El cielo pesa sobre tus hombros y el mar te llega al cuello
Te estás hundiendo en el barro, estás enterrado hasta los talones
Hay un dique sobre tu espalda que te obliga a inclinarte
Y hay una herida en tu abdomen que no para de sangrar
Vas corriendo en medio del fuego, pero no intentas salir, solo quieres ver qué hay al final
Te mides cara a cara contra el miedo y piensas que lo puedes derrotar
Te llenas los bolsillos de piedras y sueñas ser el más veloz
El público aclama, la multitud te ovaciona
Se paran sobre tus hombros y el agua solo les moja los pies
Te jalan hacia abajo cuando intentas despegar
Te empujan por detrás para humillarte en sumisión
Y te clavan el vientre tantas palabras como se saben
Te apuran desde la otra habitación resguardados por una pared
Te animan desde las gradas sabiendo que perderás
Y tú les haces caso
Cuando te toca servirte de ti mismo te metes dentro las mismas palabras que ellos dicen, tu pared está llena de trofeos y medallas, pero todo es de aluminio, medio brilla y medio vale, te conformas dolido y gritas eufórico que has llegado más lejos que cualquiera, te han dicho que si te lo crees lo haces realidad.
Crees que puedes volar
Y te lanzas en picada hacia el mar
Te crees tan fuerte
Y luchas contra la muerte
Te crees esencial
Pero solo eres especial
La culpa es de los demás, porque ponen en ti más fe de la que tienen aunque no te crean capaz de nada, pero también tuya, porque te exiges de más, y porque les crees.
Las expectativas matan, aplastan y te hacen infeliz, cuando logras algo es tan vano y tan seco que no parece de verdad.