Capítulo 6 "Retos y rupturas"

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El silencio se había apoderado de las calles de San Francisco, anunciando que la noche había llegado, y que finalmente era hora de irme a casa. Aún no estaba lista para enfrentar a mi hermana, pero ya no me quedaban más opciones. Quizás es mejor decir la verdad

Me despedí de Jack para salir en el auto de Jenna, mientras pensaba en cómo detener el tiempo para evitar que esto pasara. Tal vez la vida fuera fácil si estuviéramos en una película de Disney, donde una canción tonta y pegajosa resuelve todos tus problemas de forma mágica

—¿Se lo vas a decir? —interrogó Jenna aparcando el auto. Su tono, más que una pregunta, era una afirmación de que ya no me quedaba otra alternativa

—¿Por qué no mejor nos olvidamos de eso, y te quedas esta noche para una noche de chicas? —sugerí con ojos suplicantes

La miré, haciendo un puchero, y ella me sonrió burlona

—Ella sabrá que algo malo pasa —dijo desviando la mirada hacia el retrovisor

Eché mi cabeza hacia atrás, pensando en lo que había dicho. Yo siempre había sido un libro abierto para Diana, y no habían secretos entre nosotras que no descubriéramos con solo mirarnos

—No lo hará —afirmé sintiendo como un foco imaginario se encendía sobre mi cabeza como en las caricaturas —. Le diremos que estás mal porque Raymond apareció con esa chica en Jack's House —planteé ahogando una risa 

—No dejaré que le digas eso —se negó discutiendo

—¿Qué? ¿acaso no es verdad? —pregunté en forma retadora. Aunque sabía que me diría que no, por dentro estaba destruida. Así como yo era el libro abierto de Diana, Jenna era mi libro abierto, y para su desgracia, a mi me encanta leer

Ella solo permaneció en silencio mientras conducía camino a casa, su expresión se tornó seria, y aceleró el auto como si hubiera visto a la chica en medio de la calle para atropellarla

—¿Qué diablos crees que estás haciendo? —pregunté aferrándome al asiento 

—Sólo quiero que todo desaparezca —dijo con su voz temblorosa, dejando caer su cabeza sobre mi hombro para llorar

La abracé, acariciando su cabello sin saber qué decirle. Ella lloraba y gemía cubriendo su rostro como si alguien se hubiera muerto, y tal como si estuviera en un funeral, yo no sabía qué decirle para hacerla sentir mejor

—¿Te quedas esta noche con nosotras? —propuse cuando finalmente llegamos a casa. Lo único que quería era olvidarme del problema de Frank y del sueño tan patético de esta mañana. Era egoísta si quiera pensar en eso cuando mi amiga estaba destrozada, pero era inevitable para mí pasar un día sin pensar en Charlie, aún cuando los problemas del mundo no tenían nada que ver con él

—De acuerdo —aceptó rápidamente. Vi la tristeza genuina brillar en sus ojos a través del rímel ligeramente corrido en sus mejillas. Jenna no era de las chicas que usaba maquillaje en exceso. Con su piel blanca, lindos ojos color miel, mejillas delgadas con rubor natural, y labios rosa natural, perfectamente alineados, era la chica perfecta para cualquier chico que quisiera estar con ella

Me desabroché inmediatamente el cinturón de seguridad, y me bajé para ayudar a Jenna a bajarse. Me miró por medio segundo, forzando una sonrisa y tomando mi mano para caminar hasta la casa

—¿Pediremos pizza? —habló secando sus ojos, y limpiando su nariz

—Mejor pidamos hamburguesas —sugerí mientras introducía la llave en la puerta, pensando para qué sirven tantos juegos de llave si solo va a abrir con una

El amor de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora