Capítulo 21 «Después de la tormenta»

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Había dormido poco después de la trágica noche que me había tocado pasar a causa de mi ruptura con Charlie. Aún me parecía mentira que todo eso de verdad había pasado, y me ilusioné con la idea de que él me llamaría para desearme buenos días, como siempre solía hacerlo

Tomé mi celular y al darme cuenta de que no tenía ni un mensaje ni llamada de aquel chico, lo tiré sobre la cama con frustración, llevándome las manos a la cabeza, tirando de mi cabello

Me levanté finalmente de la cama, donde Michelle estaba preparando un cereal con queso derretido, que no era el mejor platillo del mundo, pero era lo único que recuerdo que sabía preparar desde que Jenna y yo eramos niñas

—¿Quieres un poco, Caroline? —habló la mujer entregándome una taza de aquel desastre -. Supongo que eso es un no —Alejó la taza, notando mi expresión asqueada

—Yo puedo prepararme algo, Michelle —dije cambiando mi expresión para que no se sintiera ofendida —. No te preocupes

—Yo te acompañó —Se levantó mi amiga, acompañándome a la cocina

Caminé lentamente hacia la cocina, saqué una bolsa de pan y algunos vegetales y jamón para prepararme un rápido sándwich e irme a trabajar

Mi mente perdió el enfoque repentinamente. Recordando aquellas mañanas de desayunos y chistes al lado de mi hermana, recordando cómo su risa escandalosa inundaba la casa, y llegaba hasta mis oídos, haciéndome reír de la misma forma.

También pensé en Charlie. En todas las aventuras que habíamos vivido de niños, y en todas las veces que había intentado declararme su amor, y era interrumpido por el resto grupo, causándome cierta gracia al verlo moverse nerviosamente de un lado a otro, intentando buscar las palabras que expresaran sus sentimientos

—¡Caroline! —llamó mi amiga, tirando de mi brazo con brusquedad —. Tenemos que irnos ahora -insistió levantándome por la fuerza

Ni siquiera tenía ganas de ir a trabajar. Solo quería quedarme en casa, echándome a morir, y recordar aquellos momentos con aquellas personas que alguna vez me amaron, amé, y aún amo con el alma

—No he desayunado —me excusé resistiéndome

—Tú no quieres desayunar —Se cruzó de brazos, mirándome con los ojos entrecerrados —. Lo único que quieres es quedarte aquí llorando y lamentándote por Diana y Charlie ¿o me equivoco? —Levantó una ceja —. No te voy a dejar hacer eso —Me abrazó por detrás —. Vámonos a trabajar —ordenó, llevándome a la habitación para vestirme

Me puse lo primero que encontré en el armario, y al mirar mi aspecto en el espejo de cuerpo entero de la habitación hice una mueca de desaprobación

—¡Espera! —dijo mi amiga bloqueándome el paso —. ¿De verdad piensas ir a trabajar con ese aspecto de madre soltera fracasada? —se burló Jenna —. ¿Qué va a pasar si Charlie te llega a ver de esa forma? —preguntó rebuscando en su armario

—No creo que después de lo que pasó entre nosotros se atreva a aparecerse por allá -dije rogando mentalmente que tuviera razón

—Nunca digas nunca —Se encogió de hombros, con una expresión pensativa en su rostro —. Mi mamá dice que después de la tormenta llega la calma, y que al final las cosas malas siempre nos enseñan para mejorar

Medité en las palabras de mi amiga, pensando que tal vez esto sería algo que pasaría muy pronto, y que todo se resolvería a nuestro favor algún día

—¿Entonces crees que haya alguna posibilidad de volver con él? —pregunté tratando de no hacerme muchas esperanzas, aunque las palabras de mi amiga me subieron el ánimo hasta las nubes

El amor de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora