De relaciones prohibidas y una abeja

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El amor es una mierda, llega cuando menos te lo esperas, lo encuentras en el lugar más inadecuado y, sobre todo, genera problemas, muchos problemas.

Mi hermano y yo nos llevábamos un año, él tenía dieciséis y yo quince, por eso siempre habíamos sido muy unidos, me encantaba pasar tiempo con él, jamás me pareció raro o incomodo estar con él y contarle cualquier cosa que me ocurriera. Con forme fuimos creciendo mis padres de mostraban más reacios a que nuestra relación fuera tan íntima. Ya no podíamos bañarnos juntos, ni dormir en la misma cama, se supone.

A pesar de que mi hermano tenía su propio cuarto se escabullía en las noches para entrar al mío, me abrazaba y dormíamos uno junto al otro. Algunas mañanas había algo molestando en mi espalda baja, al principio no sabía qué era, pero después lo entendí, jamás le comenté nada a mi hermano, en realidad no me incomodaba, todo lo contrario, casi podría decir que me gustaba.

Total. Estábamos un día juntos en el patio trasero, mis padres habían salido de viaje el fin de semana y nos habían dejado solos.

—Oye —llamó mi hermano sacándome de mis pensamientos.

—¿Qué paso? —pregunté sin más.

—¿Ya has dado tu primer beso?

Su pregunta me dejo extrañada, pero no reparé en contestar sinceramente.

—No —dije en un susurro, al final sí me daba pena —¿Y tú?

—Tampoco —se encogió de hombros simplemente, pero a mí me pareció extraño, mi hermano era un galán, podría decirse, entonces sí que causaba confusión que no hubiera besado a nadie aún.

—Ah —fue lo único que atiné a contestar.

—Tengo una idea —repuso de pronto con un brillo extraño en los ojos.

—Dime —lo alenté curiosa.

—¿Y si nos besamos? —dijo la pregunta como si hubiera sugerido dar un paseo, como si fuese la cosa más normal que los hermanos se besarán.

—Mmmmm... —parte de mí añoraba con ansias hacerlo, pero había también otra pequeña parte que insistía que estaba mal.

—Anda —dijo emocionado —solo uno y ya, para coger práctica.

Asentí sin pensar y entonces él sin preámbulo presionó sus labios sobre los míos. No fue el mejor beso de la historia, obvio ninguno de los dos sabía cómo hacerlo. Pero no tuve tiempo para quejarme, después de ese beso vinieron más, luego cosas más allá, aprovechábamos cualquier momento a solas. Establecimos una especie de relación secreta de la que solo nosotros eramos partícipes, sabíamos que estaba mal, pero no podíamos estar separados. No era nuestra culpa.

Un día salimos al centro comercial, mis padres nos habían dejado porque obviamente no veían nada extraño en que saliéramos de compras juntos. Claro.

Estábamos paseando por el mall, comprando algunas cosas y disfrutando como una pareja normal que no tiene nada que esconder. Aunque obviamente sí teníamos qué esconder, y nos cuidábamos bien de que nadie conocido nos viese, teníamos una coartada preparada y entre la multitud nos sentíamos protegidos, pero no era así.

Nos estábamos besando, un beso nada inocente cuando escuchamos unas voces llamándonos.

—Los hemos visto besarse —dijo un niño pequeño a nuestra espalda.

Voltee la vista y me encontré con mis dos primos, era como nosotros, un chico y una chica, y también solo había un año entre ellos, solo que entre ellos la niña era la mayor.

—Han visto mal —repuso mi hermano. Estaba presto a utilizar nuestra coartada, él menos nervioso que yo.

—Claro que no —dijo mi prima —los hemos visto, igual que en las películas.

Tenía solo seis años y su hermano cinco. No entendían que estuviese mal que nos besáramos, y por ello en ellos no funcionarían excusas, solo debíamos asegurarnos de que no dijeran nada.

—¿Prometen que no dirán nada? —pregunté inclinándome hacia ellos.

—¿A cambio de qué? —esta vez habló mi primo.

—Un helado —dije viendo la heladería en frente.

Ellos parecieron pensarlo pero llegaron a un acuerdo conjunto y asintieron.

Estábamos ya en la heladería cuando una abeja se acercó atraída por el olor. No le tome importancia y ordené.

En eso mi prima soltó un grito. La abeja le había picado y ella era alérgica. No lo sabíamos, no pudimos hacer nada. Murió. Y más problemas.

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