Capítulo 38 «De vuelta a tus brazos» (Hacia su gran final)

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Me quedé ahí, tirada en la arena, sintiéndome el ser más miserable y despreciable del mundo mientras recordaba todo lo que había vivido la noche anterior. La sensación de tener a Bradley aún encima de mí parecía real todavía, creando en mí una sensación de inseguridad

—Veo que ya despertaste —dijo Bradley parado frente a mí, comiendo algo que ni siquiera me detuve a pensar qué era —. Come un poco —ofreció extendiéndome el plato, y yo hice un gesto de disgusto —. Como quieras —Encogió sus hombros, sentándose para comer su comida

Un silencio asfixiante se hizo entre nosotros, llenándome de pensamientos de nostalgia otra vez. Cuando era niña solía creer que podría controlar mi destino a la manera que yo quisiera, y tener todo bajo mi control absoluto, pero en ese momento no era así, y nada de lo que alguna vez imaginé se cumplió

—¿Por qué nunca me quisiste? —preguntó, intentando hacerme sentir culpa —. ¿Acaso Charlie era mejor para ti que yo? —Tomó mi muñeca, apretándola con fuerza

—Suéltame —grité forcejeando, intentando liberarme —. No tenía que ser así, Brad —Le di una mirada suplicante —. No había motivos para llegar a esto —Dejé que mis lágrimas escaparan, dejando salir todo el dolor que llevaba dentro de mí

—¡Ya estoy harto de que me rechacen¡ —Me acercó a él, haciendo que nuestras caras quedaran muy cerca —. ¡Ya estoy harto de que tú me rechaces!

El teléfono de Bradley sonó, interrumpiendo lo que fuera que estuviera a punto de pasar en ese momento

—Hola, tío Frank —contestó Bradley, alejándose de mí. Aún me era imposible creer que él estaba aliado con Frank en todo esto —. ¿Por qué hablas tan extraño? —Frunció el ceño, alejándose un poco más para impedirme oír su conversación

De repente sus ojos se abrieron sorprendido, y comenzó a caminar de un lado a otro, nervioso y molesto por lo que fuera que Frank le había dicho, lanzándome miradas de odio

Mi cuerpo empezó a moverse tembloroso cuando mi teléfono sonó, haciéndome temer por mi vida cuando el número de Charlie apareció en mi pantalla

—¿Charlie? —intenté parecer relajada para no asustarlo

—Dime ¿qué te hizo ese bastardo? —pidió saber de manera inmediata —. Fui a casa de Kevin, y cuando me abrió Frank me contó todo lo que estaba planeando -dijo horrorizado —. ¿Qué es lo que está pasando, Caroline? —Sus jadeos alterados eran cada vez más acelerados

—No quiero que te metas en esto, Charlie —supliqué, imaginando y temiendo lo peor —. No quiero que te lastimen —susurré, cerrando mis ojos, deseando tenerlo cerca para abrazarlo

—Está bien —aceptó la condición de mala gana —. Pero si algo sucede, quiero ser el primero que lo sepa para ayudarte

—De acuerdo —Forcé una sonrisa, aunque no podía verme —. Adiós

Miré hacia el mar, recordando con tristeza todo lo que había pasado en sólo este año. Me había reencontrado con el amor de mi vida, habíamos tenido una maravillosa relación que se terminó, y ahora estaba atrapada entre un dúo de enfermos mentales que se quieren vengar de mí

—Tenemos que regresar a San Francisco, ahora —dijo Bradley recogiendo nuestras cosas con apuro —. Parece que a tu príncipe le dio por hacerse el héroe otra vez —Rió con burla —. Ya es hora que le demuestre a ese imbécil quién es el mejor

—Nunca vas a hacer que yo te ame, Brad —Intenté contener el llanto atorado en mi garganta —, pero puedo ofrecerte mi amistad si te olvidas de todo esto y cambias

El amor de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora