—Kagome debes conocerlo—asegura Sango y me río de ella. Esta muy emocionada con su nuevo novio con el cual lleva ya tres semanas.
—Sango, creo que tu deberías ir sola—ella niega con una sonrisa.
—Le he hablado de ti y quiere conocerte—me dice jaloneándome fuera del despacho luego de nuestro turno.
—Sango—imploro y ella bufa.
—Además, él es el abogado del cual te comenté—la miro con los ojos abiertos.
—¿Por qué seguimos aquí?—pregunto y ella sonríe.
—Por cierto, esa mujer no deja de mirarte mal, creo que debes tener cuidado con ella—miro disimuladamente y se trata de Midoriko.
—No sé qué quiere esa mujer conmigo—ella se encoje de hombros.
—Solo cuídate, parece peligrosa—caminamos hasta su coche. Ya es el final de un largo día laboral y a pesar de que muero de cansancio, debo conocer el hombre que me ayudará a divorciarme de Naraku.
Si, Naraku y yo estamos legalmente casados y eso es algo que detesto, ni llevo el anillo. Sango estuvo tratando mi caso con él, ella es quien le ha estado hablando, sobre todo, exceptuando las violaciones porque aún me da miedo admitirlo en voz alta. Ese terror a que me juzguen y no me crean está en mi mente y aunque visite a mi psicóloga, sigue latente dentro. Creo que eso es uno de los miedos más grandes que debo superar.
Llegamos a un bonito restaurante y nos quedamos en silencio.
—Nunca me comentaste que mi abogado es tu novio—digo con el ceño fruncido.
—Supongo que se me olvidó, vamos, él es un encanto de hombre—hay veces en las que me siento mala amiga.
Mirar la felicidad de Sango me hace sentir envidia. Sí, porque jamás podre comportarme de ese modo nuevamente. Puede que sane, pero las cicatrices no me dejaran confiar plenamente en otro hombre jamás. Siempre estará esa pequeña duda de si él es igual a Naraku. Siempre estará esa pregunta, aunque sea de manera inconsciente.
Desde pequeña tuve un sueño de conocer el amor de mi vida, pero del único que pensé enamorarme fue de Naraku y resultó ser un enfermo mental que abusa de las mujeres y les pega. No comprendo su obsesión conmigo. Hay muchas mujeres. ¿Por qué yo? ¿Por qué golpearme y abusar de mí? Son preguntas que siempre he deseado hacerle, pero que tengo miedo de cual forma él podría responderme.
Sango y yo ingresamos en el bonito lugar y ella mira en busca de lo que supongo es su novio. Al verlo sonríe complacida y caminamos. Al estar frente a la mesa y el chico levantar la mirada mis ojos se abren y siento que palidezco. Me mareo y todo ese miedo sale a flote.
—Kagome—dice el amigo de Naraku mirándome con los ojos abiertos. Siento nauseas, tengo miedo, mis manos sudan.
Naraku sabrá todo.
Todo lo que he hecho ha sido en vano.
Naraku me va a matar.
Tengo miedo.
—Dios mío Kagome, estás blanca como un papel—ella me ayuda a sentarme y trato de recordar lo que me dijo Yuka que haga en estos casos, pero estoy bloqueada.
En todo lo que puedo pensar es en Naraku, es como si ya sintiera todos los golpes que voy a recibir. Como si mi cuerpo ya supiera la rutina de maltrato.
—Él me matará—murmuro con los ojos como platos. Todavía no me puedo enfrentar a Naraku. No estoy bien de mi estado mental aún. Pero siguiendo los consejos de Yuka me voy tranquilizando de a poco.
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Prohibido Para Ambos
FanfictionKagome Higurashi, una joven talentosa, pero que oculta bajo su ropa todos los años de infierno que su pareja le ha propiciado. Todo cambia cuando ella toma una decisión, una que cambiaría su vida para siempre. Porque esa decisión es prohibida para a...