Capítulo 6

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Ella es desagradable.

La señorita Midoriko es una persona realmente desagradable, casi puedo compararla con Kikyo. Sus largas pestañas me miran a través de los lentes que utiliza no por necesitarlos, sino para verse más elegante con el traje medio formal que lleva. Su pelo en un moño que cualquiera envidiaría.

Ella no ha parado de querer hacerme sacar de mis casillas denigrando el trabajo tan fuerte que llevé para diseñar la nueva línea, ella no se ha detenido a pensar en nada; solo critica con argumentos que no los encuentro tan válidos, pero que Izayoi escucha atentamente sus palabras.

Quiero que esa mujer se vaya, pero al parecer la veré muy seguido. La señora Izayoi no parece nada contenta con su estadía es la empresa, pero la soporta porque sabe que es una puerta al mundo internacional. Esta señorita al parecer es la competencia más fuerte que tiene la empresa y por lo cual ambas están entrando en un acuerdo de lanzar una línea juntas para beneficio de ambas.

—Creo que solo debemos retocarla, es cierto que no están completas, pero tampoco están mal—comento al ella detener su parloteo y beber un poco de agua.

—¿Me estás diciendo que no sé lo que digo?—pregunta un tanto molesta.

—Señorita—ahora me siento nerviosa—solo puse un poco de mi opinión ya que usted ha dado bastante de la suya—los latidos de mi corazón se escuchan nuevamente.

—¿Cómo cree usted saber de moda cuando lleva esa ropa tan horrenda?—mi autoestima se denigra un tanto más y suspiro.

—Midoriko, su manera de vestir no es tu problema, aquí estamos por asuntos de trabajo y creo que los diseños de Kagome son muy buenos y merecen estar en la línea—habla la señora Izayoi por segunda vez en la reunión, la sala queda en silencio y la chica me mira de manera acusatoria.

—No me parecen, están un tanto anticuados, le falta sensualidad—comenta mirando una vez más la pantalla que proyecta mi trabajo—si lo modificas estaré de acuerdo, de lo contrario me opongo—no digo nada y solo asiento. Izayoi no se ve muy contenta.

—Creo que la reunión acaba aquí—respiro hondo recogiendo mis cosas.

—Te puedes ir a casa Kagome—le sonrío un poco a la señora Izayoi. Sé que Naraku está para las Vegas por lo que puedo ir a casa y relajarme. Mañana es mi día libre y creo que puedo ir a ver a mi madre, hace tiempo que no la veo ni sé de ella.

Solo espero que de verdad Naraku no me haya mentido y yo pueda escaparme. Quiero un abrazo de mi madre, ver a mi hermano, sentirme protegida como cuando era una niña. Quiero eso, quiero mi vida de vuelta, aquella que ese bastardo me ha arrebatado, tengo que ser fuerte y luchar, luchar para recuperarla.

Mi cabeza duele un poco con todo este día lleno de sorpresas y emociones. Me levanto de la silla viendo como la señorita Miroriko sale del salón de juntas y reuniones.

—Muchas gracias—camino fuera y al salir casi me caigo por el pie de la señorita Mirodiko.

—Solo te advierto—dice mirándome fijamente—no te interpongas en mi camino o te saldrá caro—arregla su ropa y se aleja contorneando sus caderas de una manera tan sensual que siento envidia. Ella no está dañada, ella no tiene miedo.

Camino hacia el ascensor y Kikyo sale chocando mi hombro de manera voluntaria. La veo sonreír como tonta por lo que me quedo un poco confundida. Ignoro eso y bajo. No quiero ir a casa porque eso sería sucumbir en recuerdos y pesadillas que no quiero recordar ahora.

Camino sin rumbo alguno, es algo que me gusta, ver como el mundo continúa. Esta es una de las razones por las que sigo de pie. Porque hay muchas personas que continúan su caminar y no se detienen como yo, personas que son fuertes, que no tienen miedo, que viven y hacen a otros vivir.

Prohibido Para AmbosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora