Capítulo 18.

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Louis se había propuesto despertar más temprano la mañana del sábado y, de esa manera, averiguar de qué se trataba todo este asunto de Harry, sus comportamientos y esas bolsas vacías escondidas tan vagamente tras el comedor

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Louis se había propuesto despertar más temprano la mañana del sábado y, de esa manera, averiguar de qué se trataba todo este asunto de Harry, sus comportamientos y esas bolsas vacías escondidas tan vagamente tras el comedor.

Para su mala suerte, cuando abrió los ojos, Harry ya no estaba en la cama, lo que quería decir que estaba en pie y no podría realizar su investigación.

Se levantó con pereza y observando todo a su alrededor con la esperanza de hallar algo sospechoso, pero nada parecía fuera de lo común. Creía que comenzaría a delirar en cualquier momento, pero es que era demasiado.

Y, por favor, no eran novios siquiera. Él no era quién para estar husmeando en su vida privada.

¿O sí?

— Oh, ya tienes los ojitos abiertos. Venía a despertarte. — una cabellera rizada cruzó la puerta con una sonrisa cálida en el rostro.

— Buen día. ¿Qué hora es? — Harry ya estaba vestido. Quizás se había retrasado.

— Son las nueve con quince. — el ojiverde se acercó a él y dejó un suave beso sobre su desordenado cabello en forma de saludo, girando con rapidez y ordenando un par de cosas en su velador — Me levanté antes para limpiar un poco la casa. Deberías ir a bañarte ahora, así yo aprovecho de ordenar la habitación para que vayamos al estudio. —

— Claro, claro, lo haré. — el azulino se levantó de la cama acomodándose la camiseta blanca que se había colocado la noche anterior perteneciente a Harry, la cual cubría hasta la mitad de sus muslos. De un bostezo y a paso bastante lento atravesó la puerta del baño y, justo antes de cerrarla por completo, la voz del dueño de casa lo interrumpió.

— ¿Louis? — Harry dejó sus sus quehaceres a un lado y volvió a su posición erguida por estar moviendo unas cuantas cosas. Su mirada vacilante hizo que el tatuador asomara el rostro hacia su dirección.

— ¿Si? —

— ¿Cómo se siente tu ropa interior? —

La pregunta dejó a Louis con una cara de confusión que solo incrementó al ver a Jazmín entrando con un gran trozo de pan tostado entre su pico.

— Se siente como cualquier otro puto bóxer del mundo, Harry. —

— Sí, pero, ¿están acolchaditos?, ¿son suavecitos? —

— Sí, Harry. —

— ¿Son cómodos? —

— Lo son, Harry. —

— Déjame verlos de cerca. —

El ojiverde, de un movimiento rápido, se acercó tanto a Louis que este ni siquiera pudo reaccionar cuando tuvo a Harry arrodillado frente a él, levantando aquella camiseta con una mano y, con la otra, sujetándolo firmemente por el hueso que sobresalía de su cadera.

Gucci INK. [Larry Stylinson L.S.] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora