?"

La respuesta que uno espera no es en lo absoluto "Su mano es pequeña, pero él no lo es."

Un infierno en vida.

Los padres de Harry y Gemma, su hermana mayor, habían salido en un viaje de negocios del cual, desafortunadamente, nunca volvieron. Ellos tenían doce y quince años respectivamente cuando el accidente ocurrió, por lo que Harry fue enviado a vivir en la casa de su padrino y Gemma a casa de sus abuelos. Habían separado a los hermanos a pesar de sus cortas edades, pero a los adultos no les importaba mucho.

La vida del rizado fue un total martirio desde que su padrino supo de sus verdaderos gustos, así que se propuso como meta personal "arreglarlo".

Fue golpeado hasta el cansancio, empapado de pies a cabeza con agua, o muy caliente o muy fría, durante horas. Cortes en diferentes partes de su cuerpo y enfermedades por doquier al estar expuesto en ambientes para nada óptimos al tratarse de un niño en plenos inicios de la preadolescencia.

Su padrino, Kimit, creía que Harry estaba enfermo y él era un Dios todopoderoso capaz de curar su enfermedad demoníaca.

Solía comunicarse con Gemma por cartas que lograba enviar a escondidas cada dos o tres meses, no obstante, ni ella ni sus abuelos podían hacer algo ya que ella era menor de edad y sus abuelos demasiado mayores. Vivir en ciudades diferentes no ayudaba mucho.

La policía tampoco interfería en nada. Por mucho que tratara de hacer denuncias, nadie le creería a una niña que llegaba con cartas sobre un muchachito que decía ser, básicamente, torturado por un familiar. Además, sumándole que los motivos decían ser por homosexualidad, era aún peor.

Y así transcurrieron tres años.

Tres años en donde Harry trató de escapar fallando en el intento.

Tres años en donde Harry trató de suicidarse incontables veces.

Tres años en donde Harry sufrió en silencio esperando, de forma ansiosa, su muerte.

El fin llegó cuando Gemma cumplió la mayoría de edad y reclamó la custodia de su hermano menor, sacándolo de ese horrible lugar y llevándoselo muy lejos de su residencia en Gran Bretaña.

Gucci INK. [Larry Stylinson L.S.] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora