Dos grandes familias se encontraban hablando amistosamente en una mansión de clase alta y de bastante dinero. Ambas familias reían, conversaban y los niños pequeños jugaban. Todas las ventanas y cortinas estaban cerradas obviamente, ya que era medio día y el sol podría entrar por las ventanas con tan solo tocar una cortina, y esa no era la idea. Las familias vampíricas ya estaban acabando su gran banquete de comida y sangre, claro.
―¡Mamá, mamá! ―Dijo un pequeño niño de unos seis años humanos, intentando que su madre le prestara atención mientras él y uno de sus amigos hacían una competencia en la sala de estar― ¡Mira, mira! ¡Le gane a Laru en quien saltaba más alto!
―¡Pero eso es porque tú eres más alto y viejo! ―Reclamo el vampiro menor, Laru. De todas maneras él tenia razón. Laru tan solo tenia cuatro años humanos, recién cumplidos, mientras que su amigo, Jann, ya estaba por cumplir los siete.
Las madres de ambos niños no pudieron evitar reír cariñosamente por el juego absurdo de sus hijos. Por otra parte, los hombres hablaban de grandes cazas que habían hecho los años anteriores.
―¡Te apuesto a que no puedes pararte con las manos! ―Dijo sonriente Laru. Él había aprendido hacer eso gracias a su hermano que tenia su misma edad― ¡Veras que soy mejor que tú!
―Eso esta por verse, enano ―Respondió Jann para luego ponerse de manos y mostrarle la lengua a Laru―. Solo mírame y aprende.
―Mejor fíjate en mi y ríndete ―Dijo Laru con aires de superioridad―.
El chico se puso de manos y comenzaron a competir en quien de los dos duraba más en esa posición.
No hizo falta ni contar hasta cinco segundos para que Jann se desparramara en el suelo sin aviso alguno, pero no tan solo se callo al suelo, si no que también salió rodando hacia las escaleras que daban al tercer piso de la mansión. Laru se alarmó en cuanto vio a su amigo muy cerca de ese lugar, entonces se puso de pie y se acercó a Jann para intentar alejarlo de allí.
―Hay un olor raro... muy raro... ¿lo sientes, Laru? ―El chico respondió con rapidez y con nerviosismo mientras agarraba la mano de su amigo para llevarlo de vuelta a la sala. Lo que menos que quería Laru, era que su amigo se enterase de lo que se guardaba debajo de las escaleras.
―¡Vamos, Jann, no puedo cargarte! ―Dijo un poco desesperado el menor.
―Pero... solo quédate un rato y respira con calma ―Insistió Jann sin prestar mucha atención a los tirones de su amigo―, es un olor como a... como a perro. Iugh.
Laru se enojó por ese comentario, ya que Jann ofendió a una persona muy especial para él, por lo que no evitaría ser cruel esta vez con su amigo. Laru se posicionó a un lado de su amigo, y de un fuerte empujón lo tumbó en el suelo para después volcarlo como cerdo hasta llegar nuevamente a la sala.
Jann quedó confuso ante tal comportamiento de su amigo. "¿Por que Laru estaba tan ansioso de alejarme de la escalera?". Se preguntó mentalmente mientras miraba a su amigo que estaba todo ruborizado por el esfuerzo que había hecho al empujarlo. Pero la curiosidad no se detuvo y habló.
―¿Qué había ahí, Laru? ¿Por que olía así? ¿Sabes tú por qué?
Laru se quedó un poco inmóvil al escuchar a su amigo, pues no podría mentirle, ya que él era muy malo haciendo eso, pero tampoco podía responder a esas preguntas, sus padres se lo prohibieron.
―Pues... ¡Ahí murió el perro de mi hermana mayor! ―Respondió rápidamente y con voz alta para intentar llamar la atención de sus padres y que estos lo ayudaran para librarse de las preguntas de su amigo.
―¿Qué? ¿Tu hermana Elisabeth tiene un perro? ¿Cómo mascota? ―Preguntó sorprendido el mayor mientras se imaginaba a sí mismo rodeado por pequeños perros que le lamian el rostro y las manos.
―Tenía... ―Respondió Laru fingiendo lastima por el perro, que en realidad, no existe― Se llamaba... ¡Francisco! ―Dijo nuevamente en voz alta para que su padre le prestara atención.
―¿Francisco? ¿Cómo tu papá? ―Dijo Jann mientras retenía una pequeña risa. Para suerte del menor, su papá puso atención en los niños al escuchar su nombre.
―Si, y como está muerto es obvio que sientas un olor a perro, ya que tu olfato es muy sensible ―Hablaba Laru de una forma lenta para que su papá pudiera captar la indirecta de su hijo―, además, el cuerpo esta ahí por que mis padres van a enterrarlo, pero ahora está en una bolsa negra.
―¿Y por qué está en una bolsa?
La charla se vio interrumpida por la madre de Jann. Laru le estaba agradeciendo al cielo por tal hecho, pero en realidad había sido Megan, la madre de Laru, la que le había dicho indirectas a su amiga para que ella se quisiera ir.
―Jann, hijo. Está atardeciendo y recuerda que que vamos a desayunar con tus abuelos, ve juntando tus juguetes que nos vamos en cinco minutos.
Los padres de los niños ya se estaban despidiendo entre ellos y Jann ya había recogido sus juguetes en una pequeña mochila de El Hombre Araña. Laru no dejaba de mirar hacia las escaleras, hasta que su amigo se puso enfrente de él y se despidió con un tímido beso en la mejilla.
Los invitados agradecieron por el pequeño banquete y se fueron de la casa.
―Laru, ve a avisarle a tu hermano que ya puede salir ―Dijo el padre del niño. El hombre estaba un poco intranquilo, ya que había entendido perfectamente las indirectas de su hijo, pero luego se calmó cuando su mujer y él salieron al jardín para ver el atardecer.
Laru corrió hacia las escaleras y sacó una pequeña llave debajo de uno de los escalones, luego fue a una de las paredes que estaba al lado y empujó un escritorio para dejar a la vista una pequeña chapa de madera.
―¡Hermano, voy a abrir la puerta! ¡Ya se han ido los vampiros! ¡Así que no te asustes cuando escuches la puerta abrirse! ―Dijo el niño como una advertencia para que su hermano no se asustara. Dicho eso, Laru abrió la puerta con la llave. Y tan luego como lo hizo, un chico de ojos mieles y cabellos rojizos se abalanzó hacia él y le regaló un gran abrazo de oso.
―¡Por fin! ¡Pensé que moriría de aburrimiento allí dentro! ―Decía con entusiasmo el niño mientras brincaba de un lado a otro.
Laru comenzó a reír por la extraña reacción de su hermano adoptivo con tan solo liberarlo de su mini cuarto de cuando hay personas ajenas en la casa.
―Ya cálmate, Dainis. Nuestros padres están afuera, ¡Vamos a jugar! ―Laru agarró de la mano a su hermano y salieron corriendo hacia el patio de atrás de la mansión.
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La Elegancia Al Caminar [YAOI]
LobisomemDainis pertenecía a la manada de los "WHITE NIGHT". Al poco tiempo, después del nacimiento de Dainis, las familias mas débiles y pobres fueron desterradas de la manada, así dejando a las familias a su propia suerte en el peligroso mundo en donde vi...