Cuando llego a mi despacho tengo mi corazón latiendo tan rápido que temo tener un infarto en este momento. Inuyasha acaba de decir tantas cosas que no puedo evitar el nerviosismo se infiltre en cada vena latente de mí. Muerdo mis labios mientras Sango me mira con sorpresa y cuelga la llamada. Tiento y cuando estoy segura de que no me caeré me siento.
—¿Kagome?—la voz de Sango inunda el silencio que tengo—¿pasa algo?—niego y lamo mis labios mientras suspiro.
—Inuyasha volvió—susurro y ella me escucha y luego sonríe.
—¿Y por eso estas así como tonta?—la miro mal.
—Dijo muchas cosas... demasiadas—Sango asiente.
—Lamento decirte que tienes que entregarle este sobre a Izayoi—me da una sonrisa amable—sabes que me prohibieron pasar por esos lados desde que casi desfiguro a Kikyo por sus comentarios—asiento y tomo un vaso con agua—recuerda; respira Kagome—tomo el sobre y ruedo los ojos.
—Yo lo llevo—ella asiente y su teléfono suena por lo que salgo para caminar hacia el despacho de Izayoi.
Al llegar escucho perfectamente a Inuyasha decir que Midoriko se acuesta con Naraku, pero recuerdo que Naraku me dijo que él no iba a volver hasta dentro de siete meses.
—¿Qué Naraku qué?—pregunto y mi voz sale asustada—¿Naraku volvió contigo?—el miedo es palpable en mí.
—Sí, Naraku volvió conmigo—eé responde y mi cuerpo tiembla levemente.
No estoy preparada, todavía mi estado mental no está preparado para verlo a él.
Mi mente trabaja con rapidez en todas las veces que cubría mi rostro para que los golpes no lleguen a este. En cómo le gritaba que parara y él solo sonría como si le encontraba diversión a eso. En como sus insultos apagaban la poca autoestima que quedaba en mí. En cómo se burlaba de lo asquerosa que era en la cama luego de que tomara mi cuerpo en contra de mi voluntad.
Puede que me digan muchos si les contara mi historia que solo debería superarlo, pero no. Nadie sabe lo que es tener miedo, ese que te paraliza y no te deja más que ser una sumisa sin remedio. Ese que te hace temblar mientras las voces en tu cabeza te dicen que corras, pero estas tan paralizado que no haces más que quedarte quieta. De cómo quisieras alzar la voz y hacerte escuchar, pero estas solo gritan en tu cabeza.
Nadie que no ha pasado por eso no lo sabe, no sabe nada. Siento esa pesadez en mi pecho mientras una lágrima baja por mi mejilla y doy la vuelta saliendo de ese lugar inmediatamente. Subo corriendo las escaleras en busca de la azotea, necesito aire porque siento que me asfixio. Necesito huir de él, no quiero esa vida de nuevo, no quiero ser esa mujer que se queda callada, que deja usar su cuerpo sin poder tener voluntad. No quiero, me niego a volver a serlo.
Las lágrimas continúan bajando hasta que el aire abraza con calidez mi rostro alborotando mi pelo. Mis piernas me fallan y termino de rodillas derramando lágrimas. Escucho pasos por lo que trato de limpiar mis lágrimas, pero una mano la detiene.
Levanto la mirada y veo esos ojos tan hermosos que aún me sorprenden. Sus ojos me analizan y no hay expresión en su rostro. Trato de recomponerme tomando mi mano y limpiando mi mejilla.
Gracias al cielo que ya no necesito usar maquillaje porque Naraku no me pega, estar sin una gota de maquillaje es tan refrescante que extrañaba eso.
—Kagome—su voz me paraliza porque él está serio, no hay tono dulce como hace rato, solo una seriedad que me quema—quiero creer que esas lágrimas son de felicidad porque el hombre de tu vida acaba de volver al país, quiero creer que todo lo que tienes es una felicidad porque por fin lo veras, que añoras mirarlo a los ojos y decirle te amo. Quiero creer que esas lágrimas son porque lo extrañaste demasiado en las noches, que es porque él es el mejor hombre que podrías tener a tu lado y ya deseabas que te abrace, que te acaricie... Que te haga el amor. Quiero creerlo con todas mis fuerzas—un sollozo se escapa de mis labios sin poder evitarlo. No soy dueña de mis emociones en este momento e Inuyasha lo sabe, él lo sabe—preferiría que fuera eso a creer que es a él a quien le temes—miro a otro lugar en silencio y no le respondo—dime que no es por miedo que lloras, que no es porque no lo quieres ver, que no es porque él no es el hombre que amas Kagome—levanto la mirada y veo en sus ojos la desesperación plasmada.
—Tengo miedo—confieso en un murmullo mirándole a los ojos—tengo mucho miedo Inuyasha—mi voz sale en un hilo casi indescifrable.
Sin que se lo espere mis brazos rodean su cuerpo en busca de un refugio cálido. Mi cuerpo queda un poco flexionado hacia el suyo mientras mis lágrimas bajan libremente. Sus brazos me rodean y me apegan a su pecho mientras me permito llorar libremente.
Ese aroma que tanto me gusta se filtra en mis fosas nasales la calidez de su cuerpo me reconforta. Escondo mi rostro y por unos minutos deseo quedarme mucho tiempo así. De esa manera me siento tan protegida, tan especial y tan única.
Mis dedos tantean con miedo en su espalda suavemente y lo siento respirar un poco más fuerte. Ya no estoy llorando.
Siento mis labios secos por lo que los mojo con mi lengua y levanto la mirada. Sus ojos me observan con expectación y no sé qué demonios hago. No sé si esto es correcto, pero me siento bien. Se siente algo normal, no lo siento como un pecado, lo siento todo tan... Real.
Un suspiro se escapa de mis labios y antes de que pueda arrepentirme levanto mis labios a los suyos hasta que me encuentro de nuevo eso; ese indescriptible picor otra vez.
Inuyasha
Mis ojos no podrían encontrarse más abiertos en este momento. Esa calidez junto a la suavidad con la cual me reciben sus labios o yo recibo los suyos es perfecta.
Kagome mantiene los ojos cerrados entonces procedo a darle un beso. Dejo castos besos en sus labios y llego a su comisura, luego delineo sobre sus labios una línea recta para que ella los abra un poco. Cuando lo hace, la beso con calma.
Nunca un beso se ha sentido tan bien. Por fin conozco eso de los besos que te hacen sentir vivo. Porque es justamente lo que siento mientras sus labios se mueven con timidez sobre los míos.
Mis manos van con delicadeza a sus mejillas y la sujeto mientras mi mundo cobra colores y vida. Es como si por fin encontré el significado de estar vivo. Nunca un beso ha sido tan inocente y abarrotado de emociones.
Mis ojos se cierran y me dedico a darle tanto amor en un beso sin que este pase por perverso o lujurioso. Solo un beso inocente, inocente como Kagome, inocente como mis sentimientos por ella y tan inocente como lo que ella siente por mí.
Porque estoy seguro de que Kagome siente algo por mí y solo tiene miedo a demostrarlo. Sonrío en medio del beso.
Aun cuando no quiero detenerme ella se separa y parece un cordero asustado mientras me observa sin saber qué hacer. Sus mejillas se encuentran muy sonrojadas mientras sus labios tienen más color que antes. Una tonta sonrisa se posa en mis labios mientras la observo tocarse las mejillas mientras mira con los ojos muy abiertos a otro lugar o cualquier lugar que no sea yo.
—¿Ahora me ignoras?—pregunto y ella salta un poco en su lugar.
—Yo... Solo... Estoy—parece bastante avergonzada—lo siento—dice finalmente.
—¿Por qué?—pregunto mientras recargo mi cabeza de mis manos para observarla con más interés.
—Bueno, por... Ya sabes... Lo que acabamos de hacer hace un momento—ella se pone de pie—lo siento mucho Inuyasha—lame sus labios y yo memorizo esa acción.
—Una pregunta—le digo y ella respira fuerte.
—¿Cuál?—entrelazo nuestros dedos y ella los observa asustada.
—¿Me ves molesto, disgustado o mal?—ella me observa.
—No—asiento.
—¿Entonces te disculpas por algo que disfruté más que cualquier cosa en el mundo?—un pequeño jadeo se escapa de sus labios mientras ella aleja sus manos de las mías.
—Yo... No sé por qué lo hice. Quizás solo fue la situa...
—Solo fue el deseo comprimido que llevabas dentro Kagome—susurro y ella solo se queda en silencio—eso era lo que deseabas—ella rasca su nuca.
—Me tengo que ir—comenta mientras comienza a bajar los escalones.
La sigo en silencio y ella trata de parecer tranquila, pero veo la inquietud en su rostro. Ella camina hasta su despacho y abre la puerta entrando, pienso en dejarla tranquila, pero entonces escucho su voz.
—Entonces me abandonaste zorrita disfrazada—me congelo en mi lugar y la sorpresa me invade.
¿Se supone que él es mi amigo?
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Prohibido Para Ambos
FanficKagome Higurashi, una joven talentosa, pero que oculta bajo su ropa todos los años de infierno que su pareja le ha propiciado. Todo cambia cuando ella toma una decisión, una que cambiaría su vida para siempre. Porque esa decisión es prohibida para a...