No Es Vampiro, Es Demonio

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Darlene atinó a pegarle un buen puñetazo al rostro de Samantha, la cual quedó inmovible cuando Elizabeth le enterró las uñas en la espalda y le rasgó los tendones de los tobillos con sus colmillos. Aquel golpe la hubiera dejado inconsciente, si no fuera por que de repente su cuerpo desapareció de esa habitación, dejando sus ropas abandonadas en el suelo.

- Aún esta aquí... -Habló Elizabeth, examinando el cuerpo de Darlene en una mirada rápida.- Confié en que serias un rival más digno para ella, me equivoque.

- Gracias.

- No seas irónica.

La vampiresa le dedico una suave sonrisa, fue por impulso. Agarró a Darlene por los hombros y la obligó a subir las escaleras del sótano. 

- Esa mujer, a penas la conozco.-Ambas se quedaron paradas en la mitad de la sala, se veían muy tranquilas, pero la mente de la vampira quería estallar, había algo que no le gustaba en todo esto. Darlene Continúo.- ¿Vino a atacarnos por que tiene algún problema contigo? ¿Tu la atrajiste hasta acá? Eres un riesgo para esta mansión.

- ¿Yo, un riesgo? 

Darlene esperaba una respuesta con más información, pero la vampiresa se quedó callada y no parecía tener las intensiones de seguir hablando. Fue en ese entonces que le dio un escalofrió que le corrió todo el cuerpo. Ella sabia muy bien que significaba eso.

- Me habías dicho que ella aún seguía aquí, ¿No?

Sin previo aviso, todas las puertas y ventanas fueron azotadas por una gran ráfaga de viento, que no solo atravesó toda la mansión derrumbando algunos muebles y retratos a su paso, si no que también logró empujar a las chicas fuera de la mansión. Elizabeth, la cual era un poco más astuta, logró caer de pie sobre una rama de pino, balanceándose un poco. Pero Darlene era otro asunto. Su cuerpo impactó directamente contra el tronco del árbol.

- ¡Oye, Darlene! -Elizabeth saltó de la rama hacia el suelo para ver como se encontraba la chica, pero en cuanto llegó al suelo, cayó de bruces hacia atrás, no podía mover sus piernas.- ¡Ah, maldita cosa! 

Una serpiente de color celeste se encontraba enrolladas en sus piernas, el cuerpo del animal estaba ejerciendo tal fuerza que las piernas de Elizabeth comenzaron a tomar un color morado. Al segundo Elizabeth se enderezó, notando como la serpiente abría su boca mostrando sus pequeños dientes.

Era venenosa.

No tardó en reaccionar, pero Darlene fue más rápida y descuartizo al animal con sus garras. Le ofreció una mano a la vampira para que esta pudiese levantarse, pero esta toda orgullosa se puso de pie sola e ignoro el gesto de la chica. 

- La voy a matar. 

- ¿A que te refieres? -Preguntó Darlene.

- A esa mujer la voy a destrozar. Hace un rato me preguntaste si fui yo quien la atrajo hasta tu hogar, pero déjame decirte que ella vino por ti, no por mi. 

- No me gusta eso.

Al parecer Samantha ya se había esfumado del lugar. Darlene no podía sentir su presencia y los sentidos agudos que poseía Elizabeth tampoco detectaron algo. Los puntos fuertes de la teñida no se basaban en luchar, eso quedó claro, pero resultó ser muy hábil para entender las cosas y tomar decisiones rápidas. A diferencia de ella, Elizabeth lleva un entrenamiento desde pequeña, pero le cuesta conectar los cabos sueltos. 

Que manera más cómica de unir a la familia biológica y adoptiva de Dainis. 

- Samantha es una vampira maldita, literal. Estuve investigando mucho antes de llegar aquí. Esa mujer posee una maldición horrible, aun así no sé que es lo que quiere. 

La Elegancia Al Caminar [YAOI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora