Capítulo 9

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Al escuchar voces fuera salgo, pero lo que no me esperaba era que Inuyasha se encuentre en mi casa y que ahora me mire como si fuera una total desconocida. Sus ojos dorados se encuentran petrificados sin dar crédito a lo que ven. Yo estoy muy sorprendida y entonces caigo en cuenta de que él sabe demasiado ya sobre mí. Mi miedo se acumula.

Él es como Naraku

Debe ser como Naraku, porque solo de esa manera me encuentro el que sea su amigo. Se muerde los labios y pestañea cuando los brazos de Naraku me envuelven. El rechazo que le tengo hace que me tense un poco, solo un poco y agradezco que Naraku no se da cuenta. No puedo controlar eso, es como si cada vez que él intenta acercarse a mí ya mi cuerpo reacciona de manera nerviosa. Mi cuerpo y mente le temen.

—Ella es mi esposa Inuyasha—Naraku sonríe—cariño, él es Inuyasha Taisho, ya te había hablado de él antes—una perezosa sonrisa se forma en mis labios, espero que nadie se dé cuenta de lo incomoda que me encuentro.

—Claro—susurro despacio y con alegría fingida.

—Es un placer al fin conocerte—dice Inuyasha y le paso mi mano la cual toma y deja un beso en ella. Sus ojos son dos pozos oscuros e infinitos de preguntas contenidas porque no puede hacerlas justo ahora.

—El placer es todo mío señor Taisho—susurro.

—Estas esplendida cariño—las náuseas de tenerlo cerca me atacan, pero trato de controlarlas.

—Pasemos al comedor que ya tengo todo allí—anuncio y ellos asienten. Naraku es el primero que camina dejándome atrás. Todos entran menos Inuyasha.

—¿Quién demonios eres?—pregunta apretando los labios.

—Te lo explicaré, pero por favor, no comentes que me conoces. Por favor—él asiente y entra al comedor. Suspiro queriendo llorar.

Ingreso al comedor y sirvo todo. Ellos hablan animadamente y me sorprende que Naraku tenga a personas tan educadas y agradables como lo son estas que se encuentran en el infierno que suelo llamar hogar.

—Esto está delicioso Kagome—cometa Ayumi, esposa de Bankotsu.

—Muchas gracias—Naraku acaricia mi muslo por encima de mi vestido y mi cuerpo entra en tensión sintiendo el pánico. No quiero. Aleja tu mano infeliz.

—¿Por qué no invitaste a tu novia Miroku?—pregunta Naraku limpiando sus labios.

—Tenía asuntos que atender—responde él con una pequeña sonrisa.

—El único solterón aquí es Inuyasha—se burla Naraku.

—Ni te creas, este ahora tiene una obsesión por una chica que conoció—murmura Bankotsu.

—¿Enserio?—pregunta Naraku visiblemente sorprendido—¿Quién es Inuyasha?—Inuyasha mantiene la mandíbula apretada.

—Alguien—murmura distante.

—Es una chica que ayudó un día que trató de suicidarse—mi cuerpo se tensa y soy consciente de que todos en la mesa se han dado cuenta.

—¿Una chica que trató de acabar con su vida?—pregunta Naraku mirando a su amigo.

—No quiero hablar del tema—dice tajante.

—Bankotsu—ahora es Miroku quien le advierte con los ojos.

—De seguro es una pobre infeliz que no sabe disfrutar la vida—dice Naraku relajado—no es como que fuera la primera, seguro su novio la dejó o la engañó y ya quiere matarse, las mujeres son tan dramáticas a veces. La suerte es que tengo una mujer muy inteligente que jamás intentaría algo así. ¿Verdad Kagome?

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