|14. MY SHADOW

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Diez días después del ataque de pánico de Gwen, las cosas estaban un poco más calmas, aunque todo seguía siendo un desastre.

Cameron seguía negándose a ver a la chica, aunque esta le había rogado miles de veces (por medio de Albus, claro) que pasara por su casa para arreglar las cosas. Con Luka, no había hablado mucho más del casi beso que habían compartido ya que el castaño estaba rindiendo sus exámenes finales en la universidad y no tenía mucho tiempo libre para pasar con Albus. El azabache pasaba entonces, las tardes luego de salir del trabajo, solo en su casa y de bastante mal humor y, como Gwen era a la única que veía casi todo el tiempo, se desquitaba con ella.

Albus aún sentía que alguien lo vigilaba. Cuando salía del trabajo hacia la parada del autobús, cuando entraba a su departamento, hasta mantenía la ventana cerrada todo el tiempo… se estaba volviendo un poco paranoico, y eso lo preocupaba aún más que su perseguidor. Pero eso sí, estaba seguro que no era imaginación suya, que había alguien que seguía cada uno de sus movimientos. Y eso fue lo que le confió a Cameron cuando este lo había invitado a su casa para que se despejara un poco.

—¿Qué harías tú si sintieras que alguien te sigue a todas partes? —preguntó Albus acostado en el suelo de la habitación de su amigo con las piernas sobre la cama.

—¿Algo así como un acosador? —Albus asintió—. Me aseguraría que no me estoy volviendo loco.

El azabache rodó los ojos.

—No me estoy volviendo loco, podemos dejar eso muy en claro —respondió—. Hay alguien que me sigue a todas partes, puedo sentirlo.

Cameron dejó de girar en la silla de escritorio y lanzar la pequeña pelotita de tenis contra la pared para mirar a Albus. Su mirada burlona había desaparecido y ahora lo miraba serio.

—¿Intentaste ir a la policía? —Albus lo miró enarcando las cejas, como si estuviera loco. ¿En serio había preguntado eso? Cameron rápidamente se corrigió y negó—. Tienes razón, nunca te creerían. ¿Hace cuánto tienes ese presentimiento?

—Poco menos de un mes —aseguró el mago. Cameron se quedó pensativo nuevamente, pero Albus le restó importancia al asunto—. Deja, puede ser imaginación mía. A lo mejor no es nada…

Cameron se encogió de hombros y volvió a dar vueltas en la silla de escritorio. Albus lo observó durante un tiempo, hasta que este volvió a hablar.

—¿Hablaste con Luka? —preguntó.

Albus negó en silencio. No quería hablar de Luka cuando ni siquiera él sabía qué debía hacer. ¿Tenía que llamarlo? ¿Esperar a que él lo llame? ¿Desaparecer de la faz de la Tierra? ¿O ir a buscarlo a su casa con una caja de chocolates y besarlo?

—Gwen se mudó con Peter —soltó para evadir el tema de su novio, aunque Albus no sabía si llamarlo así, porque nunca habían hablado del tema, más bien Luka se había autoproclamado de esa manera.

Cameron casi se cae de la silla y la pelotita de tenis le golpeó en la cara. Albus tuvo que reprimir una risa cuando Cameron se empezó a sobar la nariz.

—¿Cuándo? —preguntó finalmente.

—Ayer.

Para sorpresa de Albus, el chico se encogió de hombros.

—Bien por ella —dijo ante la mirada incrédula de Albus. ¿Dónde había quedado el Cameron que estaba enamorado de su mejor amiga?—. Es lo que yo haría en su lugar —antes de que el azabache pudiera replicar, Cameron lo detuvo—. Quita esa cara, inglesito. ¿Te sorprendió mi reacción? ¿Qué esperabas? ¿Que empiece a gritar y a romper todo? No, en la vida hay que saber cuando retirarse de la batalla, y mi guerra ya terminó.

—Entonces —preguntó Albus ignorando las metáforas que había usado su amigo—, ¿no más Gwen?

—No más Gwen, inglesito —sonrió él—. Además, estoy viendo a alguien y creo que me gusta.

Eso fue todo lo que Albus pudo averiguar acerca de la misteriosa chica de Cameron. Por más que preguntó e insistió, el chico no le dio más información y Albus se terminó yendo a su casa derrotado. Para su alivio, el acosador no apareció en todo el camino y pudo llegar feliz y tranquilo hasta su departamento.

Al entrar, todo el desorden que había acumulado los días anteriores lo hizo estremecerse. Albus sabía que debía limpiar todo inmediatamente, pero no tenía ganas de hacerlo. Finalmente, utilizó el sentido común, él era un mago ¿verdad?

Albus sacó la varita del bolsillo y con un simple movimiento todas las cosas volvieron a su sitio. Oyó un ruido de platos rotos en la puerta que lo sobresaltó y se dio vuelta rápidamente. Gwen lo miraba con los ojos desorbitados y una expresión de terror en el rostro.

Albus supo que la había cagado.

—¡Obliviate! —exclamó sin pensarlo.

Gwen se desmayó.

El pánico invadió a Albus. Con mucho cuidado levantó a la castaña y la llevó hasta su casa. Agradeció al hecho de que dejara la puerta abierta y que Peter estuviera trabajando para dejar a la chica en su cama y volver rápidamente a su departamento como si nada hubiera pasado.

Lavó su rostro con agua fría para tranquilizarse y despejar su mente y dejó de lado el tema de que Gwen casi descubre uno de sus mayores secretos, para decidir que iba a ir a la casa de Luka para aclarar de una vez por todas sus sentimientos.

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Hola hermosuras! Les traigo un nuevo capítulo con un poco de spam.

Acabo de publicar una nueva historia que está en mi perfil, pueden pasar a ver, si quieren.

Dejen su opinión sobre el capítulo, amores. Los quiero <3

3. | WRONG ~ Albus SeverusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora