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Todos estaban más que anonadados, inclusive se dirían que todos los que estaban presenciando la escena quedaron congelados, entre ellos Marco era el más afectado, y eso no solo era por el puñetazo que recibió por parte de Carlos que lo mando al suelo al instante, sino que el objetivo de su burla causo lo que no tenia en mente.

Miguel por su parte, tampoco se lo creía, su cuerpo se había dormido a pesar de él estar despierto, ninguna de sus extremidades daba señal alguna de querer moverse y todo en su entorno daba vueltas.

Ninguno se había imaginado tal acción del ojiesmeralda, y digamos que ni el mismo pensaba tan bien las cosas, pero les daba una buena lección a todos.

- ¡Son unos asquerosos! - se atrevió a decir alguien entre todos los que presenciaban.

La mayoría reacciono ante aquel gritó, poco a poco la gran mayoría de alumnos daban apoyo a ese único comentario.

Carlos los seguía ignorando, todos aquellos abucheos y maldiciones lanzadas hacia ellos, pero el castaño simplemente parecía que no escuchará, siguió con lo suyo y era besar a Miguel.

Algunos de los alumnos que estaban entre la gente que seguían soltando veneno en sus palabras, se acerco a la recién pareja que era la protagonista, la rodearon y comenzaron a defenderlos.

Ahora parecía guerra aquel momento, un sin fin de maldiciones, un sin fin de gritos y solo tres de ellos parecían no escuchar nada.

Carlos se separo de aquel tierno contacto que tenia con el pequeño Rivera, rió una vez que noto que Miguel no reaccionaba ante sus llamados, noto las lágrimas que amenazaban en salir y una que otra ya seca sobre el rostro del menor. El de orbes esmeralda negó para si, se volvió a acercar a Miguel y beso con suavidad la frente, y tal como lo suponía, Miguel reacciono.

- Por fin, volviste - bromeó poco el mayor, ignorando todo a su alrededor, dando toda su atención al que tenia frente a él, lo abrazo y colocó la cabeza del Rivera cerca de su pecho - Ignora todo lo que esta alrededor nuestro Miguel y solo escucha - pidió el mayor, bajo un poco su cabeza ocultando su rostro entre el cabello oscuro del menor.

Miguel puso su completa atención a Carlos, mientras que su rostro se teñía de un matiz carmín, inclusive podría competir con el color se un tomate en aquel momento, sus ojos se abrieron más de lo debido, su boca lanzaba balbuceos y su cerebro se desconectó por un par de segundos de su cabeza, mientras que su corazón comenzaba a palpitar de manera inmediata.

¿Era real lo que estaba viviendo?

¿Era real lo que pasaba en aquel momento?

¿Era real lo que Carlos le había dicho en aquel susurró lleno de palabras dulces?

¿Era real el agitado palpitar de Guerra, al estar abrazado de Miguel?

MasoquismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora