Especial: Las vacaciones de los hermanos demonio parte 2

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Estaba todo oscuro. No podía ver dónde estaban mis hermanos. Pero podía escuchar sus pasos caminando al lado mío.

- ¿ De quién fue la brillante idea?- pregunto Meliodas malhumorado.

- Mía no, yo quería ir a la playa- dijo Estarossa defendiendose.

- Pues  tampoco es mía, porque yo  quería ir a una taberna.- dijo Meliodas.

Sentí las miradas de ambos en mí.

- Ni me miren. Si fuera por mí nos hubiéramos quedado en la cabaña- les dije sin mirarlos.

- ¿ Entonces de quién fue la idea?- preguntó Estarossa confundido.

Nos quedamos en silencio un poco.

- Pueeees...- me detuve un segundo pero luego seguí- ... De Zeldris, él quería verlo.

No podía ver por lo oscuro que estaba pero estaba segura que la mandíbula de Meliodas había tocado el suelo de tanto abrirla.

-¿ Dejaste que un niño que apenas sabe hablar eligiera el destino?- me preguntó incrédulo.

- Sabe hablar. Solo que a su manera. Y no pude resistirme. Me miró con esa cara que hace que me derrita. Hace su cara y estoy en sus manitos- le dije a Meliodas defendiéndome mientras acariciaba la cabecita de Zeldris, que estaba apoyada en mi pecho mientras lo cargaba.

- Esto es ridículo- dijo Meliodas.

- Si tú fueras el de la idea no te parecería...- nos detuvimos cuando escuchamos un gruñido.

Nos detuvimos en seco.

- ¿Ángela tú me soplaste la nuca? - me preguntó Estarossa.

- No- dije con un susurro atemorizado.

- Estarossa tú me lamiste mi pierna- dijo Meliodas.

- No- dijo en un susurro atemorizado.

- Bueno chicos, no hable, no se muevan, y si pueden no respiren.- nos quedamos en un profundo silencio. Si teníamos suerte él pensaría que no estábamos aquí y volvería a dormirse. Pero algunos planes no pueden ser perfectos.En ese momento Zeldris despertó y empezó a llorar a lágrimas y gritó vivo.

- Zeldris, cariño, silencio, tranquilo estoy aquí- trate de tranquilizarlo.

- ¡ Ángela calla a ese niño antes de que yo lo haga!- dijo Meliodas enojado.

En ese momento de la nariz del sujeto que vimos a ver salió fuego, estaba exalando. La caverna se iluminó y ahí, frente a nosotros el dragón durmiente. Que acabamos de despertar. Y al parecer él no está muy feliz de eso.

Él y su grigantesco tamaño.

Y su enorme boca con grandes dientes...

- Atrás de mí, lo voy a convertir en dragón rostizado.- dijo Meliodas creando una llama oscura en su mano.

-¡ No Meliodas!¡ Están en peligro de extinción!- le dije tomando su mano

Él todo los ojos.

- Entonces que dices que hagamos porque si no te has dado cuenta nosotros también estamos en este momento en peligro de extinción- me dijo.

- O eso es fácil- dije con una sonrisa. Tome la mano de Estarossa y empecé a correr hasta la salida- ¡¡¡ CORRER!!!

Escuché a Meliodas correr detrás de mí.

Corrimos todo lo que nuestros pies nos permitieron.

El dragón nos perseguía.

Si eso no fuera ya malo. Zeldris comenzó a reír y a estirar sus manitas hacia el sujeto que nos quiere devorar.

La hermana mayor de Meliodas 2: El renacer del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora