|00. THE BEGINNING

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Albus se secó el sudor de la frente y apartó unas lágrimas que amenazaban con salir de sus mejillas. Las palabras de Lily diciendo que lo odiaba seguían resonando en sus oídos. Le dolían y mucho.

El avión había aterrizado hacía un par de horas y él se encontraba en un nuevo país, lejos de sus seres queridos, su vida y con tan sólo una valija, su varita, un par de euros y galeones. Se regañó mentalmente por no haber planeado su huída con mayor detalle y, tras salir del aeropuerto, empezó a caminar sin rumbo.

Las calles de Nueva York le parecían imponentes a Albus y, según él, no se podían comparar con las de Londres, las cuales eran insignificantes a su lado. Quedó maravillado con los altos rascacielos, el Central Park y hasta el puente de Brooklyn le parecía hermoso.

Después de mucho caminar, decidió buscar un lugar dónde dormir, ya que no le agradaba la idea de tener que pasar la noche en un banco de plaza. Un pequeño hotel en las afueras de Brooklyn le llamó la atención; en realidad no lo hizo, sólo que, con la poca cantidad de dinero que tenía encima era lo único que podía pagar. Entró al edificio justo cuando gruesas gotas de lluvia comenzaban a caer.

Desde el mostrador, una mujer corpulenta y de rostro severo no dejó de mirarlo hasta que se acercó a ella.

—Disculpe —dijo Albus a modo de saludo— ¿tiene alguna habitación disponible para quedarme por un par de noches?

La mujer lo miró de arriba a abajo. Albus tardó un buen rato en darse cuenta por qué: El aspecto del azabache era muy diferente al ambiente en el que se encontraba. Llevaba una camisa y pantalones de vestir e iba muy arreglado, mientras que al hotel le faltaba muy poco para ser considerado una pocilga.

La recepcionista apartó su mirada del chico y sacó un grueso libro que, al dejarlo caer sobre el mostrador levantó una gran nube de polvo.

—¿Nombre y apellido? —dijo monótonamente.

—Albus Potter —ella lo miró por unos segundos y escribió el el libro.

—¿Cuánto tiempo piensas quedarte?

Él se quedó en silencio. Nunca se había puesto a pensar exactamente cuánto tiempo estaría escondiéndose de su familia. Se dio cuenta que tenía que responder rápidamente ya que la mujer comenzó a tamborilear con los dedos.

—Un mes —contestó automáticamente.

Tras hacerle un par de preguntas más, Albus tuvo que pagar todo por adelantado. La mujer le dio un recibo y la llave de la habitación y le indicó que suba hasta el segundo piso, hasta el final del pasillo.

Él agradeció y siguió sus instrucciones. Mientras subía las escaleras, miró el recibo y ahogó una risa. La mujer había puesto “Albus Potah”. El hecho de que nadie lo conociera allí lo divertía mucho. Abrió la puerta de la habitación número diecinueve y entró.

Era un cuartito pequeño con un baño y una cocina en una esquina. Para lo que había pagado, se dijo, no estaba nada mal. Con el tiempo podría conseguir algo mejor.

Ni bien se tiró en la cama, alguien golpeó su puerta. Un poco molesto se levantó a abrir y puso su mejor sonrisa falsa.

—Buenos días —saludó efusivamente una chica de cabellos oscuros—. ¿Tendrá por casualidad una tacita de azúcar?

La chica era bastante alta y, cuando reía, en sus mejillas se formaban dos hoyuelos. Albus la miró confundido y la chica soltó una carcajada.

—Acabo de llegar —dijo Albus—. No tengo nada de azúcar.

—¡Vamos, Gwen! —rió un chico apareciendo por la puerta de la habitación de enfrente—. ¡Deja de molestar a cada vecino nuevo!

—Le quitas lo divertido a todo, Cam —protestó ella y luego se dirigió a Albus quien observaba la escena sin entender nada—. Disculpa por molestarte —sonrió—. Soy Gwen Harris.

—En realidad se llama Gwendolyne —la interrumpió el chico al que había llamado Cam. Gwen lo fulminó con la mirada y siguió hablando.

—Y ese idiota es Cameron Brown. ¿Eres nuevo aquí?

—Vengo de Inglaterra. Soy Albus Potter, por cierto.

—¿Y qué desafortunado acontecimiento te hizo caer en este lugar? —preguntó Cameron.

—Era esto o dormir en la calle —rió Albus.

Ambos chicos estaban comenzando a caerle bien. Gwen le hacía acordar de alguna forma a su hermanita y eso le dio una punzada de arrepentimiento. Por un momento extrañó Londres. Pensó también que Cameron se podría llevar bien con cualquiera de sus primos y que si entrara a un local de Sortilegios Weasley se volvería loco.

—Vivo aquí en frente —dijo Gwen—. Si quieres una amiga puedes llamar a mi puerta cuando quieras, tengo el sueño muy liviano.

—¿Viven juntos? —preguntó Albus curioso.

—Gracias a Dios no —suspiró aliviada y Cameron hizo una seña de que le dolió, dramatizando mucho—. Este pesado no tiene mejores cosas para hacer y viene a molestarme. El día que no lo haga me preocuparé por él.

—Tú sigue hablando de esa manera, Gwen —la interrumpió su amigo—. Pero yo se que en el fondo te mueres por mí.

Albus rió seguido de Gwen.

—Bueno, extranjero, ya sabes. Si necesitas algo, sólo llama a la puerta.

Tras eso, Gwen y Cameron se despidieron de él y volvieron a entrar a la habitación de la primera. Albus sonrió cerrando la puerta detrás de él. Tal vez empezar de cero no iba a ser tan malo después de todo.

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Y con ustedes... ¡Wrong!

Hermosuras, I'm shocked. ¿Vieron el partido de Corea del Sur y Alemania? O sea, Alemania quedó fuera en fase de grupos... I can't believe it.

Btw, ¿Qué les parece el primer capítulo?

Kisses <3

3. | WRONG ~ Albus SeverusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora