El amor de mi vida

Capítulo 40 «Hasta que la muerte nos separe» «Gran final»

Desde que el sol temprano en la mañana, me encontraba parada en la ventana, viendo el reloj digital en mi mesita de noche, esperando que pasaran las horas, y al mismo tiempo rogando que se detuviera el tiempo

Observé la caja blanca sobre mi cama con cierta ansiedad recorriéndome todo el cuerpo. En esa caja blanca envuelta en un listón rosa bien hecho, se encontraba una prenda que cambiaría mi vida para siempre

Mis ojos se iluminaron cuando saqué el vestido de novia estilo princesa de mangas cortas y espalda descubierta, y una cola. Una risa nerviosa escapó de mí, y al verlo supe inmediatamente que Jenna había sido la de la idea de regalármelo

-Le dije a Jenna que era demasiado exagerado para ti -dijo Diana detrás de mí, haciéndome sobresaltar -. Pero no pude evitar que lo comprara -Rodó los ojos, riéndose

-Es hermoso -Reí, intentando ver la parte de atrás en el espejo de cuerpo entero de la habitación -. ¿David ya llegó? -pregunté respirando más agitada, como si las paredes estuvieran cerrándose a mi alrededor

-Está afuera -Señaló hacia la puerta con el dedo pulgar -. Ya es hora de irnos -Extendió su mano hacia mí, y yo la tomé sin pensarlo dos veces

Sentí mis piernas temblar a medida que bajábamos las escaleras. Mi corazón se movía en mi pecho como si estuviera a punto de explotar, haciendo que tragara grueso varias veces, como si eso funcionara para mantenerlo en su lugar

-¡Wow! -exclamó David, silbando al verme bajar -. Jamás te había visto con vestido -Me dio un beso amistoso en la mejilla -. Te ves preciosa

-¿Y a mí no me vas a decir nada? -Se quejó Diana, acercándose a su novio de forma provocadora

-Te ves bellísima, querida -Besó a su novia, mirándola con amor

-Gracias -Sonreí, sin ganas de hablar debido a los nervios _. ¿Ya me están esperando? -pregunté con impaciencia

-Asi es -Me ofreció su brazo para caminar -. Si te consuela, mi hermano está peor que tú -Soltó una carcajada -. Ya le han amarrado el nudo de la corbata seis veces -Se echó a reír hasta que sus ojos se humedecieron

-¿Quién dice que no he intentado romper las mangas de este vestido con mis propias manos? -Borré la sonrisa de mi rostro, regalándole una mirada nerviosa a mi futuro cuñado

Caminamos juntos hasta el auto que me llevaría directo a la iglesia donde Charlie y yo estábamos a punto de casarnos

Cuando lo miré, me quedé en shock. Era una pequeña limusina blanca decorada con rosas color rosa y blanco, y listones de los mismos colores

-Vamos -Ofreció su mano para guiarme

La limusina se puso en marcha, haciéndome estremecer. No tenía duda alguna de querer casarme con Charlie, y menos después de todo lo que habíamos pasado, pero no podía evitar sentir que todo me daba vueltas en ese momento

Sentí mi estómago dar vueltas, y como si estuviera a punto de desmayarme en la limusina en aquel momento

-¿Estás bien, Caroline? -preguntó Diana, tomándome de la barbilla para hacer que la mirara -. ¿No estás segura de querer hacer esto, verdad? -Me abrazó para darme ánimo -. Si quieres le digo a.....

-¡No! -interrumpí, sintiendo mi corazón moverse rápido en mi pecho -. No es eso -Me enderecé, intentando componerme -. Ya pasará -Me forcé a sonreír, tratando de relajarme

Mientras el conductor se dirigía a la iglesia, mis pensamientos se perdían. Me perdí en el recuerdo de cuando Charlie y yo nos conocimos, en nuestro reencuentro en el restaurante, y en todo lo que habíamos pasado para llegar a este momento justo ahora