Capítulo 9 "El nuevo jefe"

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Las horas pasaron lentas a partir del momento en que volví a mi habitación, y después de eso no pude volver a dormirme. Los rayos del sol iluminaban la habitación, anunciando que ya era hora de levantarme e ir a trabajar, y sobretodo, era otro día en el que tendría que armarme de valor para soportar la presencia de Frank en mi casa

Y ahí estaba él con una horrible pijama gris, y zapatos casuales que se veían aplastados en la parte de los talones, y el poco pelo que se veía en su cabeza estaba desordenado

Me quedé en la escalera, debatiéndome entre bajar, o simplemente dar la vuelta, vestirme, e irme para comenzar con otro día de trabajo

—¿Dónde está mi hermana? —pregunté terminando de bajar las escaleras, dirigiéndome a la cocina

—Mi hija se está preparando para ir a su escuela —dijo señalando con su tenedor hacia la habitación de Diana —. Ella no será como tú, y jamás lo será —agregó —. Ella será mi orgullo, y no la decepción que fuiste tu para Marissa —habló haciendo referencia a mi madre

Frank siempre nos comparaba a Diana y a mí con la única intensión de humillarme y de hacerme sentir miserable. A los once años ya se había encargado de hacer de mi vida un completo infierno, y gracias a Dios, tenía amigos en los cuales apoyarme

Mi vida cambió a partir de ese momento. Mi interior se había convertido en un constante diálogo interno en el que se acumulaban todas mis tácticas de venganza contra Frank, y la relación con mamá se estaba volviendo más complicada, ya que ella solo se dejaba guiar por lo que veía, y no hacía preguntas de ningún tipo, aunque no estaba lista para contestarle con la verdad

—¿Cómo es posible que Diana y tú tengan la misma sangre? —pregunté con un ligero toque de sarcasmo en mi voz—. Ella es un ángel, y tu eres lo más parecido a un engendro del mismísimo diablo —insulté sintiendo mi sangre correr rápidamente en mi sistema —. ¿Estás seguro de que es tu hija?

Frank solo permaneció en silencio, soltando una risita estúpida, de esas que dejaba escapar cuando sabía que ya había logrado desconcentrarme y arruinar por completo mi día

—Papá, sabes que no puedes comer eso. Es malo para tu salud —regañó Diana entrando a la cocina, mirando con desaprobación el plato de papas fritas bastante abundante que se desbordaba en el plato de su padre

—No te preocupes, hermosa —tranquilizó a su hija dándole un beso —. Yo puedo con esto y más —le aseguró —. Además, recuerda que estoy así por una paliza que un delincuente irrespetuoso me dio —gruño mirándome de reojo

—Cierto —recordó la chica luciendo disgustada —. Ojalá que donde quiera que esté ese bastardo yo no me lo encuentre. Porque si lo llegara a encontrar me encargaría de que se pudra en la cárcel, y estoy segura de que allá lo dejarán peor que lo que te hizo a ti —afirmó con mirada de odio —¿Cómo es posible que haya gente capaz de golpear así a una persona mayor? Eso merece un severo escarmiento —comentó mirándome, haciéndome sentir incómoda

Mientras que para mí lo que hizo Charlie fue un acto heroico, para Diana era un acto de vandalismo realizado por alguien que no tenía sangre en las venas. Un vulgar asesino que intentó matar a su padre, y que merece ser castigado

Y en ese momento imaginé lo que pasaría si supiera la verdad

Ella no me perdonaría jamás

Mi teléfono vibró en mi bolso, anunciando un mensaje de Jenna

"Tienes que venir ahora" —envio Jenna con un emoji guiñando un ojo. Esperé otro segundo mientras se enviaba otro mensaje —. "Tenemos jefe nuevo..... Y es sexy.... Muy sexy

El amor de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora